Capitulo 14: "Una eterna carrera"

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El tiempo esta sobrevalorado.

Hoy en día son pocas las personas que caminan por la calle disfrutando de la vista. Hoy en día son más las personas que caminan a paso acelerado, como si el tiempo los corriera, como si estuvieran jugando una carrera en la cual tienen que llegar a la meta. Hoy en día todas las personas corren, como si no hubiera un mañana, como si el tiempo se acabara. Hoy en día son pocas las personas que se detienen a tomar un café, que caminan despreocupados hablando, sonriendo, o tan solo mirando a la persona que tienen al lado.

Hoy todos corren, y corren rápido; Al igual que él tiempo. Y todos lo sabemos, el tiempo acaba, la vida acaba y tal vez, solo tal vez es por eso que vivimos en una eterna carrera.

Y me di cuenta de ello, solo por llegar a la meta.

-¡Hola cariño!

-Ey, ahí estas. - sonrió Austin frente a mi, sentado en las afueras de una de las cafeterías más conocidas de la ciudad.

Alcancé sus labios inclinándome lo suficiente como para que dar a su altura. Luego me senté frente a él.

Él se inclino hacia delante, sin borrar su sonrisa, y cortando la distancia necesaria entre nosotros, aunque había una mesa que nos lo impedía.

Le sonreí también, por un instante no dijimos nada y solo nos mirábamos como dos tontos enamorados.

-Creí que no vendrías.

Reí.

-¿Y por que creerías eso?

-No lo sé. - se encogió de hombros, luciendo aun más relajado y echándose hacia atrás. - tal vez te agarro pánico a último momento, y comenzaste a dudar y salías corriendo en busca de un amor del pasado. - elevó sus cejas, sonriendo de oreja a oreja. Yo, al mismo tiempo, hice lo mismo, sabiendo sus intenciones con respecto a aquel tema. Sólo estaba tanteando el terreno y lo había estado haciendo cada vez que tenia oportunidad durante los últimos días.

Imité su pose, sonriendo, aunque por un lado lo que más me encantaba de Austin era su cero inseguridad y sus cero celos en cuanto a terceras personas, y que todo, obviamente, se lo tomara con humor.

-Mmmh... Bueno tal vez si halla alguien del pasado ahora que lo pienso...- bajé la vista jugueteando con mi bolso, mientras podía notar los ojos de Austin sobre mi. Levanté la mirada, desafiándolo. Aquello lo estaba disfrutando

-Ni lo sueñes. - musito. Y algo me decía que no estaba jugando

Reí.

-Bueno, al menos tenia que intentarlo, después de todo has hecho bromas con respecto a Adam los últimos dos días.

-Si, lo sé- su sonrisa se había borrado, y por primera vez desde que lo conocía estaba...vulnerable. - Trato de llevar esto con calma, pero no todos los días vuelve un ex queriendo reclamar lo que es mío.

Sonreí. La manera en que lo dijo, podía haber sido algo posesiva pero en cambio, fue de lo más dulce.

Lo entendía, entendía su inseguridad disfrazada en bromas. Después de todo era la primer novia de Austin, sí, aunque sonará raro, jamás había salido formalmente con alguien y hubo tiempos en los que aquello me recordaba a Adam, pero ahora sólo podía agradecer que no exista tal pasado de Austin que apareciera de la nada a reclamar lo que es "suyo".

-¿Lo que es tuyo eh? - ironicé.

-Ya sabes lo que quiero decir, eres mi novia, no quiero perderte.

Sonreí, sus palabras eran de lo más sinceras y allí estaba, Austin, frente a mi mostrándome todos sus miedos, nuevamente, y aquello se había convertido en un habito para él, desde la llegada de Adam, aquello lo había transformado y no había dejado de decirme, demostrarme, todo lo que me amaba, cada día, con miedo a perderme. Y lo que más me impactaba en cada una de aquellas veces, era que en todas ellas, él lo decía en serio.

-Lo sé- le sostuve la mano, y él la agarro con fuerza, necesitándome. - Pero tienes que saber que yo te amo a vos, y eso no cambiará nunca.

Él sonrió a modo de respuesta y como si lo necesitará yo también; finalicé con toda la distancia entre nosotros, sentándome en su regazo, colocando mis manos alrededor de su cuello, mientras él, sorprendido por tal muestra de cariño, solo pudo reaccionar sosteniéndome por la cintura, acercándome a él. Mientras yo depositaba en sus labios el más dulce de los besos.

Él me lo correspondió, algo dudoso al principio, probablemente porque estábamos en las afueras de una cafetería un miércoles por la mañana haciendo tal espectáculo frente a todos, y como todos sabían, aquello no era propio de mi. Pero había sido un impulso desde que había empezado a decir aquellas palabras llenas de miedo e inseguridad. Y aquello era lo que hacía. Impulsarme, no pensar, no con Austin. Desde que estaba con él dejé atrás todo tipo de preocupaciones y solo respondía ante mis impulsos y aquello lo estaba haciendo seguido.

Me separé, lo suficiente como para mirarle a los ojos. Esos ojos color mar.

-Eres tonto eh.

Él frunció el entrecejo, divertido.

-Me mudaré contigo y tú solo tienes dudas.

Él sonrió ante el recordatorio, y yo ante la ironía de que ahora era él el que tenia dudas y no yo. Esta vez estaba más que segura de mis decisiones.

-Lo sé, lo siento. Sólo tengo dudas de que vos las tengas. - frunció el ceño no muy convencido de sus palabras. - No se si tiene sentido.

-Lo tiene. - sonreí colocando mi mano sobre su mejilla y acariciándola.

Y entonces mirándolo a los ojos y sin titubear le dije: No tengo dudas.

Y aquello había sido de lo más sincero.



Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora