No es tan sencillo ni tan complicado como para ignorarlo. No te rompe la calma pero si te desgarra el corazón, poco a poco, sin que apenas te des cuenta, hasta que acabas con el espacio pertinente para crear más cicatrices. Solo sientes dolor, simplemente no conoces ni recuerdas otra cosa semejante a cualquier otra sensación por sencilla que fuese.
Lo único que hago es llorar mis lágrimas de sangre, vaciar mis venas. Termino poco a poco de escurecerlas a ellas y a mí corazón. Ya no son venas, son cuerdas color serrín. A pesar de todo sigo con la esperanza de volver a llorar ese océano azul salado que en verdad sanaba. Daría todo lo que está en mis manos para volver a sentir dolor que tanto odiaba sentir, pues ya no siento nada, solo un vacío inmenso en mi interior. Sólo ahora comprendo la sensación contraria a cualquier sentimiento: la ausencia de sentir.
Y después de todo, cuando te dabas por muerta, aparece alguien que verdaderamente te mata a cosquillas y te recuerda lo que era sonreír. Alguien que te tortura a dulces besos y caricias de algodón, y te sorprende con lo que durante un tiempo muy pasado de tu vida fue llorar de felicidad. Aunque sea solo por unos indefinidos instantes recuerdas que aunque te des por muerto y lo estés literalmente, siempre vivirás en el corazón de alguien, te guste o no.
No sabes cómo ha empezado todo ni como ha terminado, sólo sabes que has pasado por ello y que ha terminado. Demasiadas personas dirían que les gustaría evitar sufrir cambiando ese pequeño detalle del pasado. Pero, ¿para qué?
Ya has pasado por ello. Recuerda, eres lo que eres por lo que fuiste y por mucho que quieras no puedes cambiarlo .
YOU ARE READING
Distancias
Non-FictionRotamos y rotamos sobre la circunferencia de nuestra no pretenciosa existencia. Ángulo por sentimiento en el grado que prefieras, retrocediendo adelantando y girándo hasta llegar a 360 (si es que llegas). Acabas descubriendo que al final todo puede...
