Cinco

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Cerró la puerta blanca a sus espaldas y se apoyó en la pared —blanca también—, chaqueo la lengua molesto, ¿Por qué no podía oír a la doctora? No lo hacía por el chisme ni nada de eso, todo lo contrario, solamente quería ayudar a la chica rubia que estaba viéndose presente en su vida constantemente.

Ahora que lo pensaba bien, ni él sabía la clase de interés que tenía hacia Temari, ¿Cariño? no podía sentir cariño por una chica con la cuál peleaba la mayoría del día, la chica era linda, sí, pero su carácter no iba con la forma de ser de Shikamaru.

Suspiró, ¿Ya qué? estaba ahí, preocupado de todas formas, nada de lo que dijera en esos momentos importaba más que saber por qué Temari estaba tan... delicada el último tiempo.

—¡Señorita! —Shikamaru volteó su rostro hacia el lado derecho, la puerta se abrió de golpe, sólo pudo ver a una Temari con distintas emociones mezcladas en su rostro antes de perderla de vista cuando comenzó a correr.

Parpadeó un par de veces sin entender, la enfermera que la atendió estaba en la puerta algo agitada, le dirigió una mirada algo extraña a Shikamaru, quien la captó como un: ¡Vaya por ella, ahora!

Sin pensarlo mucho-extrañamente-, se decidió por ir detrás de ella, o al menos intentar alcanzarla, ya que había tomado un tiempo que reaccionara.

Tenía que ir con cuidado de no arrollar a las personas que iban pasando por su lado, ya que claramente estaban en un estado no muy bueno.

No se dio el tiempo para tomar aire, pero de un momento a otro se encontraba a unos pocos pasos de alcanzarla.

«¡Demonios, corre demasiado rápido!» Pensó mientras estiraba su brazo hasta la altura de su pecho, junto sus fuerzas y dio el último gran paso antes de tomar la mano de Temari fuertemente contra la suya deteniéndola abruptamente.

—¡¿Qué?! —al verla a la cara sólo apreció angustia y dolor, sus mejillas y sus ojos se encontraban rojos, las lágrimas caían de sus ojos sin detenerse. El pecho de la chica subía y bajaba poniendo nervioso a Shikamaru.

—¿A dónde vas? —articuló seriamente, no era normal que saliera así de repente.

—¿A dónde más? A mi casa. —pasó una mano por su rostro para quitar el rastro de lágrimas, imposible.

—¿Qué te dijo la enfermera?

—No es de tu incumbencia. —de un rápido movimiento logró que Shikamaru soltara su mano, lo miró con rabia dándose la vuelta hacia la salida.

—¡Oye espera! —intentó detenerla, pero ya se encontraba corriendo nuevamente, en un intento fallido de huir de todo lo que se acaba de enterar.—Maldición...

***

Maldijo enormemente viendo como sus manos temblaban, no lograba ajustar la llave sobre la cerradura, el viento movía su cabello helando su rostro, al lograr por fin abrir la puerta, entró.

El reloj que temía a la vista marcaban las 10:47 p.m lo que indicaba que había estado fuera todo el día, contando desde el momento en que corrió lejos de aquel asfixiante hospital, no había tenido ni la mínima intención de aparecerse por su casa o por la de sus hermanos.

Encendió su teléfono, le sorprendió que éste no explotara con tanta llamada y mensaje de texto no leído.

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The father of my son┊Shikatema Where stories live. Discover now