Capítulo 43: Coge al toro por los cuernos.

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Otra vez Lunes, qué coñazo. Queda una semana para mi cumpleaños. Quince de abríl, llega ya.

Me sobo la sien con la frente contra el frío marmol de la barra de la cocina mientras espero que papá me haga el desayuno.

- Toma cariño – me dice el mismo tendiéndome un plato con dos tortitas americanas – ¿estás bien? - cuestiona frunciendo el ceño ante mi mirada perdida en la comida. ¿Cómo decirle que no tengo hambre?

- Sí, papá. No te preocupes – le sonrío de forma tímida y me enderezo en la silla mientras me fuerzo a mi misma a tragar un poco de esa deliciosa torta.

- Oye cariño, me gustaría salir contigo a dar una vuelta. En la ciudad de al lado están de feria, ¿te apetece? - abro los ojos como platos.

Amo salir de feria con mi padre, me hace volver a mi infancia. Me produce felicidad. ¡Maldita sea, lo necesito!

- Claro papá – exclamo realmente feliz.

- Díselo a Quique si quieres – de pronto, mi sonrisa se borra.

- Lo siento, pero te quiero solo para mi – disimulo abrazándolo. Le doy un casto beso en la mejilla y recojo mi maleta del suelo colgándola a mi espalda- ¿Mañana, pues? - él asiente enérgico.

- ¿Ya no comes más? - niego con la cabeza y camino hacia la salida de casa.

- Comeré algo en la cafetería – me despido con la mano y salgo al exterior.

Camino al instituto pienso en todo por lo general. Estos últimos días he estado pensando demasiado en el italiano y, por otra parte, también en cómo coger a Quique con las manos en la masa. Estoy harta de sentirme estúpida al pensar que me está engañando y se la pasa creyendo que no sé nada.

- ¡Johana! - miro hacia el frente encontrándome con mi prima y su precioso novio. Observo la entrada de Lorca, ¿ya estoy aqui? Wow.

Camino hasta ellos y mi prima me abraza con fuerza, demasiado contenta.

Intento respirar con normalidad.

- Hey, ¿qué significa este saludo? - se separa de mi al escucharme y me frunce el ceño.

- ¿no puedo querer a mi primita apostada? - ruedo los ojos y río junto a ella.

- Hola, Jo – me saluda Ethan. Le sonrío y le doy dos besos – cariño, me tengo que ir – le informa a Alex, quien hace un puchero.

- Te amo – dice ella antes de besarle. Instintivamente doy un paso atrás intentando excluirme de la escena. Me hace sentir incómoda.

- Y yo – ni aunque me aleje de ellos puedo evitar escuchar cómo él le devuelve la frase golpeando mi vientre.

Me hacen tanto daño las parejas felices que incluso me producen lágrimas involuntarias.

Ethan se aleja de nosotras y un estruendoso sonido sale de la puerta principal. Las dos nos giramos a ver qué lo provocó y en ese instante Cloe camina malhumorada hacia nosotras mirando hacia detrás constantemente. Luego aparece un confuso Esteban.

- Pero, ¿qué te coño te pasa Cloe? - dice él.

- Lárgate de aquí Liorel – ordena ella dando chispazos de enfado.

- No, quiero hablar conti.. - se agacha antes de que un espejo lanzado por mi mejor amiga le de directo en la cara. Esteban se echa a reír – eso son siete años de mala suerte – la pelirroja gruñe frustrada mientras este señala el objeto.

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