Capítulo 29

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Bárbara escuchó el sonido de sirenas. Los bomberos, la ambulancia y policía hacían su aparición todos juntos a la vez. 

Los paramédicos llegaron rápidamente al lado de la pareja. Bárbara le tomaba una mano a Micaela y le susurraba que la amaba y que no la dejara.

Los paramédicos la inmovilizaron y la llevaron a la ambulancia. Bárbara le pidió a su chofer que llevara a Mateo con Florencia, ya que Roberta también iría al hospital.

Bárbara no soltó la mano de Micaela en todo lo que duró el viaje en ambulancia hasta el hospital. Entraron en urgencias y a Micaela la llevaron a toda velocidad a pabellón, debían reubicarle el hombro a su posición. Bárbara permaneció en la sala de espera rogando al cielo para que todo saliera bien con Micaela.  

Un escalofrió le recorría la espalda al recordar cómo la encontró tirada en el suelo casi inconsciente y cómo su corazón casi deja de latir cuando ella se desvaneció en sus brazos. 

Luego de más de una hora, Micaela era llevaba a una habitación del hospital donde permanecería en observación. Bárbara quiso correr para estar al lado de ella, pero sus pasos fueron interrumpidos por los policías que requerían tomarle una declaración.  

Roberta ya había dado la suya y solo faltaba la declaración de Micaela, que no podría hacerla hasta que despertara. Ya habían constatado lesiones, pero faltaba que ella diera su versión de los hechos. 

Daiana había sido capturada y solo esperaba su destino. La declaración de Micaela era importante ya que ella había escuchado todo sobre la muerte de Martina.

Una vez los policías estuvieron satisfechos con la declaración de Bárbara, ella corrió hasta la habitación donde estaba Micaela, no la dejaría sola ni a sol ni a sombra. Solo quería decirle cuanto la amaba. 

Cuando Bárbara entró en la habitación encontró a Micaela plácidamente dormida producto de la anestesia y de los calmantes que le estaban administrando. Ella tenía el brazo izquierdo sobre su pecho en un cabestrillo. Se acercó hasta ella y le acarició el rostro que ya empezaba a evidenciar los morados y las magulladuras producto de la caída. 

Bárbara caminó rodeando la cama para llegar al lado derecho de ella. Acercó una silla hasta ese lado de la cama y se sentó. Esa noche la pasaría ahí junto a ella aunque fuera en una incómoda silla, no le importaba nada, solo estar con Micaela. 

Le tomó la mano y comenzó a acariciársela suavemente, lentamente, como si su roce la fuera a despertar.   

—Ay Micaela, ¿qué voy a hacer contigo? Casi muero cuando te vi tirada en el suelo desmayada— Bárbara le hablaba con ternura, como si ella le pudiera oír—. Desde el primer día en que oí tu voz, mi corazón ha estado en peligro constante. Hace tanto que no me sentía así.

Ella apoyó la cabeza sobre la cama y susurrándole palabras de amor a Micaela y se quedó dormida.  

Cuando Micaela despertó todo le daba vueltas. Miró el blanco techo sobre ella y supo de inmediato que estaba en el hospital. Bajó su mirada al brazo dislocado y recordó la caída y el incendio en la casa de los Martínez. 

Siguió recorriendo el espacio con sus ojos hasta que vio a Bárbara dormida,sentada en una silla, con la cara y las manos sobre la cama. 

Estiró su mano y con delicadeza le fue acariciando el rostro. No quería despertarla, se veía tan tranquila durmiendo, como si ningún problema existiera en su vida.

Con sus dedos le delineó la ceja, la mejilla y la nariz ,la mujer que amaba. Bárbara se removió, pero no despertó lo que provocó una risita traviesa en ella, la que fue interrumpida de inmediato cuando sus costillas le recordaron la fea caída que había sufrido. 

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora