Capítulo 33

51.2K 7.6K 3.1K
                                    



De antemano gracias por sus comentarios :)

-------------

Andrea

Aún no toco el croissant sobre mi plato ni bebo mi café. Papá, por el contrario, va por su segunda taza. Pasan minutos en los que solo nos miramos sin decir nada..., recordando, creo. O al menos yo recuerdo. Éramos unidos. Prefería pasar más tiempo con él que con mamá. Papá me enseñó a montar bicicleta, atar las agujetas de mis zapatos, pintar sin salirme de las líneas. Papá me enseñó todo.

También me aconsejó tener cuidado con los chicos.

Cuidábamos el uno del otro. Cuando mamá salía temprano a trabajar le ayudaba a preparar el desayuno. Contaba conmigo más que con Enzo. Hablábamos de todo. Del mismo modo le presenté a Sebastián y le cayó bien.

Hasta ahí recuerdo.

—Oliver parece un buen chico —dice—. O al menos lo parece en televisión.

¿En serio dice eso justo ahora? ¿Hoy? Exhalo con fuerza.

—Se esfuerza —sonrío.

—Sé que han pasado por mucho —añade al ver mi reacción.

—Estás... bastante al tanto —Me doy cuenta y no sé cómo sentirme al respecto.

—Tu madre me ha contado —Le incomoda admitirlo.

—No sabía que hablaban.

—No tiene mucho... Quería saber cómo estás.

Insisto en no saber cómo sentirme al respecto y se lo hago ver:

—¿Por qué hasta ahora?

—Tenía vergüenza. Yo... no me sentía con derecho a preguntar. Y si tienes tiempo quisiera explicarme.

—Adelante —acepto. ¿Por qué no? Es mi padre. Mi relación con él es una asignatura pendiente.

Verlo me sorprendió. Lloré desde el primer momento. Nunca nos despedimos... Ese día, la tarde en que mamá y yo partimos, se encerró en la oficina que tiene en casa. Papá es Contador público. Vinimos a una cafetería. Mamá me espera afuera mientras hablamos.

—Tenía miedo, Andrea —comienza—. No supe cómo reaccionar. Te veía como mi pequeña... mi ángel... mi princesa. No fue fácil ver que... La gente de la oficina se acercaba para darme consejos: matar a ese hijo de puta, enviarte a un internado... sacarte del país. Nadie te quería ver: amigos, familia, vecinos... Y cuando lo hacían, veía en sus caras el asco, la indignación..., el no saber cómo tratarte. Me sentí humillado —Escucharlo duele—. Me miraban con pena. ¡Ponían su mano sobre mi hombro para consolarme! —Duele mucho—. Y otros se reían de mí a mi espalda. Me enojó imaginar a mis amigos... —No consigue terminar la oración—. Tu hermano de igual modo perdió a muchas de sus amistades.

»Te quería esconder... De ser solo mi decisión no hubieras salido de nuevo en público nunca más —llora—. Que ése chico enviara el vídeo a todo el que te conociera fue...

Terrible. ¿Quién mejor que yo para saberlo?

—Me aterraba pensar qué sería de tu vida —continúa—. Si encontrarías un buen trabajo, una pareja, amigos... Tenía miedo —repite—. Tanto que... que no me pasó por la mente, no analicé, no reflexioné —Aprieta sus manos en puños mostrando estar molesto consigo mismo—..., cuánto debía estarte doliendo a ti todo —termina—. No pensé en tu propio miedo.

La buena reputación de Oliver Odom ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant