Capítulo 21

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Jelou.❤️️ Hoy subiré por lo menos 5 capítulos (intentaré que sean más), así que bienvenidas al maratón😎

Dedicado a AngieLowell ❤️️

Maju

*

—¿No podías mentirle? —le pregunté a Marina.

—No es tarado, Maju. Ni siquiera le tomó cinco minutos darse cuenta de con quién estabas.

Me senté en su cama, con la caja de flores a un lado. Los incidentes de las últimas veinticuatro horas me habían dejado deshecha, sobre todo porque no sabía lidiar con lo que sucedía. Exhalé y miré a Marina en busca de ayuda.

—No sé qué hacer.

—No hagas nada.

—¿Qué clase de consejo es ese?

Ella rodó los ojos y suspiró, cansada. Ya me había dicho que no quería que la pusiera en una situación como la de aquella tarde de nuevo y entendía. Tuvo que haber sido incómodo tener que mentirle a Santi sobre mi paradero y luego consolarlo cuando descubrió que estaba con Matías.

—Si estás confundida, Maju, lo mejor es que dejes que corran unos días y que las cosas se calmen. No solo porque dudo que Santi quiera hablar contigo pronto, es muy orgulloso, sino porque ni tú misma sabes qué hacer con tus sentimientos hacia él.

—Sí tengo claro que me gusta.

—Entonces díselo y pídele que tengan una relación.

—No es tan sencillo.

—Entonces no lo hagas.

—Marina...

—Escucha —me interrumpió, impaciente—, Santi ha hecho cosas geniales y lindas por ti, y también te ha hecho daño. Y tú has hecho lo mismo. Así que si quieres ser feliz de una vez por todas, sácate de la cabeza la tontería de que te va a rechazar porque ha quedado claro que le gustas, y dile que lo quieres. Si tienes miedo de tener una relación con él, entonces acláraselo y fin de la historia. Pero no puedes apostarle a él todas tus fichas un día y al siguiente retirarte del juego. No es sano, ni para ti ni para él.

Sus palabras salieron con dureza y sin compasión, clásico de Marina. Solo que no me enfadé con ella porque sabía que todo lo que había dicho era cierto. En tal caso, solo estaba molesta conmigo misma por haber fomentado que las cosas terminaran de esa manera. Ambas estábamos cansadas de hablar del tema —más ella que yo—, así que salí de su habitación bajo la excusa de que ya era bastante tarde.

Además, me venía bien un poco de soledad. Necesitaba aclarar mis pensamientos. Por lo menos Matías había salido de la ecuación y lo único que me quedaba decidir era si valía la pena buscar a Santi para aclarar las cosas o si, por el contrario, lo más sano para ambos sería mantenernos separados.


*

El fin de semana transcurrió lento y agónico; no paré de torturarme con pensamientos deprimentes relacionados a Santi; pasé más horas de las debidas viendo las pocas fotos que tenía en sus redes sociales, incluso me metí en los perfiles de sus compañeros de banda solo para ver más cosas suyas. Mientras más lo hacía, peor me sentía. Y mientras peor me sentía, con más ímpetu lo buscaba en redes sociales. Era un círculo vicioso.

Por no mencionar que escuché Un violinista en tu tejado como treinta veces el sábado —todo empeoró cuando evolucioné al segundo nivel de depresión: Rosas, de La oreja de Van Gogh—. Marina me obligó a dar una vuelta con ella y caminar para despejarme la mente, pero lo único que conseguí fue tomar unas fotos a las hojas secas y publicarlas en Instagram con una estrofa de la canción que aumentaba mi despecho.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Where stories live. Discover now