Capítulo 13 "Feliz y..."

En başından başla
                                    

Cariño, espero que cuando despiertes no estés tan adolorida. Lo de anoche fue especial. Quisiera quedarme y ser yo quien te despierte, así como lo hice en la madrugada, pero lamentablemente no puedo. Debo ir a mis oficinas en Madrid. Sin embargo, nos vemos esta noche. Tenemos muchas cosas de que hablar.

D.A.

Sonreí emocionada. Danilo me amaba. No lo decía explícitamente, pero un hombre que odia a las mujeres como él, no se hubiese acostado conmigo, no me diría "cariño" y no me dejaría una nota como esa. Di vueltas por mi habitación feliz. Guardé la nota en una de las gavetas del alféizar y salí feliz. Busqué a Sancha y le pregunte por Juan y Alberto. El primero salió muy temprano al centro de Navia y aun no había vuelto y el segundo estaba en la villa de los Ruiz Alcántara. Sancha me ofreció un te de menta y unas tostadas. Algo ligero porque el almuerzo estaría listo en dos horas.

Sancha me preguntó como me había ido en la fiesta y le relaté todo lo que vi y bailé. Callé cuando ella me sirvió la comida y el té y ella continuó con sus quehaceres.

Al terminar, limpié los platos sin que Sancha se diera cuenta y me escabulli hacia la sala. Deambule por el lugar sin saber que hacer. Estaba muy feliz y emocionada para leer un libro y sentarme en el sofá. "Si al menos uno de los hermanos estuviese aqui" pensé caminando de un lado a otro.

Cuando escuché un auto estacionarse, me asomé por la ventana y vi Alberto y a Fabiola bajarse. De repente, me atacaron los nervios. Estruje mis manos y las pase por mi cabello. Todavía no era el momento de hablar de Danilo con ninguno de los dos. O por lo menos hasta que hable con Danilo. Escuché la puerta abrirse. Fabiola venía hablando, pero cuando me vió me señaló y gritó mi nombre. Yo la miré sorprendida.

- ¡Ángel! ¡Eres la sensación de España!--- Alberto suspiró y cerró la puerta.

- ¿De qué hablas?---pregunté nerviosa

- Todo el mundo habla de ti---Fabiola sonrió traviesa---la mujer misteriosa que acaparó la atención del hombre más misogino del país---me quedé sin palabras. Fabiola reía levemente y se acercaba a mi para abrazarme. Alberto me vio con ojos divertidos.

- Sigo sin entender---susurré

- ¡Por dios Ángel!---exclamó Fabiola con una sonrisa--- a Danilo jamás se le ha visto sentado en la mesa con una mujer y mucho menos bailar, así como lo hizo contigo. Puedo decirte que todos nos quedamos con la boca abierta cuando él te sacó a bailar. Era como si ustedes dos hubiesen estado en su propio mundo. Ni siquiera se percataron que cuando comenzaron a bailar las parejas se quedaron estáticas de la impresión---Fabiola se abanico con la mano---Uff aún lo recuerdo y... uff---la miré avergonzada---creo que el salón anoche subió 30 grados por la tensión de ustedes dos--- abrí lo ojos con sorpresa y vergüenza. Me tapé los ojos y gemi abochornada.

- Ya dejala tranquila Fabi, Ángel esta muy avergonzada---mire a Alberto y él me guiñó un ojo. Fabiola rió suavemente--- bueno iré a mi estudio un momento debo atender unas llamadas del trabajo---Alberto sonrió y nos dejó a solas. Por unos instantes no quise que se fuera porque sabía que Fabiola no dejaría el tema tranquilo.

Al quedarnos solas, Fabiola agarró mi mano y me llevó hasta el sofá y me miró emocionada.

- Ahora que Al no está, dime que ocurrió anoche, porque Danilo fue otro hombre---Fabiola me sonrió alegre--- en serio, dieron mucho que hablar. Es más---saco de su bolso un periodico---en la sección de sociedad y farándula, salió un titular donde relataron lo que sucedió anoche. Mira---me tendió el periódico---hasta una foto publicaron--- observé la foto sorprendida.

- Está en español, dime que dicen---pregunté nerviosa

- Hablan de la mujer misteriosa que cautivó el frío corazón del Conde de Barrabas---Alcé la mirada con ojos muy abiertos.

- ¿Danilo es un conde?---pregunté sin aliento

- Pues claro ¿no lo sabías?---respondió ella curiosa

- No, Alberto nunca me lo dijo, y nunca ha salido a relucir eso en nuestras conversaciones---exclamé en voz baja. Observé la foto y de repente me dio un ataque de ansiedad. "Conde de Barrabas", me sonaba de algo. Tengo el presentimiento de haberlo escuchado en otra parte. Como si fuese algo de mi pasado. Fabiola me observaba preocupada

- ¿Te ocurre algo?

- No... solamente estoy impresionada---exclamé con una mueca. Le devolví el periódico--- Fabiola anoche fue algo... anormal. No se que ocurrió realmente. Y... quisiera no hablar de eso---ella me miró pensativa, pero sonrió y apreto mi mano.

- Tranquila, no hablaremos más del tema---Fabiola sonrió y comenzó a decirme de todos los chismes que se enteró en la fiesta. Al cabo de un rato, Sancha nos llamó para que fuéramos a almorzar. Los tres tuvimos una charla amena, aunque en realidad fueron ellos dos. Yo todavía estaba pensando de donde conocía el título de Danilo.

Cuando terminamos de comer, Alberto se volvió a encerrar en el estudio y Fabiola y yo seguimos hablando.

- ¡Oh por cierto! No te he contado lo que le pasó a una amiga mía---ella arrugó el rostro---pues que su novio la dejo por otra mujer que conoció en uno de sus tantos viajes al extranjero. Ella era de Australia. Mi amiga y él estaban comprometidos, habían comprado todo para la boda y el muy bastardo la dejo plantada en el altar---abrí los ojos desmesuradamente al escuchar las palabras de Fabiola. Apreté mis manos con fuerza. Me empezó a doler la cabeza---fue horrible, o eso fue lo que me contaron. Había alrededor de 300 invitados y todos sentados en la catedral esperando al novio que nunca llegó. Todo el mundo quedó hablando de lo que le ocurrió. Pobrecita, no quisiera estar en sus zapatos... Ángel ¿que te ocurra?----escuché la preocupada voz de Fabiola. Yo tuve que cerrar los ojos al momento que una lluvia de imágenes invadió mi mente. La iglesia, las flores, la espera por Armando quien nunca llegó, la cara de lástima de todos los invitados, mi vestido de novia destruido, los dos días de borrachera. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Agarré las manos de Fabiola con fuerza, buscando fortaleza. Recordé el viaje a Madrid, el camino a Navia en auto, la llamada de mi madre y el accidente. Ahogue un gemido.

- ¡Oh dios mío!---exclamé con dolor de cabeza

- ¿qué ocurre Ángel? ¿Te sientes mal?---exclamó Fabiola angustiada

- No me llamo Ángel---observé con los ojos desorbitados--- mi nombre es Clare Payne

Derritiendo Tu Frío Corazón- N°5 Serie Amigos de la RealezaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin