Capítulo 1

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Bienvenidos a la continuación de La mala reputación de Andrea Evich. Es importante leer esa historia para comprender el contexto de esta. La encuentran aquí en Wattpad escribiendo el nombre en el Buscador o yendo a mi perfil c:

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Son las ocho de la mañana en Ontiva, el día está soleado y el tráfico circula bien. Mi nombre es Zoe y les dejo con Tu falta de querer de Mon Laferte.

Acomodo de mejor forma el teléfono en mi bolsillo con la radio sonando y empiezo a mover de izquierda a derecha mis caderas.

Hoy volví a dormir en nuestra cama y todo sigue igual, el aire y nuestros gatos nada cambiará... —susurro, recibiendo de las manos de tía Su una caja. Ella también mueve su cabeza y sus hombros al ritmo de la canción. Somos las últimas en la cadena humana que formamos con la abuela, mamá y tres señores de la empresa de mudanza—. Te quiero ver, aún te amo y creo que hasta más que ayer...

—¿Ya son las últimas cajas? —escucho que pregunta de lejos mi abuela y mamá hace un gesto afirmativo en su dirección. Ya casi terminamos de trasladar todo.

—¡VEN... Y CUÉNTAME LA VERDAD.... —gritamos tía Su y yo cuando la canción llega al coro, haciendo que mamá y un señor dejen caer sus cajas.

—¡Su! —regaña mamá a mi tía y las dos reímos—. ¡Andrea, tú también! —señala en respuesta a mi risa y le lanzo un beso para que nos disculpe.

Entramos a la ciudad a las tres de la mañana y el camión de mudanza se estacionó en el aparcadero del Centro comercial Pradera dos horas después. Bajamos con precaución todo, ya que no trasladamos cualquier cosa, todo dentro de las cajas es material frágil: vestidos, tocados, tiaras, maniquies, cristalería de primera categoría, centros de mesa, ramos, manteles, sobre manteles, velas... ¡Es tanto!

El Cisne empezó como un negocio familiar modesto: tía Su ajustando a última hora vestidos para sus amigas, la abuela ayudando a organizar eventos por iniciativa propia y mamá, siendo agente de viajes, aconsejando sobre cuáles son los mejores lugares para casarse o pasar una luna de miel. Paradójicamente, al irse divorciando cada una tuvieron más tiempo para aceptar actividades nuevas y de esa forma El Cisne pasó a ser prioridad. La sede primero estuvo en Deya, por lo que al vivir mamá y yo lejos ella viajaba constantemente. Sin embargo, al aceptar yo mudarnos, todo resultó más fácil.

Siete años después estamos de regreso.

Cuando un negocio crece lo normal es tratar de expandirte. Por ello, dejamos una encargada en Deya y retornamos a Ontiva dispuestas a estar en todos lados; por lo que, para empezar con el pie derecho, la abuela rentó un local en el Centro Comercial Pradera, uno de los más grandes de la ciudad.

—Sí, necesitamos la pintura pronto —dice mamá al teléfono. El resto continuamos acomodando cajas dentro del local—. Hoy remodelamos... mañana iniciamos oficialmente actividades... Púrpura, negro y blanco hueso —explica—. Sí, lo que quedamos. ¿Le enviaron nuestro manual empresarial? ¿Su, se lo enviaste? —pregunta a mi tía y ella asiente—. A las diez entonces, El Cisne, Centro Comercial Pradera, Local 12, frente a la librería Café y letras... Sí, ahí estamos. Hasta luego... Es increíble cómo lo que es prioridad para uno es nada para otros —se queja mamá al colgar.

—Tenemos todo el día y ellos van a pintar —trata de tranquilizarla la abuela, señalando a los señores de la mudanza dónde colocar todo. Aún así mamá sigue nerviosa. 

La buena reputación de Oliver Odom ©Where stories live. Discover now