Almirante

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Hoy me desperté y la miré, era tan hermosa, tan viva e irregular en su constancia que los segundos no me llegaban para un parpadeo. Solía refugiarme en su risa cuando mis oídos quedaban absortos del ruido y las palabras quedaban fuera de lugar. No era difícil de extrañar que mi boca no pronunciase sonido, ni silencio, cuando simplemente la escuchaba, ella venía y se iba dejándome las secuelas que llevaba consigo.

Juntos asumimos que las nubes no nos alcanzan sólo son bruma que abriga el cielo entre nanas y que el horizonte sólo es otro amigo que nos indica el norte y actúa como soporte de utopías. Lápiz y papel y un tic tac, un mañana y un ayer que se van entre el sueño de los grandes temas dentro de nuestra conversación. Siempre pedías al viento un ritmo por suspiro, todo por tu cordinación y cordialidad conmigo.
En todas mis noches de insomnio te quedabas despierta conmigo mimándome, queriéndome y mirándome cómo si hubiera un infinito en mis ojos y un espacio entre la ausencia.
Entre tanta controversia no se hace justo el tacto del recuerdo, ni tan siquiera de un corazón roto, cómo puede ser el propio al no poder volver a verte. Desestimo mi vuelta, nuestro reencuentro, solo afirmo mi angustia entre tanta sal mis lágrimas desenvuelvo. Diamantes de cristal, lo único que me queda de ti en un frasco.

Ella es mi bandera, quien marca las fronteras, mi luz, mi sombra, mi identidad que otros no llenan.
Usted mi señora, a la que espero ante la perra de la vida que siempre me muerde , es mi agua de la vida que mi herida desenvuelve, usted siempre será mi noción de patria, por ella siempre lucharé.

DistanciasWhere stories live. Discover now