15: El demonio de los deseos

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Edwalls - Ninnock 1980




          — Te puedes quedar, pero te voy a hacer invisible. — Harry asintió. — Transparente como el agua. — pronuncié las palabras con mi mano sobre su brazo, él desapareció. — no puedes intervenir en nada, solo haz algo si es muy necesario.

          Me adentré en la casa sin esperar algún tipo de respuesta, tampoco escuché que dijera algo, probablemente solo asintió con la cabeza sin percatarse de que no lo veía realmente, las primeras veces que te vuelves invisible pueden ser confusas, tienes algunos tipos de actos fallidos, haces señas con tus manos o tu rostro, pero nadie te está viendo. La puerta estaba abierta, al atravesarla supe de inmediato que no me encontraba precisamente en mi hogar, era como un lugar completamente distinto, todo se veía opaco y la niebla gris no dejaba que mis pies caminaran con seguridad, los cuadros de las paredes estaban vacíos, las fotografías estaban sin rostro. Me cubrí detrás de un muro con cautela, imaginando que Harry había hecho lo mismo y se encontraba a mi lado, lo más importante era descubrir qué tipo de demonio se había metido en la casa, me extrañaba que mis familiares se hubiesen dejado atrapar por un demonio, aun así yo había estado afuera, tenía que recuperarlas.

          — Necesitamos saber qué demonio es. — susurré lo más bajo que pude, iba a ser difícil no hablar con Harry.

          — Adivinación. — pegué un pequeño salto del susto, había hablado a mi derecha y yo no esperaba que él estuviera de ese lado, con mis manos en forma de puño intenté calmarme.

          — No me asustes Harry. Mantente a mi derecha para saber que estás ahí — lo reprendí, la verdad de todo es que me daba pena haberme asustado. — la adivinación me ha funcionado una sola vez.

          — Puede funcionarte dos veces.

          — Ego coniecto, intruso.

          Despejé mi mente, o eso intenté, pero nada pasó, intenté con las palabras intruso, criminal, demonio, criatura, enviado, y varias más pero todo fue en vano, era tiempo que perdía, tenía que relajarme, las situaciones de alto riesgo siempre se llevaban lo mejor de mí, me dejaban indefenso, esos momentos en los que tienes que actuar mientras estás pensando, por eso siempre supe que yo no sería el brujo que representaría a la familia en mi generación, porque me quedo congelado en los momentos más importantes. Recordé a mi abuela, nos decía todo el tiempo la misma cosa cuando nos estaba enseñando la historia de nuestro linaje de brujas. "Pasarán siglos y milenios pero esta casa nunca dejará de serle leal a nuestra familia, puede ceder un poco pero siempre que un Bloodie necesite ayuda las paredes lo van a recibir."

          — ¡Ya se!, los objetos tienen memoria, mi abuela lo sabe. — regresé a la puerta. — la casa nos dirá quién ha entrado. — me quité el guante y tomé la manija de la puerta, inhalé bastante aire y pronuncié las palabras. — Ego coniecto, intruso.

          Fue como entrar en un trance, mi vista se nubló pero al parecer solo para aclararse nuevamente, estaba en el mismo lugar, en la entrada de la casa, al igual que la vez que usé la adivinación en el bosque todo era blanco y negro, estaba seguro de que Harry no se encontraba conmigo, de hecho, era capaz de jurar que no estaba en el mismo periodo de tiempo en el que estaba antes de decir las palabras, deduje que esta vez el estado de adivinación no me estaba guiando hacia algo, me estaba mostrando una escena.

Sangre y diamantes: El primer brujoWhere stories live. Discover now