⚛Capitulo 2⚛

1K 96 3
                                    

-¡Oh! Perdóname, que descortés. Me llamo Christopher Vélez.- Me extendió la mano para saludar.

Miré su palma esperando que yo la tomase, y así lo hice.

-Bueno, Christopher. Sabes mi nombre.- Uní mi mano a la suya y estas se fusionaron como dos engranes hechos a medida.

El calor corporal de su mano y la varonil suavidad de su piel hicieron el rubor corriera travieso de nuevo por mis mejillas.

-Muy bonito por cierto.- Sonrió, haciendo referencia al nombre. El rojo se intensificó más.- ¿Qué tal el viaje?- Preguntó.

-Cansado.- Suspiré.- Así que si no te molesta, me sentaré a esperar a Lauren.- Dije y dejé mi cuerpo resbalar por la pared color beige hasta llegar al piso gris alfombrado. Vaya que era un lugar triste para vivir.

-¿Te molesta que la espere contigo?- Musitó.

-Por supuesto que no.- Traté de sonar casual.

Me sonrió y se sentó a mi lado recargando su espalda en aquella pared y cruzando sus piernas en el suelo. Los jeans que traía se le ajustaron más.

Desvié mi mirada ignorando el puñado de pensamientos poco coherentes que mi mente había producido.

Sentí hambre y busqué en mi mochila alguna comida chatarra que no haya terminado en el vuelo. Afortunadamente encontré un paquete de galletas de chocolate.

-¿Gustas?- Le ofrecí.

-No, gracias. Provecho.- Me sonrió. Me miraba como si fuese algo... poco común pero divertido.

-Tengo hambre.- Me encongí de hombros un tanto cohibido.

-Adelante.- Me animé a morder la galleta.

Me comí una de forma rápida y me sacudí las migas que habían caído de ella. Noté que Christopher me miraba.

-¿Extrañas Cuba?- Me preguntó.

-Un poco.- Admití.- Pero siempre es bueno un cambio.- Dije mientras comenzaba a morder la otra galleta.- Espera, ¿Cómo sabes que vengo de Cuba?- Exigí saber. Este chico si que conocía mucho de mí, cuando para mí era un desconocido total. Sin embargo no me asustó en lo absoluto.

-Lauren me lo dijo. Me habló tanto de ti.- Respondió.

-Oh.- Reí.- Espero que hayan sido cosas buenas.

-No te preocupes.- Sonrió.- Eres su amigo, ¿Qué cosas malas podría decir de ti?

-No sé, quizás que... me encanta desayunar en pijama.- Me encongí de hombros.- O que me encantan las galletas de chocolate con mantequilla de maní.

-Desayunar en pijama es cómodo.- Admitió.- Y cada quien tiene sus gustos raros, a mi, por ejemplo, me encantan los chocolates de menta.

-Eso no es tan raro.

Ambos reímos, mientras tanto, yo aplacaba el hambre mordiendo nuevamente la galleta. El sonido de nuestras risas ya no tuvo cabida al ser opacado por el grito de júbilo de una voz familiar.

-¡Erick!- Gritó efusiva esa voz femenina que tanto había extrañado.

Corrió hacia mi y se agachó para abrazarme. Apretó sus brazos al rededor de mi cuerpo y yo le respondí. Era tanto el tiempo que había estado alejado de mi mejor amiga y las conversaciones telefónicas no llenaban completamente el vacío.

-¡Pero como has cambiado!

-¿Cuál cambio? Sigo igual que la última vez que nos vimos.- Dije y me separé.

Manual De Lo Prohibido↪ Chriserick (Adaptación) [[TERMINADA]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora