Capítulo 6 "Advertida"

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Miré de reojo a los tres hombres que estaban sentados en la mesa y reprimí un gemido. Esta cena era igual a las otras dos. Desde que llegó Danilo, en la casa se creó una tensión invisible. Cada vez que nos sentábamos a desayunar o cenar los cuatro juntos se sentía un viento glaciar.

Sin embargo, la tensión que reinaba esta noche ha sido la peor. Sentía que en cualquier momento alguien iba a explotar. Picotee mi comida.

- Ángel ¿no tienes hambre?---me preguntó Alberto preocupado. Miré su rostro y luego el de Danilo que me veía con los ojos crispados. Me encogí en mi asiento. No entendía por qué últimamente me miraba de esa forma, como si lo hubiese insultado.  Tragué grueso.

- Por dios Alberto, pero ¿cómo va a tener hambre si Danilo la mira de esa forma?---abrí los ojos temerosa. En ese momento quería que me tragara la tierra. Me moví incómoda en mi asiento. Bajé la mirada a mi plato--- es más, ¿Quién rayos puede comer bien con  esta tensión latente en el ambiente?---Juan se levantó de su asiento.

- Juan termina de comer---exclamó Danilo con frialdad

- Ya se me quitó el hambre---Juan salió del comedor hecho una furia. Luego escuchamos unas puertas cerrarse de golpe. Los tres nos quedamos en silencio. Alberto suspiró y se levantó.

- Ya regreso Ángel, iré a hablar con él--- no quise que se fuera. Danilo seguía en silencio, aunque no lo veía.  Ambos nos quedamos solos. Quise huir. Pensaba en una excusa cuando escuché su gélida voz.

- ¿Ya pensaste en qué excusa me vas a dar para irte?---lo miré con mucha sorpresa. ¿cómo lo supo? Danilo me observó con desprecio

- Todas las mujeres son iguales, después que ocasionan los problemas quieren huir---lo miré sorprendida.

- ¿Q - qué problema ocasione?--- Danilo me observó con  frialdad

- Olvidalo---se levantó de su asiento y me dejo sola. Miré mi plato y me empujé la comida que ahí había. Sancha no tenía la culpa que la tensión de esa familia no dejara que pudiera degustar su rica comida. Al terminar, agarré mis muletas y fui a encerrarme en mi habitación. No entendía la animadversión de Danilo ni la tensión entre los hermanos.

Con lentitud, me cambié el vestido veraniego que llevaba y me puse un camisón. Al terminar de cambiarme, escuché que llamaban a la puerta y con las muletas caminé hacia ella. Allí estaba Alberto con rostro cansado.

- Hola Ángel lamento lo que ocurrió en la cena---Alberto suspiró---ya te he comentado que las cosas con mis hermanos no es fácil---él me sonrió sin que le llegara a los ojos---voy a salir un rato con Juan. Necesita despejarse un poco--- miré a Alberto con ternura y despeine su cabello

- No te preocupes Alberto, no ha sido nada, calma un poco a Juan, no me gusta verlo así---Alberto me sonrió y besó una de mis mejillas.

- Gracias Ángel, nos vemos mañana--- Alberto se despidió de mi y cerré la puerta. ¿Qué estará ocurriendo entre los hermanos Álvarez? Desde que Danilo llegó las cosas cambiaron en la casa. La paz que se vivía se esfumó. Juan se puso más a la defensiva y casi no lo veía. Alberto era el mediador entre los dos hermanos. Y Danilo vivía encerrado en su estudio, solo lo veía cuando comíamos. En los almuerzos estábamos los tres, porque Juan estudiaba. Alberto redujo sus horas en el trabajo y creo que fue por mi culpa. Tengo la leve impresión que no me quería dejar cerca de Danilo. Suspiré deje las muletas a un lado y fui al baño saltando de un pie. Me cepille los dientes, me peine el cabello y salí a la habitación, pero allí me llevé el susto de mi vida. Danilo me esperaba con los brazos cruzados. Mi corazón latió a mil por horas.

- ¡Sr.Alvarez! ¿Q - qué hace aquí?---pregunté nerviosa

- ¿Qué tienes con mi hermano?---me sorprendí con su pregunta. Danilo se fue acercando poco a poco a mi. Parecía un puma en busca de su presa. Tragué grueso.
- No se de qué habla---exclamé nerviosa. Sin las dichosas muletas no me podía mover bien.

- Tu sabes muy bien que no soy tonto---Danilo me veía con intensidad--- y mucho menos con lo que acabo de ver al frente de tu puerta---lo miré con ojos sorprendidos. Él creía que Alberto y yo teníamos algo.

- N-no...---trate de caminar hacia la puerta, pero Danilo estaba tan cerca de mi que tropecé y él me sujetó con fuerza, colocándose a mi nivel.

-  Te lo advierto, deja en paz a mi hermano, él no está disponible para ti, ya yo tengo planes para él---exclamó iracundo. En sus ojos podía observar una gran furia. "Dios mio,  pero ¿qué le hice?" Pensé nerviosa

- Pero yo no tengo nada con él---susurré aterrorizada. Danilo se veía salvaje. Sus manos apretaban con fuerza mis brazos.

- Y tampoco lo tendrás, de eso me encargaré yo---exclamó Danilo furioso. Con una de sus manos sujetó mi mandíbula y se adueñó de mis labios con crueldad. Yo me quedé estática. Había soñado con sus labios y lo que sería sentirlos sobre los míos,  pero no así, con desprecio y crueldad. Mis ojos se llenaron de lágrimas por el dolor que sentía. "No, por favor..."susurré asustada. Danilo me soltó de golpe. Tuve que agarrarme a la pared para no caer. Danilo retrocedió y me dio la espalda. Vi como respiraba hondo y luego me volvió a ver con frialdad--- que te quede claro una cosa, con Alberto no tendrás nada, así que alejalo de ti. Esto que acaba de ocurrir es algo mínimo de lo que te puede pasar si no me haces caso. Olvidate de Alberto. El ya tiene otros planes---en un suspiro, Danilo me dejó a solas.

- Pero... yo tengo nada con él---pensé en voz alta. Toqué mis adoloridos labios y gemi---¿qué le hice?

****

Al día siguiente, no quise salir de mi habitación. Después de lo de anoche no quise ver a Danilo. Prefería no comer. "Dios mío, como quiero recordar quien soy y poder irme de esta casa" pensé con dolor. Me puse otro de los vestidos que Alberto me compró y salí en silencio. Me quería esconder y sabía donde podría hacerlo. Hice el menor ruido posible, bajé con cuidado al sótano y abrí la puerta del estudio de Juan. Lo llamé por si acaso estaba, pero estaba completamente solo, así que cerré la puerta tras de mí.

Camine por la estancia admirando todo. Ahí podía ver la magia de Juan. Podía entender porque ese es su escondite. En una de las mesas, vi un block de dibujo y unos lápices de dibujo. Los agarre y me senté en el sofá mullido que ahí había. Cerré los ojos y comencé a dibujar lo primero que vino a mi mente. Sin saber cómo lo hacía dibuje varios trazos y cuando le di mejor forma ahogue un gemido. Era el rostro de Danilo. "¿Se dibujar?" pensé abrumada. Al tener el lápiz de dibujo en mis manos tan solo me dejé llevar. Como si fuera algo natural en mi. Cerré los ojos y algunos recuerdos vinieron a mi mente. Una sala de pintura muy grande y a mi, pero con cabello rubio, sentada en un taburete pintando un cuadro de óleo.

Me levanté de golpe y busqué un lienzo sin pintar, además de pinceles y pinturas. Coloqué el lienzo en un caballete y un taburete para ponerme cómoda. En mi mente recreé un paisaje y comencé a pintar.

Sin darme cuenta, las horas pasaron, ni siquiera cuando detrás mío sonó la puerta y luego cuando ésta se cerró. Suspiré de felicidad cuando termine de pintar el cuadro. Ésta era una de mis pasiones. Al igual que la fotografía. Mientras pintaba, recordé escenas de mí misma pintando y fotografiando paisajes naturales. Cerré los ojos y sonreí por esos pequeños, pero importantes recuerdos.

- ¿Qué haces aquí?

Derritiendo Tu Frío Corazón- N°5 Serie Amigos de la RealezaWhere stories live. Discover now