Capítulo 24

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—¿Te gusta Micaela mamá?—Bárbara miraba a su hijo sin saber muy bien qué contestarle—. Es genial, yo quiero que ustedes se enamoren. 

—Mateo—dijo Micaela, hablando pausadamente para tratar de explicarle al niño que ese beso había sido un arrebato de su madre—, lo que viste fue un beso, solo eso. A veces los grandes nos besamos porque... 

—Sí hijo a mí me gusta Micaela, y mucho—la interrumpió Bárbara dejando a una Micaela con la mandíbula desencajada.  

—Eso es genial mamá. Ya ti Micaela, ¿te gusta mi mamá? 

Ninguna palabra salió de la boca de Micaela, pero el niño volvió a la carga con sus preguntas. 

—Micaela, ¿a ti te gusta mi mamá? Dime que sí por favor. 

—Cielo, yo... 

—Mateo, no hagas más preguntas, ¿quieres?— dijo Bárbara. 

— ¿No te gusta mi mamá? ¿Es eso Micaela? 

Micaela vio la decepción en la cara de su pequeño amigo y se le encogió el corazón. 

—Mateo, no es tan fácil, ¿sabes? 

—¿Por qué no? Mi mamá ha dicho que le gustas. 

—Sí, pero...  

—Lo que pasa es que Micaela está enojada conmigo Mateo. 

Micaela fulminó con la mirada a Bárbara. Ella estaba usando a su hijo para que ella dijera algo, que sí sentía profundamente, pero que no quería gritarlo al mundo aún. 

—¿Qué le hiciste mamá? ¿Por qué ella está enojada contigo? 

—Dije algo que no debía y eso la hizo enojar. 

—Entonces pídele perdón a Micaela mamá —dijo el niño, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.  

—Ya se lo pedí, pero ella no quiere escucharme hijo — dijo Bárbara, claramente divertida con la situación. En cambio Micaela estaba cada vez más furiosa, se notaba en su cara que ya estaba más roja que un tomate.

—Micaela, perdona a mi mamá, ¿quieres?— ella miró a la madre y luego al hijo. 

—Mateo, ¿nos puedes dejar un momento solas? Quiero decirle algo a tu madre, pero tiene que ser en privado. 

—Está bien, pero perdónala. Ella te quiere y yo te quiero, ¿no te gustaría vivir con nosotros?  

—Hijo, déjanos a solas, luego hablamos.

—Bueno —dijo Mateo, y salió de la cocina dejando a las dos adultas solas, Ellas se miraban fijamente. 

Bárbara con adoración y deseo y ella queriéndola con todo, pero también con unas enormes ganas de ahorcarla. 

—Nunca pensé que caerías tan bajo ¿Cómo te atreves a utilizar a tu hijo para conseguir tu propósito? 

—Dicen que en la guerra y en el amor todo se vale— dijo Bárbara con una gran sonrisa en la cara.  

—Eres una descarada. No uses a Mateo para tu conveniencia, ¿has pensado que él se puede sentir decepcionado? 

—¿Decepcionado? ¿Por qué? Tú me quieres, yo quiero que estés conmigo, quiero que entres en nuestras vidas, y tú me dirás que sí. Mateo no se sentirá decepcionado. 

—Vaya, te sientes muy segura, ¿no es verdad?—dijo ella con las manos en las caderas y levantando una ceja.  

—Micaela, termina ya con esto. Estamos perdiendo el tiempo en una conversación inútil. 

-La Ogro-(Barbica G!p)-Where stories live. Discover now