15 - Nunca me enamoraría de ti

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—Sólo estaba- —decía mientras seguía mirándome y sentí como mi cara se puso roja. 


—¡Fuera! ¡Fuera! —grité y Ji Min salió rápidamente. Me miró de arriba a abajo. Vale, no desde arriba pero desde el pecho, pero aún así me miro como si fuera algún pedazo de carne. 


Rápidamente me vestí y no me molesté en secarme el pelo. Quiero saber por qué está aquí y por qué ha entrado en nuestra casa sin permiso. Bajé y vi a Ji Min sentado en el sofá viendo la televisión. Se veía muy cómodo, como si la casa fuera suyo. 


—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté y Ji Min levantó la mirada hacia a mí. Su cara d ha e sorprendido ha desaparecido y es reemplazado por uno travieso. 


—Me aburro —dijo y solo me quedé mirándole. Estaba esperando a que dijera algo más pero él solo se me quedó mirando.


—¿Y? —pregunté.


—Oh, ya está. Me aburro —contestó y fruncí el ceño. 


—¿Por eso pensaste en entrar sin permiso en nuestra casa? ¿Cómo entraste?


—La puerta estaba abierta, ahora que lo recuerdo, ¿por qué dejaste vuestra puerta abierta? ¿Y si alguien más hubiera entrado? ¿Sabes lo estúpida y muerta que serás si algún loco hubiera irrumpido aquí? Estúpida. Muerta —dijo e hice una mueca. 


—¿Por qué te importa que no haya cerrado la puerta? No es asunto tuyo.


—Eres mi asunto, Ji Ah —dijo y me puse roja. 


—¿Qué? —dije y él soltó un suspiro. Sonó un poco dramático.


—Vale. Estoy aquí porque te extraño nena, solo quería verte —dijo haciendo pucheros y abrí los ojos ampliamente. 


—¿Perdona? —dije y siguió haciendo pucheros.


—¿No me has extrañado? Porque he estado extrañándote todo el tiempo desde que hemos estado separados —dijo y me atraganté. Oh Dios mío. ¡Este idiota!


—¿Lo dice en serio? —dije mirándole y solo me miró con sus ojos de cachorrito. Entonces decidí entrar en su juego. Le sonreí dulcemente.


—Por supuesto, te extrañé. Te extrañé muchísimo —dijo Ji Min y me acerqué a él. Le agarré del brazo y le acaricié hasta la mano. Tomé su mano y le jalé para que se levantara. Le di una sonrisa seductiva. 


—¿Sabes que quiero hacer ahora contigo ahora cariño? 


—¿Qué? —preguntó y sonrió. Sonreí y me acerqué más. Lentamente acerqué mi cara a la suya y él se quedó inmóvil. Miré sus labios y luego le miré a los ojos.

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