F O R ⚡️

190 12 12
                                    

Miró un vaso ubicado cerca de mis ojos con cierto regocijo.

Veo las gotas caer dentro de él y en cuestión de minutos se llena a la mitad de esa cristalina sustancia.

Me da una impaciente curiosidad y no puedo evitar mirar sobre el. Entonces me doy cuenta de que en el reflejo del agua veo tu rostro.

Y aquellos hermosos orbes de los cuales me había enamorado.

Extiendo mi brazo y con un limpio golpe lo tiró de la mesa, haciéndolo añicos en el piso.

Me prometí a mi mismo que jamás volvería a recordar tu rostro y mucho menos tus ojos.

Ya han pasado dos meses desde tu muerte y juro por todo lo que me queda que no puedo dejar de escuchar tu voz dentro de mi cabeza. No puedo. Cada noche, cada mañana, cada segundo de mis días me recuerdan a ti.

No cabe duda de que me estoy volviendo loco.

Al principio fue difícil. Recuerdo haber visto tu cuerpo sin vida tendido en la alfombra. Tu precioso rostro teñido de sangre mientras era adornado por una sonrisa de esperanza. Y tus ojos los cuales ya no conservaban luz.

Me fue difícil deshacerme de tu cuerpo, pues no quería dejarlo ir. Pero cada vez que pisaba la sala puedo jurar que la tétrica sonrisa en tu rostro impacientaba a mi débil alma. Por lo que tuve que desfigurar tu rostro con una arma blanca para así no poder verlo jamás.

Entonces la peste se adueñó de nuestro hogar. Tu cuerpo ya no podía seguir manteniéndose en buen estado y empezaba a convertirse en un problema para mi. Lamento decirte que tuve que tomar medidas drásticas. Corte cada pedazo de carne que poseías. Lo corte en diferentes formas y tamaños hasta que ya no hubo más. Guarde cada residuo en pequeñas cajas de madera que se usaban en las mudanzas y en un día por la mañana las tomé todas, las transporte y las quemé en un prado cerca de la ciudad. Vaciando tus cenizas en el húmedo pasto y en las tiernas flores que apenas brotaban de él.

Recuerdo que en aquel prado fue donde nos entrelazamos por primera vez, el lugar donde nuestra promesa de amor empezó. Supuse que te haría feliz saber que tus cenizas yacerían en un lugar tan especial. Una melancólica sonrisa adorno mi facciones de tan solo imaginar tu alegre rostro al saber de esto.

¿Pero cómo fue que logre descuartizarte de tan profunda forma?

Querido, yo no quiero ir a la cárcel.

Creo que esa en una muy buena razón para excusar mis actos.

Pero ahora me doy cuenta de que nunca existió razón alguna como para dañarte de esa forma.

Me di cuenta de eso demasiado tarde, pues supe que te amaba cuando te perdí.

Pasaron los días, las horas, los minutos y la gente empezó a percatarse de tu ausencia. Agradezco que no conocieras muchas personas pues eso hubiera hecho de mi trabajo más difícil. Realmente me reí al saber que mi queridos suegros ni siquiera se preocuparon por ti pero si te soy sincero me sorprendí demasiado al ver que Jimin fue el primero en preguntar por tu ausencia.

-¿Jungkook?- había preguntado una vez que me lo topé en la parada del metro- Es un gusto volverte a ver. ¿Sabes por que Taehyung no contesta las llamadas? He estado marcándole desde hace mucho tiempo y siempre me manda al buzón...

-Nos separamos.

-¿Qué?- preguntó el más bajo con inocencia.

-Como escuchaste, nos separamos. Encontró a alguien de otro país y se fue con el para siempre.

-Qué bien- y supongo que eso no debí haber escuchado yo- Espero que esté bien, lo lamento mucho Jungkook.

Reí internamente. Lo que me había dicho Jimin esa vez sonó como un pésame. Pero tenía sentido puesto que en realidad estabas muerto.

Querido, no te asustes //TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora