Capítulo 16

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El lunes por la mañana Micaela entró en su lugar de trabajo sintiendo cómo los nervios se apoderaban de ella. Su cuerpo temblaba de saber que se encontraría con su jefa. Llegó hasta su escritorio y comenzó a acomodar sus cosas para empezar con su trabajo. Quince minutos después, aparecían las Martínez. Florencia sonriente como siempre y Bárbara seria y con el ceño fruncido como de costumbre. 

Ella las saludó con entusiasmo, pero solo Florencia le contestó, ¿qué había pasado con la Bárbara del día anterior? Ella ya se estaba cuestionando si lo vivido el día domingo había sido real o quizá su mente se lo había imaginado. Pero miró su falda comprada en el centro comercial y se dio cuenta que no, que todo había sido real. Bárbara quería volver a ser la ogro gruñona de siempre. 

Le había dicho que lo sucedido en club no se volvería a repetir y al parecer esa era su forma de dar por terminado todo lo iniciado por ella. 

Micaela fue a buscar el café de su jefa, se lo llevó y comenzó a revisar la agenda del día. Bárbara miraba a su secretaria, pero no decía nada. Le miraba la boca y recordaba el sabor de sus labios y una corriente eléctrica la recorría por completo. Se enojó por no ser capaz de sacar a esta chica de su mente. Esto no podía seguir así. 

—¿Necesita algo más señora?— preguntó Micaela sacando de sus pensamientos a su jefa que no había escuchado ni media palabra de lo que ella le había hablado. 

—No. Retírese.

—Bien —dijo Micaela, sintiendo que la ogro había vuelto en gloria y majestad.

A las doce y media el teléfono de la central sonó, Micaela levantó el auricular y lo contestó. 

—Naviera Martínez buenas tardes.  

—Hola Mica, ¿a qué hora sales a almorzar? —era su amiga Karen quien estaba al otro lado del teléfono. 

Bárbara salía en ese momento de su oficina para dirigirse a la de su hermana a buscar unas carpetas y se tensó al escuchar la conversación de su secretaria . 

—Hola Koko, ¿por qué no me llamaste al móvil? 

—Porque te he llamado como diez veces y no contestas. 

—Déjame revisar. 

Micaela buscó en su bolso y tras dar unas cuantas vueltas dentro de este, logró encontrar su teléfono móvil, el cual estaba descargado. 

Bárbara entraba en la oficina de Florencia, ella no estaba en ese momento.  

Tomó la carpeta que buscaba, pero en vez de salir, se quedó parada en la puerta, escondida para escuchar la conversación de Micaela y el tal Koko. 

—Lo encontré, está descargado por eso no lo escuché. 

—Pero qué distraída amiga. Bueno vamos a almorzar o no. 

—No sé.  

—Vamos Micaela, aprovecha que te voy a invitar, tú elijes ¿Dónde quieres almorzar?

—¿Dónde yo quiera? ¿Estamos celebrando algo Koko? 

—No. Solo es que estoy feliz y quiero compartir mi felicidad y contigo que eres mi mejor amiga. 

—Bueno si es así sí. A la una, ¿te parece bien? 

—Perfecto, nos juntamos en la cafetería del centro, ah y carga tu teléfono. 

—Si Koko, ya lo cargo.  

Bárbara sintió que la rabia se apoderaba de ella. No se había fijado que apretaba tan fuerte la carpeta que sostenía entre sus manos que esta ya estaba toda arrugada. Salió desde su escondite y pasó por el escritorio de Micaela y en su paso le dijo:

-La Ogro-(Barbica G!p)-Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin