Capítulo 25

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Andrea

Largo al factotum della citta, Largo!
La la la la la la la LA!
canta Oliver haciendo movimientos exagerados a la vez que hace girar el hot cake sobre la sartén—; Presto a bottega che l'alba e gia, Presto! La la la la la la la LA!

Bostezo ahogando una risa. Me mira, lanza un beso igual de sonoro y le saco la lengua.

—El mío que tenga nueces —exijo—. Me-lo-merezco. Casi me quedo sin cadera anoche —Me mira sin culpa.

—¿Por qué Oliver está cantando ópera? —pregunta Boris al entrar a la cocina.

—Así es después del sexo —bufo, colocando mis manos sobre mi nuca para hacer ejercicios que me ayuden con esta torticolis. Dormí «mal»

—¿Sexo? —Nos mira con duda—. ¿Eso hacían? Pensé que jugaban Jumanji.

—Somos un poco intensos —Arrugo mi nariz con incomodidad.

Ah, che bel vivere, che bel piacere, che bel piacere, per un barbiere di qualita!, di qualita! —continúa cantando Oliver

—¡La exageración! —Lo regaño, pero estoy riendo.

—Ahora sé por qué la extrañabas —Le codea Boris y Oliver lo coge del brazo para dar vueltas juntos.

Ahime, ahime, che furia! Ahime, che folla! Uno alla volta...

—Y me encontraste cansada —digo, con orgullo—. Péscame en un día libre, como hoy —Hago una mirada significativa—, y hasta te bailo.

Oliver detiene su celebración para mirarme un segundo. Parece niño descubriendo la Navidad.

Intenta cargar a Boris.

Figaro qua, Figaro la, Figaro qua, Figaro la,
Figaro su, Figaro giu, Figaro su, Figaro giu
—canta.

Vuelvo a reír.

—Andrea, esas no son palabras para una señorita decente —Me «regaña» Boris.

—A Oliver no le gustan las señoritas decentes —defiendo cogiendo del frutero una manzana en lo que están listos mis hot cakes.

—No, no me gustan —secunda Oliver acercándose para besarme. Tengo puesta la camiseta de Superman que le regalé haca día y él una similar que compró meses antes. Tendremos que buscar de Marvel para no repetir constantemente a los mismos superhéroes.

—En la próxima tú eres Peter Parker y yo el doctor Octopus —decido.

—No, yo seré el doctor Octopus —negocia Oliver mostrándome uno tras otro sus dedos—, si sabes a lo que me refiero —Le sigue una enorme sonrisa.

—Oliver Odom, tú eras el chico bueno —Lo empujo, aunque inmediatamente lo acerco de nuevo para darle besos. 

—No coman pan frente a los hambrientos —Se queja Boris, cabizbajo.

—¿No te fue bien con tu chico? —Me pone triste saber que no del todo bien.

—Ya tiene a alguien más. ¿Por qué creen que sigo aquí?

Ahora soy yo la que se muestra cabizbaja. 

—Pensé que para no extrañarnos —bromea Oliver y lo pellizco.

—Los lunes no trabajo —digo a Boris—. Oliver y yo iremos de picnic por si quieres venir. También podemos invitar a Aaron y Porky.

—¿Porky? —dice Boris dando un paso atrás. Palideció.

La buena reputación de Oliver Odom ©Where stories live. Discover now