11. Se lo han llevado

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Después de conocer todos los detalles  de las tres extrañas razas antiguas que se movían por el mundo, se dieron cuenta que tenían una misión por descubrir. El Tebaki de aquel templo les aseguró que tendrían que buscar al monje que los entintó y así podrían hallar respuestas. Al parecer toda su raza se comunicaba por medio de la magia, pero como estaban desapareciendo los Dihantar eran la última esperanza.

Juntos caminaban a la central de autobuses, esta vez irían a Haenam, el lejano lugar donde Yoongi había recibido sus tatuajes.

— ¡Vamos Jimin! ¡No tenemos todo el día!.

— ¡Pero hyung! — alegó el menor — ¡Estoy cansado! — Aseguró haciendo un puchero — Usted no me dejó dormir anoche, su cuerpo me aplastó y hacía mucho calor en ese abrazo. 

El mayor se sonrojó levemente y frunció el ceño, era consciente de que no era saludable encariñarse de aquella forma con el menor por el bien de Jungkook, pero no podía evitar desear estar pegado cada noche a ese esponjoso muchacho.

El celular que tenía en su bolsillo comenzó a vibrar insistentemente, un mal presentimiento se alojó en el pecho del menor quien se detuvo enseguida y al ver que Yoongi no contestaba decidió insistir. 

— Hyung... por favor responda, le deben necesitar.
— Nadie tiene este número Jimin, debe estar equivocado — respondió restándole importancia. 
— Conteste por favor — rogó sintiendo como su pecho se apretaba. 

El mayor bufó, tomando el aparato y atendiendo en seguida. 

— ¿Aló? Está equivocado no vuelva a llam-
— ¡Hyung! — gritaron al otro lado — Nos encontraron — gritó Jungkook en medio de un sollozo ahogado — Se llevaron a Namjoon hyung y ahora, ¡Vienen por nosotros! ¡Auxilio! —  fue lo último que se entendió, escuchando el teléfono caer contra el suelo y a todos del otro lado chillar presa del pánico. Era obvio a quien  pertenecían esos gritos, Taehyung y Jungkook imploraban que no les hicieran daño. Apretando fuertemente la mano de Jimin, las lágrimas se hicieron presentes. La llamada se había cortado llevándose consigo los ruegos de la persona que más amaba en el mundo. 

— No tenemos tiempo — susurró dejando fluir la impotencia que sentía — Hay que encontrar a ese maldito monje. — Aseguró jalando al menor con fuerza y rapidez mientras, limpiaba sus lágrimas con la mano libre.

Llevado por un profundo impulso, Jimin no se movió, rebatió con fuerza el agarre de Yoongi y lo volteó hacia sí. El mayor se sentía fallecer, Jungkook era todo lo que tenía, ese regalo que le dio la vida y que jamás podría abandonar. Sin meditarlo, el menor se conectó con esa desgarradora mirada, subió su cálida y pequeña mano hasta la mejilla contraria y la acarició limpiando los rastros de las lágrimas. El mayor aturdido por el suave y reconfortante contacto, mezclado con el dolor de su pérdida se movió hacia ella, ronroneando como un gatito. 

Sin premeditación, Jimin se acercó lentamente al peliblanco, empinándose, pegando sus esponjosos labios en un dulce y restaurador beso. Detrás de sus párpados y en la base de su estómago explotaban mariposas y unas palabras recientes llegaban a su mente 

"El amor mata pequeño Dihantar. Si estás dispuesto a enamorarte, tienes que estar seguro que morirás por ello, porque cuanto más ames, más tinta se irá"


¡Mis amados lectores! El siguiente capítulo será publicado el lunes 3 de junio. Me estoy preparando para una semana terrible pero quise traerles un regalito. ¡Los amo! Rían sin moderación y hasta el otro fin de semana.  

El chico del tatuaje «Yoonmin»Where stories live. Discover now