1. Sin rumbo

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Jimin caminaba por las frías calles, sintiendo el pavimento bajo sus pies. La vida se le hacía tan larga ha pesar de tener tan solo 25 años, ya había vuelto de la muerte y aún desconocía la razón. Con algo de nerviosismo arrugó el papel que llevaba en sus manos lanzándolo a la basura. Que sentido tenía buscar al monje que lo le regresó al mundo de los vivos ¿si nadie era capaz de traducir el maldito significado de sus tatuajes? Lineas, figuras y un montón de tinta que abrazaban con premura sus brazos, espalda y abdomen. Cada nuevo día notaba como la tinta se decoloraba en algunas partes y sólo podía pensar en aquellas palabras que se repetían en su cabeza como un mantra 

" Si eres fuerte y cumples tu tarea sobrevivirás cuando la tinta se haya ido" 

Pateó suelo exasperado. —¡Mierda! — farfulló, llamando la atención de los transeúntes. Extendió su cuello y desesperado miró al cielo, rogando que un maldito milagro cayera.

El viejo aparto vibró en su bolsillo, obligándolo a bajar la cabeza. 

— ¿Aló? — contestó con un hilo de voz. 

— ¡Tú! ¡Desgraciado! ¡¿Cómo te atreves a no llamar?! ¡¿Qué te has creído?! 

— ¿Kook? — preguntó frunciendo el ceño. 

— ¡¿Quién más podría ser?! Soy la única persona que se daría la molestia de buscarte. ¿Esperas que todos nos enteremos por tu madre que regresaste al país? 

— Pues... — el pelinegro rascó su nuca en el momento en que inicio a caminar de nuevo. 

— Es tiempo de volver a la realidad Jimin. Todos queremos verte y saber como estas. Desde que tomaste aquel viaje has desaparecido... — la voz de Jungkook se hizo pequeña y nostálgica encogiendo un poco el corazón de Jimin. 

— Son... muchas cosas... ha pasado mucho... de verdad...

El menor sin rastro de tristeza subió la voz de nuevo — Pues estas de suerte, tenemos una fiesta en la casa de Taehyung mañana en la noche y estas obligado a ir, ya todos saben que regresaste así que no puedes escabullirte esta vez. 

El pelinegro bufó en señal de reprobación. No tenía ni idea de como se tomarían todos la noticia de su regreso y verlo así definitivamente no ayudaría. ¿Cómo les explicas a tus amigos de toda la vida, que fuiste a un viaje en el exterior y volviste un año después luciendo como un ex-presidiario sin estar en la cárcel y a punto de morir? El grito de su nombre a través de la bocina lo trajo a la tierra.

 — ¡Jimin! No te estoy llamando para que me dejes colgado en la línea, ¡Idiota! 

— Si... si Kook — soltó exasperado — Mañana en la noche. Casa Taehyung. Anotado 

— Más te vale o iré yo mismo a sacarte de la maldita cama y sabes que no va a resultar bien. 

Una genuina sonrisa se asomó en los labios de Jimin, su hermano de infancia, nunca mentía, siempre que lo sacaba de la cama acababa empapado de la cabeza a los pies. — No faltaré — aseguró. 

Al otro lado de la línea rieron, cortando la llamada. Jimin suspiró, agachando sus hombros y posando su vista en el viejo y destartalado edificio de enfrente. Sería la quinta vez que iría a un psíquico para encontrar respuestas y que irónico era pues él se mató estudiando psicología para terminar frente de una bola de cristal. 

¡Hola a todos! ¡Esta es una idea que se me ocurrió en la ducha! jajajajajajaja. Espero les guste. No podré publicar mucho pero haré mi esfuercito para que sea al menos una vez al mes. Un abrazo y nos leemos luego. 

El chico del tatuaje «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora