POV Mike - Hayden. LÍMITES DE ESPACIO PERSONAL

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POV Mike.

—¿En dónde estás rubio?

—Por la puerta cinco. ¿Y tú?.

—Ya te vi—le colgué el teléfono a Hayden y caminé hasta él.

Lo saludé con un abrazo como siempre. Desde que lo conocí la conexión fue automática, es uno de mis grandes amigos con un corazón inmenso. La voz de la razón durante toda la universidad y el apoyo incondicional después de graduados.

—Tengo rato esperándote. ¿Qué te retraso?—me preguntó.

—Las valijas. Una eternidad. Vámonos rubio, deja de quejarte.

—¿Y por qué tú estás de tan buen humor? Te tiraste a alguien... coño por eso llegaste tarde y yo como un imbécil esperándote.

—Ay pero estás pasado de melodramático, tener una novia en pañales te ha cambiado. Ni que fuese la primera vez que me esperas a que termine de tirarme a alguien.

—Imbécil... no está en pañales—murmuró por lo bajo. No quería que continuase molestándolo y solo por un momento se lo concedí.

Caminamos hasta la salida del aeropuerto donde nos esperaba un transporte que nos consiguió Fernando. Era bastante controlador cuando lo quería y considerando que era la graduación de nuestros hijos, estaba sacando todo de muchas proporciones.

—¿Cómo va la oficina de Boston?

—Dándome dolores de cabeza. Mandé toda esta semana a Daisy para afinar los detalles, lo que significa que la oficina de Los Ángeles se fue a la mierda. No sé cómo haré. Necesito una persona tan capacitada como ella. He entrevistado a medio país y no consigo a nadie. ¿Y tú cómo te sientes con lo del señor Figgiens?

—Como una mierda. La familia solicitó realizar una investigación. Si llegan a conseguir el más mínimo fallo me podrán suspender la licencia hasta que terminen las averiguaciones.

—No permitiré que eso pase. ¿Qué dice el hospital?

—Ellos están respaldando mis decisiones. Hice todo lo que estaba a mi alcance, y he revisado mil veces el mismo procedimiento, incluso con otros colegas.

—Pide una copia del expediente, tienes derecho a tenerlo, y me lo haces llegar. Le daré una revisada. También me reuniré con los abogados del hospital, veremos la forma como tratarán la situación.

—Creo que estás exagerando, pero gracias.

—No estoy exagerando y ya te dije lo que tenías que hacer rubiecito, no hagas que me moleste.

Dijese, lo que dijese, vi el alivio en la cara de Hayden y eso me reconfortó.

Estuve a su lado cuando su matrimonio fracasó, lo vi llorar de dolor pero ni siquiera por el suyo, sino por el que le había causado a su esposa. Tiene un corazón enorme y no sé cómo puede ser doctor y no sufrir por cada caso.

No Juzgues La PortadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora