Capítulo 8 "Alivio"

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Miré la puerta por la que se acaba de ir Clare, me miré la mano y quise golpearme. No debí tratarla así. No se lo merece.

No entiendo que me pasó. Perdí el control. Nunca me había sucedido algo como eso. El desconcierto y dolor del rostro de Clare me perseguirán.

- ¿Qué demonios le hiciste a Clare?---exclamó Alberto molesto al entrar de golpe. Miré con frialdad el rostro de mi hermano. Todo comenzó por culpa de él. ¿Por qué rayos la llamaba Ángel? ¿Quién le dio ese derecho?

- No es problema tuyo---respondí tieso como un tronco

- Claro que lo es Danilo, ella es mi huésped y tu la molestaste con algo. La acabo de ver llorar y encerrarse en su habitación. Venía de aquí.  Así que explícame---lo miré fríamente

- Yo no debo explicarte nada, así que déjame solo---Alberto apretó los puños y dio un paso hacia mi

- Danilo yo te dejo pasar muchas cosas, pero te aseguro que esto no, le prometí a Liam que la cuidaría, así sea de ti mismo, por lo que te pido que la dejes en paz---exclamó Alberto molesto--- se que la recuerdas de la boda de Louis, y si ella te recordara no se acercaría a ti ni en un millon de años---ambos nos observamos molestos.

- Tienes razón y la voy a dejar tranquila, así que ahora largate si no quieres que descargue en ti mi rabia---Alberto entrecerró los ojos y me dio la espalda para salir del estudio. Yo me volví a mirar la mano y cerré los ojos. "¡Por dios! ¿qué hice?" Pensé atormentado.

***

Los rayos del sol me despertaron. Me dolía la cabeza. Anoche soñé con Danilo. Estábamos en una fiesta y él me decía algo, pero luego todo fue tan confuso. El sueño se mezclaba con lo que hicimos en el estudio y el dolor oprimió mi corazón. ¿Cómo es posible que me deje llevar por el deseo sin tomar en cuenta mi mente y mi corazón? Mi cuerpo me traicionó cruelmente. Y todo por Danilo. No quiero volver a verlo. Le diré a Alberto que me lleve a Navia y... ¿y qué? Ni siquiera tengo dinero propio. No tengo nombre ¿a dónde voy a ir? No tengo ningún otro sitio donde pueda escapar. Mis ojos se aguaron. Era horrible sentirte como si fueras nadie.  Me sequé las lágrimas con fuerza y me levanté de la cama para ir al baño arrastrando la escayola.

Media hora después, salía de mi habitación muy nerviosa. No quería ver a Danilo, pero algún día tenía que salir de la habitación. Al llegar al comedor, suspiré cuando vi a Alberto. Él se dio cuenta de mi alivio porque sonrió con pesar.

- Lamento las cosas que te haya dicho Danilo, él... es él---suspiró--- puedes sentarte tranquila a desayunar. Danilo se fue hace una hora. Y no creo que vuelva dentro de algún tiempo---miré a Alberto aliviada.

- Gracias Alberto---caminé hacia una de las sillas y me senté. Ninguno de los dos comentó algo del día anterior. Simplemente Alberto habló sobre cosas de su trabajo y que Fabiola llegaría en las horas de la tarde. Juan ya se había ido al instituto. Poco después se fue Alberto. Sentada en uno de los sofá de sala, lamenté y odié no recordar mi pasado. Si tan solo... ahogue mis ganas de llorar. No serviría de nada.

****

Escuché el timbre de la casa y a Sancha caminando hacia la puerta. Yo leía una novela de misterio que tenían los hermanos Álvarez en la biblioteca de la villa.

Al escuchar la voz cantarina de Fabiola suspiré. "Sólo espero que ahora no se me presente otro problema" pensé con una mueca. Fabiola fue hasta la sala y al verme sonrió emocionada.

- ¡Hola Ángel! ¡Que alegría verte!---sonreí ante la emoción latente en la voz de la joven---traje cosas de Madrid que estoy segura que te gustarán.

- Hola Fabiola, muchas gracias---exclamé con una sonrisa--- te extrañamos en la casa

- ¿En serio?---exclamó ella sorprendida--- y ¿Alberto también me extraño?---preguntó ella tímida. Realmente no lo sabía. Alberto la nombró muchas  veces toda esta semana, pero no dijo nada que la extrañaba,  pero si la nombraba tanto era por algo ¿no?

- Estoy segura que si---respondí con una sonrisa---igual tu sabes que los hombres por naturaleza no son muy expresivos, y por lo que he notado los hermanos Álvarez cumplen fielmente esas palabras--- Fabiola rió  a carcajadas

- Te lo diré yo que los conozco de toda la vida---reí con ella. Ella se sentó a mi lado y me contó todo lo que hizo en Madrid en la casa de su madrina, quien se fue hoy para Dubai. Me comentó que sus padres llegaban en una semana, así que se quedaría todo ese tiempo en la villa. Yo sonreí por su energía. Fabiola era una joven muy alegre.

El resto del día la pasé bien. Creí que sería al revés con Fabiola aquí en la casa, pero ella es tan transparente que no se como Alberto no se ha dado cuenta que ella esta enamorada de él. Es tan obvia. Solo espero que algún día pueda ser correspondida porque su dolor será muy grande si Alberto decide estar con otra.

Entre las cosas que me trajo Fabiola de regalo, había un hermoso vestido de noche. Era de saten verde esmeralda. Era magnífico.

- Una mujer siempre debe tener un vestido de estos para cualquier evento que salga de la nada---la observé curiosa. Ella sonreía traviesa---bueno está bien, te lo iba de decir algunos días después, pero ya no aguanto la emoción. Como te dije, mis padres llegan la semana que viene, y decidieron hacer una fiesta para todos nuestros amigos. Eso siempre significa una enorme fiesta en el salón de fiesta que tenemos en nuestra villa, así que me fui de compras y quise traerte algo para que vengas como mi invitada---la miré sorprendida y tímida

- ¡Guao! Eso no me lo esperaba---comenté con timidez. Sin embargo le sonreí en agradecimiento---muchísimas gracias Fabiola---la abracé---no me esperaba algo como esto y estoy muy feliz. El vestido es precioso.

- De nada---sonrió ella--- sabía que te gustaría.  Además con tus ojos color miel y ese precioso cabello tuyo causaras sensación. A lo mejor conoces al amor de tu vida en esa fiesta.

- ¡Oh!---exclamé nerviosa--- pero eso es lo último que quiero Fabiola. Suficiente tengo con todo esto que me esta pasando. Además---desvié la mirada y suspiré--- no necesito a nadie de mi lado. Un hombre es lo que menos necesito, en especial si es alguien déspota,  autoritario, machista, egolatra, absurdo y...---vi la sorprendía cara de Fabiola y cerré la boca---Olvídalo---ella agarró una de mis manos y la apretó.

- ¡Oh cariño! Por como hablas pareciera que estuvieras hablando de...

- Ni lo nombres---exclamé nerviosa---solo olvida lo que te acabo de decir ¿esta bien?---Fabiola asintió sorprendida y habló de otra cosa. No podía entender qué me pasaba. ¿por qué tenía que describir la personalidad de Danilo? Suspiré molesta. Aunque diga que lo odio, en especial por el trato humillante que me dio, sigue habiendo algo en él que me desconcierta y me hace pensar en cosas que no debería. Definitivamente estoy loca.

Derritiendo Tu Frío Corazón- N°5 Serie Amigos de la RealezaWhere stories live. Discover now