Día 12.

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No sabe cuánto tiempo estuvo demasiado drogado como para notar que las horas pasaban para él como si estas fueran minutos. Miraba a la nada y la oscuridad le arrastraba, siendo lo único que le mantenía, una pizca consciente, ser aquella luz colarse por aquella pequeña ventana a lo alto. Pero las horas seguían pasando y poco a poco, la noche volvía a caer.

Siente que fue como si una extraña capa de un electromagnetismo hubiera desaparecido. Entonces empezó a ser más consciente, y su entorno era reconocible. Lo conocía a la perfección. Había estado ahí un par de veces en las que Tyler y él se la pasaban jugando videojuegos a escondidas de sus padres.

Entonces comprendió lo que había ocurrido. Cerró los ojos maldiciendo con fuerza.

Pensó a Gerard que seguro estaría de igual modo a él, en quién sabe dónde, solo, asustado. Apretó los labios y maldijo aún más aquel día. Incluso por primera vez, odió su cumpleaños. Enserio que era una maldición, y odió aún más a Lisa O'Brien y a Tyler o Dylan, o quien fuera. No le importaba, todo era una mierda, por que el tiempo corría y no podían hacer nada si estaban atrapados de tal modo.

Si, todo era un asco.



Tembló siendo lo más valiente que podía permitirse serlo, negando y apretando los labios, siendo obligado de todas formas, con Dylan metiendo una cuchara de papilla en su boca forzadamente, lastimándole, haciéndole escupirlo. Le vio con una ceja alzada y le apuntó.

- Si vuelves a hacer eso, vas a quedarte sin comer todo un día. Y créeme cariño, no quieres obligarme a hacerlo.- Amenazó. Gerard le miraba con suma cólera sin dejar de observarle con intensidad.- Oh, vamos. Te dije que te haría muy feliz, solo déjame hacer lo que debo y abre esa boquita tuya, ¿sí?- Tomó de nuevo la cuchara con la papilla y la llevó a su boca, con este volviendo a rechazarla. Esta vez, haciendo que el recipiente con esta cayera al suelo ante el forcejeo con el castaño, con este mirándole con rabia y poniéndose de pie. Alzó una mano flexionándola y presionando los labios preparándose para golpearle. Respiró profundo sin dejar de mirarle con valentía esperando el golpe, aunque este no llegó.- No tientes a tu suerte.- Masculló bajando su mano. Gerard le vio entonces volver a hincarse hasta donde estaba sentado, quitándole entonces la camisa forzadamente. Se negó moviéndose lo más que se le permitía con el amarre en sus muñecas y sus tobillos, quemándose ante la fricción.

- Suéltame. ¡Qué me sueltes!- Gritó siendo tomado con fuerza del cuero cabelludo y detenido como si de un animal tratase. En ese momento, Dylan aprovechó arrancar su camisa por completo entonces dejándole solo con sus pantalones. Tenía el dorso descubierto ahora, y su único abrigo había desaparecido en el secuestro, al parecer.

Dylan usó los restos de la camisa para limpiar la papilla tirando después esta de lado y mirándole de nuevo. Suspiró.

- Necesito que te portes bien.- Se mordió los labios sin dejar de observarle.- Se que no podrás verlo después por qué, morirás.- Le recordó.- Pero, que ustedes mueran es lo mejor. Esa cosa solo les metió en un embrollo que no le pertenecía.

- ¿Cómo puedes hablar así de ella?- Gruñó. Dylan soltó una risita entonces suspirado al final.- ¿Dónde está Frank?, ¿crees que traicionarnos te hará mejor persona por dejarnos morir y recuperar el tiempo?

- Pienso que soy mejor persona, que cualquier otra. Estoy pensando en el futuro de la gente que se ve afectada por esto en vez de estar jugando con una muerta.- Sus ojos se cristalizaron negando.

- ¡Ella es tu madre!- Le gritó. Sin embargo parecía que aquella palabra poco efecto sufría sobre él.- ¡Y Mikey!, mi hermano me necesita, está como un vegetal por este buque, debo acabar con esto para que despierte y

En una noche de Halloween. 'Frerard'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora