Capítulo 4 "Primer encuentro"

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- Repito---comenté viendo fríamente a mi hermano--- ¿Quién está en la villa que no me va a gustar?

- ¡Danilo! ¡me sorprendiste!---exclamó Alberto nervioso, se levantó de la silla--- ¿qué haces aquí? Pensé que estabas fuera de España

- Estaba---dejé el maletín a un lado y crucé los brazos--- Alberto--- mi hermano suspiró y se sentó resignado en la silla

- Ya se quien es la joven del accidente---lo miré sin emoción, sin embargo Alberto tamborileaba sus dedos en el escritorio nervioso--- me acabo de enterar que es la hermana menor de Liam Payne---lo observé sorprendido--- se llama Clare--- por unos instantes unos retazos del pasado inundaron mi mente. Aun  podía recordar la suave y carismática sonrisa de una joven rubia que se había acercado a mi para hablar. Puse una mueca. Jamás pensé que la volvería a ver.

- No la quiero cerca---respondí molesto---llama a Liam y dile que la venga a buscar.

- Ya lo llamé, pero me pidió que la tuviéramos aquí por una o dos semanas...

- ¡No!

- Lo siento Danilo, le dije que si lo haríamos, Liam esta cerrando unos negocios y luego tiene que asistir al congreso de Praga, después de allí la viene a buscar

- Y ¿por qué no vienen sus padres?---pregunté molesto
- Al parecer tienen problemas familiares y él no les quiso decir lo que le ocurrió a Clare, así que la mantendremos bajo nuestro cuidado hasta que Liam venga a buscarla---Alberto cruzó sus brazos y me observó desafiante. Apreté los labios. No quería que ella se quedará aquí. Me hacía recordar cosas que no quería.

- Cómo sea--- exclamé caminando hacia la puerta

- Liam te mandó a decir que recuerdes que es su hermana pequeña y que no la trates mal---ni siquiera lo vi, solo bufé ante su comentario. Salí del estudio y caminé hacia el bar para servirme un vaso de coñac. No tiene porque importarme si esa mujer esta aqui o no, igual sólo voy a durar unas horas mientras hablo con Juan. Vine por él, para que me explicara por qué están a punto de expulsarlo del instituto. Me serví el fuerte  licor y le di un sorbo que me quemó la garganta. Miré a través de la ventana y espante los recuerdos de esa noche. Ese momento ha sido el único episodio del cual me he arrepentido siempre. Con respecto a las mujeres nunca me he medido y tampoco he pensado en lo cruel que puedo ser, hasta que conocí a Clare Payne. En el momento que me la presentaron, no pude apartar mi vista de ella, aunque lo disimule. Era una mujer muy hermosa, que tenía una sonrisa muy dulce y natural. Cuando nuestros ojos se encontraron la conexión fue inmediata. Sin embargo, me recrimine y luché contra esa atracción absurda que salió de la nada. Hasta que ella pago las consecuencias de mi odio hacia las mujeres. 

Suspiré ante los recuerdos. Bebí otro sorbo. No valía de nada recordar el pasado. Además ella no sabe nada.

- ¿Danilo? ¿Qué haces aquí?---escuché la sorprendida voz de Juan. Apreté el vaso y me volteé a verlo. Juan se tensó al ver mi rostro y con los ojos me desafió--- veo que ya te enteraste.

- Entonces sabes por qué estoy aquí---exclamé molesto. Juan cruzó los brazos y bufó--- ¿por qué llegaste a ese punto Juan?---dejé el vaso en la mesa--- tuve que hablar con el director del instituto y hacer una generosa donación para que no te expulsaran. Sin embargo, la próxima vez no lo dejarán pasar y te expulsaran. ¿sabes lo que eso significa para nuestro apellido?---lo miré con frialdad--- no voy a permitir que destruyas la reputación de nuestra familia sólo por caprichos tuyos.

- ¿En serio Danilo?--- ironizó Juan--- ¿de qué familia hablas?---lo miré con ojos entrecerrados. Juan sonrió despectivo---jamás hemos sido una familia,  así que me importa un bledo su reputación.

- Entonces por eso tienes que hacerte el payaso de la clase y hacerle bromas pesadas a tus profesores y grafitis en las instalaciones--exclamé furioso--- estas cruzando la línea Juan y sabes que no tengo paciencia. Si me llaman otra vez del instituto, pagarás las consecuencias---ambos nos vimos en silencio. Juan apretó los labios y dejó la sala molesto. Cerré los ojos. La cabeza me comenzaba a doler. ¿Por qué Juan no se daba cuenta que sus errores nos pueden causar muchos problemas? ¿No sabe que sus jugarretas salen en la prensa amarillista? Si lo expulsan, la prensa nos destruiría, y en estos momentos, cuando voy a cerrar una jugosa negociación que incrementará la fortuna familiar hasta el triple, no necesito mala publicidad. Agarré el vaso y me terminé el trago. Lo volví a dejar en la mesa y me afloje la corbata. "Hora de irme" pensé cansado. Desde hace tres horas que debía estar en Barcelona.

Estaba caminando por el pasillo del vestibulo cuando al pasar por el frente de una puerta, escuché los sonidos de un llanto femenino. Seguí caminando tratando de ignorar lo que escuché,  pero a mi mente vino el rostro de una joven con lágrimas en los ojos. Me pare en seco y sin pensar en lo que hacía y por qué, me devolví y abrí la puerta. Sentada en la orilla de la cama, estaba la única mujer por la que he sentido algo de arrepentimiento. Clare Payne. Estaba diferente. Su glorioso cabello rubio, ahora era castaño claro. Llevaba un collarín y una pierna cubierta por una escayola. Ella lloraba creyendo que no había nadie. Con el dorso de la mano se secaba las lágrimas que no paraban de bajar.

- ¿Te lastimaste?---exclamé seco. Ella giró su rostro sorprendido y gimió por debajo. En sus ojos pude ver vergüenza. Me dejó de ver y se secó con fuerza los ojos.

- N...no---tartamudeó, pero luego respiró hondo---creí que estaba sola. Lo siento. Hay veces que me agobio y me torturo pensando en quién soy, o si tengo hijos, familia y no los recuerdo---ella apretó los labios y se volvió a secar las lágrimas con fuerza--- pero olvidelo, solo son mis miedos. Supongo que usted es el hermano mayor de Alberto y Juan, son parecidos---ella posó sus ojos en mi rostro y me sorprendí por la transparencia que vi en ellos. "Igual que la primera vez" pensé incómodo.

- Si, soy Danilo Álvarez---exclamé estático como una roca

- Muchas gracias por dejar que me quede en su hogar--ella sonrió levemente y solo por hacer eso, algo despertó en mi. Algo que me obligué a olvidar hace mucho tiempo. "Debo escapar" pero mis pies no se movieron. Solo me quedé ahí viéndola ensimismado. Ella se puso nerviosa por la intensidad que la veía. Juntó sus manos y comenzó a jugar con ellas--- bueno Alberto me dijo que usted casi nunca estaba aquí y que por eso no habría problema que me quedara porque como a usted no le gustan mujeres...---ella se interrumpió de golpe y me observó angustiada--- ¡Oh dios! No lo quise decir así---exclamó con los ojos abiertos preocupados. No dejé ver nada a través de mis ojos, aunque casi sonrío por su nerviosismo. Casi--- no pensé que al ponerme nerviosa hablaría hasta por los codos. Lo siento sr. Álvarez.

- No se preocupe---exclamé serio. Vi como ella agachó la mirada hacia el piso--- no es un misterio para nadie que odio a las mujeres---ella se encogió en su sitio. El remordimiento me atacó. Parecía un cervatillo asustado y yo el zorro cazador. Por segunda vez en mi vida me odié por ser como soy y todo por la misma mujer. Suspiré--- pero usted no me molesta, así que puede estar tranquila en la villa--- ella me vio con los ojos sorprendidos, pero luego me brindó una sonrisa cálida. Arrugue el rostro. No quería ninguna muestra de ternura por su parte, ni de ninguna mujer. Esa es parte de las técnicas de manipulación que las mujeres usan para manejar a su conveniencia a los hombres. Ella tuvo que percibir un cambio en mi rostro porque se puso seria y sus ojos se clavaron en el suelo---debo marcharme. Espero que se recupere pronto y pueda recordar su pasado--- caminé hacia la puerta para largarme de ahí. No quería estar a su lado. Hacia que las emociones que creía muertas, resurgieran.

- Muchas gracias sr. Álvarez---exclamó en voz baja. Por un impulso, antes de marcharme la vi de reojo y quise no hacerlo, ella tenía los hombros caídos y suspiraba de forma pesada. Se veía triste. Volví a arrugar el rostro. "No pienses en eso" pensé obligándome a irme, porque una parte irracional de mi, la quería consolar y decirle que todo saldría bien. Apreté los labios y salí de la casa como si me persiguiera el diablo.

Derritiendo Tu Frío Corazón- N°5 Serie Amigos de la RealezaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora