Epílogo

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Tres semanas después...

Max tomó sus cosas y las guardo en la mochila antes de salir casí corriendo de la clase de química, claro que antes de poder salir del salón de clase fue detenido por Billy, quien lo tomó de la parte trasera de la sudadera.

—¿A dónde vas con tanta prisa? — preguntó su rubio amigo.

—Es que tengo algo que hacer— sonrio ampliamente y sus mejillas se tiñeron de rojo—¿Me podrías soltar?

Billy suspiró y lo dejó libre no sin antes revolverle el cabello pues sabía que eso lo molestaba.

—Esta bien, ve...pero espero verte en el almuerzo.

—Claro, te veo luego.

El pequeño castaño empezó a caminar por el pasillo con esa enorme sonrisa en sus labios, una sonrisa que parecía imborrable. Desde hacía tres semanas Max sentía que había vuelto a la vida y cuando antes creía que cada día era peor que el anterior, en ese momento sentía que las cosas mejoraban a cada segundo.

Sabía que tenía clase de Arte, pero con que faltara una vez no se acabaría el mundo ¿cierto?, además lo que se traía entre manos era de suma importancía. No se detuvó hasta estar parado frente a un grupo de casilleros, buscando con la mirada uno en especial y no, no era el casillero  2-34 que pertenecía a Jason Cooper ; esta vez se detuvó frente al casillero 3-18, el cual pertenecia a Daemon Colter.

Se aseguro de ver a ambos lados para no ser tomado por sorpresa y se apresuro a sacar de su mochila un sobre blanco. Observó el rectángulo de papel y sintió que sus mejillas se teñían de rojo. Tal vez lo que estaba haciendo era un poco cursí, pero no podía evitarlo. Así que tomó la carta y la metió por las rejitas superiores del casillero.

La idea era que, al final del día, Daemon encontrara la carta y...

—¿Qué haces aquí?— dijó esa voz profunda directamente en su oido haciéndolo estremecer.

—H-hola...—Max se giró solo para toparse con unos ojos oscuros que lo veían con adoración. —¿No deberías estar en clase?

—Eso debería preguntarlo yo—Daemon sonrio y lo rodeo con sus brazos. —Se supone que de los dos, tú eres el responsable, el chico bueno que no se salta las clases.

—Lo sé, pero tenía algo importante que hacer...—sonrio de manera nerviosa—ahora si me disculpas, debo regresar a clases.

Intento soltarse del agarre del pelinego, pero solo consiguió que este sonriera con diversión y lo abrazara más fuerte. Los labios de Daemon se posaron en su mejilla y luego descendieron suavemente hasta quedar en su cuello.

—No escaparas tan fácil— Max suspiró cunando sintió el calido aliento contra su piel— Ahora dime mi pequeño elfo ¿Qué hacias frente a mi casillero?

—N-nada...

—No te creo. — Daemon se separó ligeramente para poder verlo a los ojos. —Dímelo...por favor.

—No—Max sonrió y se pusó de puntitas para darle un suave beso en los labios, sabía que eso funcionaba para persuadirlo. Sin embargo esta vez  no sirvió de nada.

—¿No?— Max negó suavemente. —Bien, lo averiguare yo mismo.

—¡¿Qué?! ¡No!

Max intento evitar que Daemon abriera su casillero, pero fue inútil. El pelinegro lo rodeo con un brazo, hasta que su espalda quedó pegada contra su pecho y con la mano libre abrió el casillero. Lo primero que hizo fue tomar el sobre en color blanco.

Un Golpe De Suerte (Suerte #1)Where stories live. Discover now