Capítulo 10: Mikoto

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En el capítulo anterior:

Thiago y David fueron con Caín para hablarle de la extraña entidad con la cual Alleit había estado interactuando desde el armario, Caín además de aclararles todo, les explicó de lo que se trata este ente con el cual Alleit interactúa. Una vez terminada la charla. Thiago y David se dirigen a casa para aclarar todo, sin embargo, ambos concuerdan por sugerencia de Caín, que es mejor que el primero en confrontar a Alleit sea sólo Thiago.

De derecha a izquierda: Sally, el Kubok, David y Thiago, y Alleit. La familia feliz (?)

THIAGO

-Así que... ¿Irás tú solo? -me preguntó David.

La verdad es que me he pensado el hecho de tener que hablar con Alleit, me da miedo su reacción, pero lo que más me asusta, es la reacción que puede tener esa presencia, o bueno, mejor dicho, el Kubok. Me da miedo ya que no sé bien lo que es, apenas y sé un poco gracias a lo que nos comentó Caín, y es por ello que me preocupa ya que nunca había escuchado nada respecto a una manifestación paranormal de este tipo.

-Quiero ser yo el primero, tal vez así el Kubok no se sentirá amenazado... Creo que es el mejor plan por el momento -David me observó con expresión seria, entiendo que es algo complicado, pero dado la situación en la que nos encontramos, creo que es el mejor plan por el momento.

-Iré a jugar con Sally, si me necesitas, sólo grita -sin que me lo esperase, tomó de mis mejillas con delicadeza y me besó. Una vez que se había despegado de mis labios, se encaminó hacia la habitación de Sally. Inhalé con fuerza antes de tocar la puerta de la habitación de Alleit para que me diera el permiso de entrar.

-Pase -me indicó y tomé de la manecilla. La giré para abrir de la puerta y de ese modo ingresé sin más a la habitación.

Alleit se hallaba sentado en la cama mientras sostenía la tablet que le dio David en sus manos. Me parecía que no es buena idea que un niño tan pequeño tenga una tablet, pero David dice que los niños de hoy aman la tecnología, así que por más que no me agrade mucho la idea, no hay mucho que pueda hacer. Decirle que no a ese ojiazul es como decirle que no a la pared, nunca me hace caso, a veces creo que lo hace sólo para molestarme.

-Hola, pequeño -lo saludé, él sólo sonrió ante mi saludo-. ¿Te molesta si hablamos un momento? -él dejó la tablet a un lado, y me observó como si me estuviese diciendo que puedo tomar asiento a su lado. Sin pensarlo más, me senté a un lado de la cama.

-¿Qué pasa? -me preguntó. Sus ojitos miel son tan lindos, lo noto cada vez que me ve fijamente. Alleit es definitivamente un niño con una carita realmente adorable.

-Hay algo que te quiero preguntar, es algo muy importante -le indiqué. No dejó de verme en ningún momento, me gusta que se mirada esté fija en mí cuando le hablo, me hace sentir más calmado.

Suspiré con fuerza, no sé cómo comenzar, es algo extraño hablar de este tipo de cosas con un pequeño niño como él que apenas y está empezando a vivir de la vida. Muy seguramente no entiende que es diferente a los demás, y eso me preocupa, no quiero que pase por la exclusión que yo pasé. No quiero que él piense que tiene algo malo, no quiero que se llegue a sentir como un fenómeno, eso es exactamente lo que quiero llegar a evitar.

-¿Respecto a qué? -necesitaba calmarme, me encuentro demasiado nervioso, y en definitiva no es algo bueno, respira, exhala, respira, exhala, sólo eso, no pierdas la calma.

-Bueno, Alleit -me silencié por un momento-. ¿No hay algo que quieras contarme? -frunció un poco el ceño, muy seguramente no entendía de lo que le estaba hablando. No quería preguntárselo directamente ya que no sé la reacción que pueda tener, por ello quiero insinuárselo de a poco, y así tal vez consiga que me lo diga.

¡Sin Miedo! (M#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora