25. Bonum trinus

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—Sólo son unas facturas... no te pongas paranoico.

—Lo dices porque tú no te casaste con un enano y no tienes un hijo que mantener — le respondió Gerard a su hermano, frotándose la frente sintiendo como la cabeza le empezaba a doler.

—Pero el niño aún no nace...

—Ya lo sé... pero faltan sólo cinco meses y medio. ¡Cinco meses, Mikey!

—Agh... tu frustración me da estrés.

—¿Y cómo crees que me siento yo?

—Yo que sé... — se encogió de hombros.

En el pasillo del departamento se escucharon los pasos de Frank, quien llevaba puesto su pijama y tenía el cabello despeinado.

—Uy... la bipolaridad andante — mencionó Mikey —. Mejor me voy — dijo saliendo a paso rápido con dirección a la cocina.

El pelirrojo volteó a ver a Frank y este apenas y le puso atención, se veía triste, perdido. Como si su mente se encontrara en lugar muy alejado.

—Frank, ¿te sientes bien? ¿quieres comer algo?... o tal vez quieras salir...

—No — detuvo fríamente a Gerard —.  Sólo...

—¿Pasa algo?

—Sí — respondió encendiendo su celular para después dárselo a Gerard.

El pelirrojo vio la pantalla por unos segundos, luego comprendió el porqué del comportamiento de su Frankie.

  —Oh... lo lamento, Hobbit.

—Era mi modelo a seguir, Gerard.

—Lo sé... — respondió envolviendo a Frank entre sus brazos.

—Está bien — suspiró —. Al menos dejó algo muy bueno a este mundo.

—Así es, piensa que gracias a él muchas personas encontraron el camino correcto... gracias a él muchos no sé dieron por vencidos.

—Sí — sonrió débilmente.

La puerta del departamento de Gerard se abrió de pronto y por ella entraron Ray, Patrick y Pete.

—¿Ya se enteraron? — preguntó Patrick con un tono de sorpresa en su voz.

—¿Pueden creerlo?... Yo aún no lo puedo procesar bien... es decir, es Stephen Hawking — habló Ray.

—Es difícil de creer — comentó Pete.

Los cinco se sentaron en los sofás de la sala, en completo silencio, hasta que llegó Mikey a interrumpir.

—Ordené pizza... deberíamos ver alguna película o... — se detuvo de pronto al percatarse de la presencia de los demás —. ¿Qué pasa? ¿acaso se murió alguien? — rió.

—Eso fue muy poco apropiado, Mikey— le dijo Gerard.

—¿Por qué?

—Stephen Hawking... él... murió — respondió Ray.

—Oh... pero... ¡yo no sabía! No me culpen.

—Tranquilo — Frank se puso de pie —. ¿Vemos La Teoría del Todo?

—Sí... es una buena película.

Frank se encargó de poner la película, Ray recibió la pizza y así pasaron gran parte del día. Comiendo y viendo la película biográfica de Stephen Hawking. En algún momento Frank dejó escapar un suspiro, algo que los demás entendían perfectamente. Stephen Hawking había sido un gran modelo a seguir, no sólo por su gran inteligencia por la que se destacaba, no sólo por todas esas teorías y palabras llenas sabiduría, también era un hombre que probó que no existe ningún impedimento para ninguna persona, probó que la vida no tiene derecho a imponerte límites, y si lo hace, tú eres lo suficientemente capaz para romper cualquier barrera frente a ti.

—¿Saben que fue lo mejor que dijo   Stephen Hawking? — dijo Ray —. Que los agujeros negros no son tan negros como los pintan. No son prisiones eternas como alguna vez se pensó. Las cosas pueden salirse de un agujero negro desde ambos lados y posiblemente hacia otro universo. Entonces si una persona se siente en un agujero negro, no debe preocuparse. Porque encontrará una salida.

—Definitivamente La Teoría del Todo fue lo que hizo de Stephen Hawking... pues Stephen Hawking — habló Patrick.

Frank apoyó su cabeza en el hombro de Gerard.

—Stephen Hawking era una de las mejores personas que tenía la ciencia.

—Tú eres... tú eres como el Stephen Hawking de mi vida — le dijo Gerard.

Frank le sonrió y le beso la mejilla pegándose más al pelirrojo.

—Véanle el lado lindo — interrumpió Pete —. Su hijo puede ser el próximo Stephen Hawking.

—Eso me recuerda a que mañana tenemos cita con el doctor — dijo Gerard.

—¡Genial! — Ray levantó sus brazos en señal de alegría —. Mañana sabremos si es un Albert Einstein o una Marie Curie.

—¿Si es niña la llamarán Marie Curie?— preguntó Patrick con un gesto gracioso.

—Según Ray, así es, pero aún estamos pensando en algún nombre — respondió Frank.

—Si Anthony me deja escoger el nombre, cosa que dudo, dejaré de llamarlo Anthony.

—¡¿Hablas en serio?! — exclamó Patrick —. Sería como decirle a Sky que deje de hacer fanfics y dejarlos abandonados una semana después.

—Patrick... ¿por qué siempre dices cosas raras? — cuestionó Frank.

—¡Ella me obliga!... es que soy el personaje más amado de este fanfic.

—¿Según quién?

—Según yo...

—Está bien... esto se está saliendo de control — Ray se puso de pie y salió del departamento.

Todos se mantuvieron en silencio hasta que el de afro volvió, pero acompañado de alguien más. Una pequeña cosa peluda en sus manos.

—¿Qué es eso? — preguntó Gerard asustado, mientras poco a poco se alejaba.

—Es un gato — respondió con un tono de obviedad —.  Un regalo.

—Es... una cosa muy tierna — Frank se acercó al gato y lo tomó en sus brazos —. Uh, ya sé... se llamará Schrödinger.

—¿Cómo el gato de Schrödinger?

—Sí... muy original, ya lo sé.

—¡Aléjenlo de mí! — gritó Gerard desde el pasillo.

—¿Por qué?

—¿Lo olvidaron?... soy alérgico a los gatos.

—¿Eso qué? Consigue una inyección o algo. El gato se queda — dijo Ray.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

Hola terrícolas... ya sé, estaba muerta... ok eso.

Y sólo actualicé por Stephen Hawking, su muerte realmente me duele. Además es una parte importante del fic y por lo tanto de mí.

Espero actualizar el fin de semana.

Los amo.

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El teorema del amor [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora