Fantasmas.

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ADVERTENCIA: Suicidio (¿explícito? Dentro de donde cabe, supongo). Y eh, creo que sólo eso.

Su vida jamás había sido normal después de todo. Por eso, cuando la noche del velorio, el fantasma de Will se le apareció mientras él lloraba fuertemente aferrado al oso de peluche que le había regalado su novio, la sorpresa y confusión duraron sólo un par de segundos, reemplazados con la inigualable sensación de paz y alegría. Eso, hasta que cayó en cuenta de que estaba viendo, hablando y tocando al fantasma de su novio muerto.

Nico sabía que tanto él como su vida nunca fueron normales. Pero eso llegaba a otro nivel. No es que fuera el primer fantasma que veía, pero era el fantasma del chico al que consideraba el amor de su vida.

- Tranquilo, cariño. No llores, sabes que odio que llores. Y más si es por mí -habló al fin el chico de risos dorados, con una sonrisa triste adornando su bello y ahora pálido rostro.

- No puedo evitarlo. Te perdí.

- Sigo aquí ¿Ves, amor? -esta vez, la sonrisa de Will era más real, más sincera.

- Pero es diferente. Porque estas... tú...

- Estoy muerto. Lo sé. Esta bien que lo digas, amor.

- ¿Cómo puedes decir eso? Esto no debería de ser posible. Yo... -y tan pronto como lo dijo, las palabras fueron reemplazados por fuertes sollozos repletos de dolor. Will, de alguna inexplicable forma, pasó sus brazos por la cintura de Nico, atrayéndolo hacia el, en un abrazo.

Los fantasmas siempre podían tocarlo.

Ninguno de los dos dijo nada. En ese momento, Will estaba ahí; y para Nico, era tan increíble como doloroso. Porque sabía que no podía aferrarse a él; sabía que tenía que dejarlo ir, que debía perdonarse a sí mismo para que el rubio pudiera partir y descansar en paz. Pero incluso así, lo conocía lo suficiente para saber que sería capaz de esperarlo. Porque así era él: siempre tan bondadoso, pensando en los demás antes que en él mismo. Will Solace lo había ayudado a salir del pozo en el que cayó cuando su hermana Bianca murió; fue la única persona que supo de los fantasmas... la única persona con la que pudo hablar de todo aquello, sus dudas, sus miedos... el rubio jamás lo trató diferente, más bien, y según sus propias palabras: Nico Di Angelo era el ser más sorprendente que haya visto antes. Y Nico, irremediablemente, se enamoró perdidamente del chico que lo salvó del abismo de la pérdida y el dolor.

Pero luego lo perdió. Todo por un estúpido conductor borracho. Esa perfecta noche en la que Will le propuso matrimonio al azabache, terminó siendo una de tragedia y dolor puro.

Y él no estaba listo para estar sólo otra vez. No había nadie más, desde que se conocieron, unos 6 años antes, habían sido ellos y nadie más. Will no tenía hermanos, su padre murió cuando él era pequeño, y su madre jamás lo quiso. Nico, por otro lado, perdió a su madre de niño por cáncer, su hermana murió en un robo, y su padre no lo quería (solía pensar, que su padre y la madre de Will, Naomi, debieron de ser amigos). Los pocos amigos que habían hecho, dejaron de existir para él cuando, tres semanas después de que Will muriera, y les contara que veía su fantasma, que veía fantasmas, llamaran a un especialista, llevándolo así, en contra de su voluntad, a un psiquiátrico. O lo que él llamaba: la casa de los locos.

No aguantaba a los pacientes, no aguantaba a los doctores, no aguantaba los medicamentos, y mucho menos la reclusión en la que lo ponían cuando, según los médicos, "comenzaba a mostrar síntomas de brotes psicóticos y una total inabilidad a la hora de controlar sus emociones; mas en concreto la ira y la frustración".

Así que un día, decidió hacer lo que debió haber hecho tres meses antes. El día en que Will murió; o, la noche en que vio su fantasma por primera vez.

Una vez en el baño, se miró al espejo por última vez.

- No te preocupes, Sunshine, pronto estaremos juntos otra vez.

Le susurró a su reflejo, segundos antes de incrustar su puño en el vidrio, logrando que éste se hiciera pedazos. Y, antes de que los enfermeros o algún médico llegara a la habitación debido al ruido, tomó el pedazo más grande, de al menos 20 centímetros de largo, y con una decisión que nunca pensó tener, lo incrustó en esa parte que a pesar de seguir latiendo, murió mucho antes de ese día.

Lo último que Nico vio antes de morir, fueron los rostros de los enfermeros que en vez de ayudarlo, lo rompieron aún más.

Unos segundos después, lo primero que sus ojos captaron al abrirse, fueron un precioso color celeste, justo encima suyo: los cálidos ojos de su amado lo observaban con amor y ternura, regalandole una sonrisa llena de cariño.

Will estira una mano, hacia Nico, y lo ayuda a incorporarse. El azabache observa a su al rededor luego de obligarse a apartar sus ojos del rubio, y descubre que están en un prado. El verde césped adornando el suelo bajo sus pies, abarcando tanto como sus ojos le permiten ver; flores, árboles, arbustos y todo lo que podría encontrarse en la naturaleza decoraban el paisaje haciéndolo lucir aún más hermoso. Unos metros a su derecha, se encontraba un camino de piedras, flores blancas y rosadas hacían lucir las diminutas rocas beige, que por alguna razón le incitaba a recorrerlo, dándole una sensación de paz, de tranquilidad que hacía mucho no sentía.

Sintió los suaves dedos de su amante recorrer sus brazos desnudos; volteó a verlo. Will seguía sonriendo. Y seguía viendo a Nico como si fuera la pieza de arte más hermosa y perfecta que sus pecadores ojos hayan tenido el deleite de ver jamás.

- ¿Listo? -preguntó suavemente.

- ¿Estaremos juntos para siempre ahora? -preguntó Nico - ¿Estaremos bien al fin? ¿No más dolor, amor?

Will le sonrió con más cariño que nunca antes de contestar: - Estaremos juntos para siempre. Y no, ya no habrá más dolor, cariño.

Y así, tomados de la mano, siguieron el iluminado camino de piedras, que los llevaría hacia su nueva oportunidad. Donde el dolor ya no estaría presente, y, por fin, luego de sufrir durante tantos años, podrían ser completamente feliz.



Sooo, espero les guste.

(Sorry de ante mano por los errores ortográficos y de redacción que puedan haber. Estoy muy cansada y los dolores de todo lo que se puedan imaginar me agobian un poco; ni siquiera sé que hago aquí, pero me dieron ganas de terminar este shot y pues, eso, me inspire. Se suponía que debía ser no más de 500 palabras y terminó teniendo casi 1100 -sin contar está nota y lo del principio.)

Ahora sí, byeee.

Me fui a dormir ah 😊😴

Pd: se suponía que esto debía ser publicado anoche pero el Internet de mierda no me andaba *se encoge de hombros*

Solangelo One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora