6. Nochebuena

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Apenas Frank abrió los ojos, sintió un débil frío rozar con su rostro. Volteó a su ventana y vio que estaba nevando, el cielo estaba nublado y eso le gustó. Claro, hasta que recordó que ese día era Nochebuena, lo que implicaba la cena, lo que implicaba personas. Y obviamente la presencia de los Way.

Cansado de estar acostado bajó de la cama y, aún con su pijama puesto, caminó hasta la sala. Al no ver a su madre, decidió buscarla por la cocina y luego por su habitación,  pero nada, ella no estaba. Lo cual se le hizo muy raro ya que ese día nadie trabajaba.

Prefirió preparar un plato de cereal con leche como desayuno, y esperar a que su madre llegará.

Pasada una hora Linda entró por la puerta cargando muchas bolsas. Frank, al verla corrió a ayudarla.

-Gracias, cariño - le dijo ella llevando las bolsas a la cocina.

Frank le seguía por detrás, al poner todas las bolsas en la mesa comenzó a revisarlo que estas tenían,  como si se tratara de un niño pequeño y curioso.

-¿Para qué compraste tanta comida?

-¿Acaso lo olvidaste? Hoy es Nochebuena, me encargaré de preparar la cena... tú mejor ve a arreglarte un poco, también invité a tus amigos... espero que tengas regalos.

-¿Regalos?

-Sí, de esas cosas que envuelves y luego se las das a alguien.

-Estoy enterado de lo que son los regalos, lo que no comprendo es porqué debería tenerlos.

-Porque debes darle algo a tus amigos, además, si no lo haces es descortés.

-¿Quieres decir que parte del protocolo de esta noche es dar regalos?

-Así es.

-Y si mejor les doy dinero, de esa forma ellos podrían comprar algo que ellos quieran y yo no tendré que pasar por la molesta tarea de escoger algo que podría o no gustarles.

-Frank, ¿acaso debo repetirlo una vez más?

-Bien - suspiró -. Luego nos vemos - dijo saliendo de la cocina.

-¿A dónde vas?

-A conseguir de esas cosas llamadas regalos.

Frank tomó una gran chamarra, se puso unos guantes y un gorro. Caminó varias calles y al no querer esperar el autobús decidió tomar un taxi.

Llegó al centro comercial en dónde se paseó por varias tiendas sin saber exactamente qué comprar.

-Disculpe, ¿puedo ayudarlo? - le preguntó una chica de cabello rubio.

-Es posible, me puede decir un regalo adecuado para una mujer de casi cuarenta años que, por cierto, le gustan los colores oscuros y las cebras.

-Oh... pues verá, le puedo ofrecer ropa - le sonrió conduciéndolo hasta la tienda de ropa para mujer.

-Esta bien - se encogió de hombros.

Aquella muchacha pasó más de una hora enseñándole ropa, varias prendas que a Frank no le gustaban.

Finalmente compró un abrigo que la muchacha le convenció de comprar, de otra forma, Frank hubiera permanecido en esa tienda una hora más. También compró un suéter para Donna, pero no supo que comprar para sus dos vecinos.

Caminó hasta la tienda de cómics para comprar alguna cosa de DC, para su vecino promedio. Compró un libro de ciencia ficción para Mikey, al final sólo le faltaba algo apropiado para sus amigos, Ray y Patrick.

Buscó más en la tienda, hasta que compró un sable de luz, de Star Wars, para Ray. Y un puño de Hulk, para Patrick.

Al terminar con las compras tomó otro taxi para que lo llevara de vuelta a su casa. En los cuatro años que había vivido con Ray jamás había festejando la Navidad, y era algo que le gustaba pues la Navidad era una de sus festividades poco preferidas. Ahora, si los demás años debía celebrar Navidad con su mamá, aprendió que debe comprar regalos mucho antes.

El teorema del amor [Frerard]Where stories live. Discover now