Capitulo 23: "Te extrañé"

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-¿Puedes mantenerte en pie?

-Pff - bufé - claro que puedo. ¿Quieres que haga el cuatro?

Todas rieron.

-Creo que no hace falta. - sonrió Meg. Extrañamente, ella estaba en mejor estado que yo.

-Ven, vamos al auto. ¡Chicas ayúdenme! - pidió.

Yo sonreía todo el camino al estacionamiento.

Había pasado una de las mejores noches, que incluso deseé no irme.

Me replanteé en que momento deje de hacerlo. De salir con mis amigas, en plan "noche de chicas", ¿en que momento habíamos dejado de hacerlo?, no lo sabía, pero aquella noche, cuando Meg me llamó proponiendo su idea, casi chille de la alegría. Lo cierto era que lo necesitaba, de algún modo, y desde haber resuelto todo semanas antes de año nuevo; ahora, nuestra rutina era básicamente estar la mayor cantidad de tiempo juntos, el tiempo que ambos teníamos libres nos lo dedicábamos para nosotros dos. Tal vez, fue por ello que no me sorprendí al oír decir a Megan lo perdida que estaba.

Porque lo estaba.

Estaba perdida en todo sentido, no solo en la amistad. También en el amor. Y me dolía decirlo, me dolía admitir cual aburrida se había transformado mi relación con Austin, a tal punto de querer respirar. Porque no lo estaba haciendo, me estaba ahogando poco a poco en lo que nosotros creíamos "una relación segura", pero aquello era todo lo contrario, más bien, una relación tóxica, llena de inseguridades y miedos. Y creo, que ambos teníamos la culpa.

Esa noche me emborraché tanto con tal de olvidar todos mis problemas amorosos que me perseguían; desde Austin y su necesidad de estar siempre conmigo, incluso cuando ya compartíamos piso, hasta Adam, que extrañamente no había tenido noticias de él desde año nuevo, aunque oía algunos rumores, o veía algunos post que publicaba en sus redes sociales, cuando salía y la pasaba bien, divertido... parecía feliz.

Egoístamente, aquello me hacía sentir miserable. Porque sabía, muy en el fondo, que yo no lo era.

Y el hecho de que algunas de esas salidas las compartiera con mi mejor amiga no lo hacía mejor. Porque últimamente, él la veía más que yo.

Suspiro.

Los ojos se me empañan de un momento al otro. De la felicidad a la tristeza, aquella era mi estabilidad emocional, y por supuesto todo por culpa del alcohol. Aunque se dice que no siempre se debe culpar al alcohol, yo lo hacía, porque este me volvía más estúpida, sincera y llorona que nunca. Y aquello no me gustaba.

Estaba ebria a más no poder, y podía notar la mirada de preocupación de mis amigas, al verme derramar una lágrima.

-Ya le agarro el pedo emocional - oí decir a una.

Y aunque quisiera reírme, no podía.

Solo logré ver la mirada de pena de mi mejor amiga, llena de compasión.

Ella lo sabía, sabía porque estaba así, porque lloraba. Cual era el verdadero motivo detrás de esta borrachera, me conocía.

-Cass.

Entonces giré.

Recomponiéndome, o al menos lo intente.

Y allí estaba, de la nada, frente a mi. Y supliqué dentro mío que no me mirará igual que mi mejor amiga, porque entonces, no podría con ello. Sin embargo, no lo hizo.

Se veía sorprendido de mi ebriedad, y tenía ese brillo en los ojos, que solo lo podía notar, ciertas veces, en algunas ocasiones, cuando me miraba.

Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora