Capítulo 10

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El lunes Micaela llegó como siempre temprano a su lugar de trabajo. Ninguna de sus jefas llegaba aún al piso diez. Ella comenzó a preparar su jornada laboral. Preparó las carpetas y las agendas para cuando llegaran sus jefas. 

Una hora más tarde, Bárbara  hizo su aparición por el pasillo de la oficina. Micaela sintió cómo un calor se alojaba en sus mejillas. Como era la costumbre, Micaela miró a su secretaria sin decir buenos días y se metió ensu oficina. Diez minutos más tarde Micaela ingresaba al despacho de su jefa con el café diario. 

—Señorita Suarez, Florencia no vendrá hoy a trabajar, está un poco indispuesta. Cancele todas sus citas. 

—Muy bien señora —contestó Micaela, mirando a Bárbara directamente a los ojos. 

—Ahora dígame qué tengo para hoy. 

—Bueno señora, a las once tiene reunión con los jefes de sección de la naviera en la sala de juntas. A la una almuerzo con el jefe de aduana, elseñor Martins. Y a las cuatro el señor Kevin , su abogado, pidió una cita con usted. Eso es todo señora.

Bárbara había seguido cada movimiento de los labios de Micaela mientras ella le leía la agenda para el día. Le había costado un gran esfuerzo concentrarse en lo que ella le decía, pero lo había logrado. Bárbara miraba encantada cómo se movía la boca de Micaela con cada palabra que ella emitía.

Ella se sorprendió por lo que estaba haciendo, mirar a su secretaria con deseo, con ganas de besar esa gruesa y roja boca que estaba frente a ella. 

—¿Necesita algo más señora? — preguntó Micaela a una distraída Bárbara, que al escuchar la pregunta volvió a la tierra. 

—Por ahora no. Prepáreme las carpetas para la reunión, me va a acompañar a la sala de juntas y tomará apuntes de todo lo que ahí se hable. Solo eso, ahora retírese.  

Micaela asintió y giró para salir de la oficina, mientras su jefa la veía caminar hasta la puerta escaneándola de arriba abajo. Micaela iba vestida con una falda lápiz color negro de cintura alta, que se ajustaba a sus caderas. 

Bárbara tragó en seco al fijar su mirada en el trasero de su secretaria. El conjunto lo complementaba una blusa blanca manga larga, además llevaba su largo cabello castaño suelto. Cuando Micaela cerró la puerta ella soltó la respiración que había estado conteniendo.  

Diez minutos para las once, Bárbara salió de su oficina para dirigirse a la reunión que tenía agendada a esa hora. Micaela se levantó de golpe, tomó las carpetas y su agenda para seguir a su jefa hasta el ascensor, la reunión se realizaría en el octavo piso donde se ubicaba la sala de juntas. 

Micaela rogó todo el camino hasta el ascensor, para que este no volviera a sufrir algún desperfecto. 

Sus oraciones fueron escuchadas, ya que el aparato llegó sin ningún problema hasta el piso ocho.  

La reunión duró un poco más de una hora, Micaela tomó apuntes de todo, tal como le había dicho su jefa. Una vez terminada volvieron al décimo piso y Micaela se puso de cabeza a hacer el informe de la reunión para su jefa. 

Era la hora de almuerzo, Micaela salía a su cita con el jefe de aduana y Micaela bajó a la cafetería de la naviera. Pidió una ensalada y una coca cola y llegó a la mesa donde estaban sentadas Calle y Poché. Las chicas larecibieron con unas grandes sonrisas. 

—¡Micaela! ¿Cómo estás? —le preguntó Poché con entusiasmo. 

—Hola chicas, estoy bien, ¿y ustedes? 

-La Ogro-(Barbica G!p)-Where stories live. Discover now