Capítulo 32: Luz blanca (Fin de Apocalipsis)

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"Nuestro castillo se derrumbó, pero al menos nuestros soldados han sobrevivido a la batalla, y con ellos, nuestro poderío se mantendrá para siempre"

***

THIAGO




Logré recuperar todas mis fuerzas, no pude darme por vencido, lo he querido hacer ya muchas veces, pero debo seguir adelante y seguir con el ritual de cierre.

Tomé con fuerza la mano de David y Alleit una vez que me había posicionado a su lado. Comencé a recitar las palabras del ritual "cierra todo el poder maligno para siempre", había que repetir esas palabras unas doscientas veces una vez que los kuboks empezaran a atacar el núcleo del Plano con su propia energía. El kubok de la libélula ya no existe debido a la muerte de Etev, pero aún tenemos el poder de Mikoto y el de la serpiente, si bien la serpiente era una innovación de Etev, no fue creada por él, debido a eso, la serpiente ahora es un kubok libre que no depende de ningún humano.

—Es la hora, chicos —les avisé—. Debemos acabar con todo, juntos podemos, sigamos con el plan —David y Alleit asintieron.

Nos concentramos en aportar nuestra energía, Mikoto seguía junto a la serpiente; transmitían su poder electromagnético interior, y lo lanzaban directamente al centro del núcleo, debido a esto, el núcleo se había empezado a poner de colores amarillentos, azulados, y rosados, esto se debe a la mezcla directa de energía proveniente de afuera, es decir de los kuboks, junto a la mezcla de la propia energía con la que sobreviven los kuboks del Plano.

Pasamos un par de minutos recitando el conjuro, sólo debíamos terminar con las doscientas veces para que una vez que el núcleo termine de sobrecargarse, el centro  explote, y el Plano comience a desintegrarse. Justo en ese momento, deberemos escapar tan rápido como podamos de aquí, o quedaremos atrapados en una dimensión que dejara de existir, eso básicamente quiere decir que al estar dentro de su campo de energía, nuestra energía quedara sellada en sus fronteras, y dejaremos de existir en el mundo terrenal para siempre.

—¡Nada mal! —gritó Ezifhia—. Pero ya se empieza a hacer tedioso todo esto, así que es hora de usar mi última carta, mi última jugada —la bruja rió con fuerza, de todas las veces en las que ha reído, ninguna se compara con esta.

La bruja convocó una enorme nube de humo, al principio no se lograba ver bien qué es lo que hay dentro de toda esa capa de color gris, pero pasados unos segundos, finalmente todo se dispersó.

—¿Qué es eso? —me pregunté a mí mismo.

La bruja sonrió.

Un enorme huevo de color morado se hizo presente en frente de la bruja. No sé de qué clase de invocación se trata, pero el mal presentimiento que tengo no me deja de invadir el pecho.

—No sirve de nada destruir ese núcleo, no importa si logran sobrecargar su centro, no sucederá absolutamente nada —la bruja nos observó.

El núcleo del Plano comenzó a expulsar pequeñas cargas de electricidad, el suelo comenzó a sacudirse, finalmente está sucediendo: hemos ganado la guerra.

El nucleó del Plano expulsó un enorme rayo de luz, como si de un relámpago se tratase, todo el campo se iluminó por algunos momentos. Un enorme estallido se escuchó, y la luz se dispersó.

Nada se desintegró, el núcleo ha explotado, pero no ha sucedido absolutamente nada.

—¿Qué ha sucedido? —preguntaba Alleit—. No se ha destruido nada, el núcleo estalló, pero seguimos aquí, y el campo del Plano está intacto, no ha funcionado.

La bruja se burló

—¿Qué ha sucedido, Ezifhia? —le preguntó Caín—. ¿Por qué no ha sucedido nada?

¡Sin Miedo! (M#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora