Quince

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Esta chica es realmente valiente. —una vez que estuvo dentro de la sala otra vez junto a una bandeja con galletas y té, se sentó frente a ella y comenzó a pensar.

—Lamento haber molestado, pero ya es hora de que me vaya a mi casa, es tarde y últimamente mis hermanos se están preocupando demasiado por mí, y no los quiero preocupar. —se disculpó, luego de beber un poco de té con suma calma.—Buenas noches, qué descansen. —luego de una corta reverencia tomó sus cosas, dispuesta a salir de la casa de los Nara.

—¡Espera, espera! —Yoshino la detuvo.—No creas que te irás así, es peligroso que te vayas así y de noche además de todo. Shi-

—Planeaba ir con ella de todas formas, mamá. —murmuró, un tanto apenado al estar bajo las ordenes estrictas de su mamá.—Voy por una chaqueta y vuelvo, no se te ocurra irte, eh.

Temari asistió, sintiéndose avergonzada, pero no pudo evitar que una sensación... Repleta de calidez creciera en su pecho, sonrió internamente, sintiendo los ojos oscuros de Yoshino bajo su cuerpo.

Pasaron unos cuantos segundos para que Shikamaru se encontraba otra vez frente a las dos mujeres.

—Nos vemos.

En cuestión de minutos (y una muy larga despedida por parte de Yoshino) ambos se encontraban caminando por la calle en silencio, silencio que duró un par de segundos.

—Todo salió mucho mejor de lo esperé. —Shikamaru habló mirando el cielo con determinación.—Sabía que mi mamá me entendería, bueno, nos entendería.

—Pero falta tu papá... No sé, aunque no lo conozco tengo cierto temor de como reaccionará... —Temari aplanó un poco sus labios, metiendo las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.

—Tranquila, no te dirá nada a ti. Mamá no dejaría que eso pasara, y yo mucho menos. Si a alguien tienen que decirle algo aquí es a mí.

—Yo soy la madre de tu hijo, Shikamaru.

Shikamaru detuvo sus pasos de golpe y se quedó observando al frente como si hubiese visto al fantasma más blanco y feo de la historia, sus ojos oscuros eran amplios y su boca estaba entreabierta.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué te quedas ahí parado? ¿Viste algo?

—¿Qué acabas de decir?

Temari fruncio los labios.—No voy a preguntar todo eso de nuevo, es tedioso.

—N-No, lo que dijiste antes de eso... —murmuró, haciendo que sus ojos fueran hacia donde se encontraba Temari una vez más.

—Que soy la madre de tu hijo.

—Ella es la madre de mi hijo. —Y sonrió. Sonrió sintiéndose enternecido, feliz... Muy feliz.

—¿Y ahora por qué estás sonriendo? ¿O es que dije algo gracioso? —Alzó una de sus cejas acercándose lentamente a él, poniendo su mano sobre la frente del Nara para comprobar su temperatura.—Bueno, no tienes fiebre... ¿Qué diablos te pasa?

—Temari.

—¿Qué?

—¿Puedo abrazarte?

—¿Perdón?

—No, más bien...

—Qué sucede contigo... —murmuró, casi asustada.

—Quiero abrazarte. ¿Me dejas?

Los ojos de Temari se abrieron de forma casi desmesurada, mientras observaba a Shikamaru, quien se encontraba casi ansioso, intranquilo frente a ella. Bien, se podía ver que bromeando no estaba, hablaba completamente en serio.

Pestañeo varias veces antes de asentir con su cabeza, viendo lo siguiente en cámara lenta: Shikamaru sonrió, de una forma agradecida mientras envolvía sus brazos en la —aún— delgada cintura de la rubia, dejando reposar su mentón en su cabecita, Temari por su lado sintió su rostro arder a horrores mientras pronto, sus piernas se volvían jalea y sus manos temblaron sin control.

Sintió la inmensa necesidad de envolver sus brazos en él, y lo hizo, se abrazó a Shikamaru pegando su cabeza en el pecho de él sintiendo los acelerados latidos de su corazón.

Era una escena digna de contemplar.

—Esto te parece muy repentino, ¿no es así?

Temari suspiro, apegándose más a él.—¿Quieres que te diga la verdad?

—Por favor. —soltó una risa nerviosa.

—Me tomó por sorpresa, pero lo estoy disfrutando más que nunca. —el olor de Shikamaru se impregnó en sus fosas nasales, llenándola de calma, sentir los brazos de Shikamaru envueltos en ella, sentir su corazón latir con una fuerza casi increíble, todo eso... La hacía sentir increíblemente segura.

Shikamaru soltó un sonoro suspiro, para luego susurrar.—Ven, tenemos que irnos, la temperatura sigue bajando.

Temari quería decirle que por favor se quedaran así mucho tiempo más, todo esto del embarazo había sido realmente duro, poco tiempo había tenido para estar bien con ella misma y sentirse así de segura como estaba en ese momento, no quería soltarse se él, no solo por la calma y tranquilidad que le brindaba extrañamente, si no que era algo agradable, lo disfrutaba como muy pocas cosas.

Sin embargo, no podía dejar su típica actitud de lado, lo que ella era, por lo que solo dijo:

—Está bien, vamos.

El silencio hasta la casa de Temari fue algo incómodo y bastante evidente, sin embargo iban tranquilos, cada uno por su lado, disfrutando aún de la sensación que dejó aquel abrazo.

—Bueno... —murmuró Temari, ambos se encontraban frente a la casa de la chica rubia, ninguno decía nada, esperando a ver quién se despedía primero.—Tengo... Tengo que entrar ya...

—Sí, es mejor que lo hagas, hace frío y no puedes exponerte.

—Ve con cuidado, por favor. —pidió, de manera extraña, Temari no solía ser tan preocupada por mucha gente, pero, él es el padre de su hijo después de todo.

—Si necesitas algo sólo llámame, vendré enseguida. —metió las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y observó el suelo, luego de unos segundo observó el cielo de la noche, oscuro con unos blancos destellos como adornos.

—Es una linda noche... —susurró, el nudo de su fubanda se aflojó lentamente, algo que Shikamaru notó detenidamente. De un pequeño movimiento se acercó a ella una vez más, tomado entre sus manos la prenda, arreglándola por alrededor del cuello de Temari.—Estoy bien así...

—Tenemos que ser cuidadosos, por ti y por el bebé. —soltó un bufido pequeño.—Listo, ya basta de tanta conversa. Mejor ve a casa y descansa, duerme y cuidate, por favor.

—Estoy en mi casa, no me pasará nada malo. —una risa brotó de sus labios, era increíble lo bien que se sentía con él al lado... O cerca.—Bueno, ve. Con cuidado, y cuando llegues me avisas. —Shikamaru alzó una ceja. —¿Qué?

—¿A qué se debe tanta preocupación?

—Yo podría preguntarte lo mismo.

—Eres la madre de mi hijo.

—Y tú el padre. —puso sus manos sobre su cintura.—Este tema no tiene ninguna discusión, sólo ve a casa, también debes descansar.

Shikamaru negó repetidas veces con la cabeza, tomando el mentón de Temari, haciendo que la rubia quedara más que sorprendida, y, ante esto, dejó un suave beso sobre la frente de ella antes de irse caminando lentamente, perdiéndose bajo la miraba aguamarina de la chica y la oscuridad de aquella noche estrellada.

Lo increíble era, que ninguno quería terminar la conversación esa noche.

The father of my son┊Shikatema Where stories live. Discover now