10: La familia Diamond

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Edwalls - Ninnock 1980



        — Soy Sir Vincent Alphonse Diamond. — Me impresionó la sutileza de su voz, no parecía desesperado o amenazador, más bien sonaba imponente y autoritario. Intenté decir mi nombre pero el señor me interrumpió. — Sé que tu nombre es Marcus Bloodie, conozco muy bien a tu familia, las brujas Bloodie han creado problemas desde que tengo uso de razón. Aquel vampiro que no conozca el nombre del primer brujo de todos los tiempos, es un tonto. — Era impresionante como el resto de la familia hacía silencio mientras el mayor de todos hablaba. Estuvimos en silencio un rato. — Sería un verdadero placer para mí entrar en tus recuerdos, ¿me lo permites?

          Entendía su estrategia, usaba ese tono de voz pulcro y constante para empatizar, no era fácil ser el único de tu clan en una sala llena de vampiros. Nunca había escuchado de alguien que pudiese ver los recuerdos de las otras personas, habían brujas que podían utilizar la telepatía, podían enviar mensajes mentales o tal vez leer la mente de una persona, lo que la persona estuviera pensando en ese momento, pero los recuerdos eran reliquias, las reliquias individuales debían ser privadas. Asentí con mi cabeza y Sir Vincent se acercó a mí, levantó su mano izquierda y colocó su dedo índice sobre el centro de mi frente, sentí calor, como si hubiesen puesto un anillo sobre una fogata y luego me lo hubiesen clavado en la frente, justo donde él tocó, jadeé, al siguiente segundo pasó lo contrario, ahora no era un anillo caliente si no un cubo de hielo recién extraído de la montaña más grande de Alaska.

          La sala desapareció, me encontré de pie entre árboles, las cosas no eran igual de intensas que antes, todo era vago y borroso, entendí que era mi propio recuerdo, pude verme a mí mismo escondido, escuchando a los dos cazadores. Intenté acercarme, pero de un jalón volví a aparecer en la sala de la mansión.

          — Tú, jovencito, acabas de salvar a mi familia. — consideró lo que diría a continuación. — Nunca voy a llevarme bien con las brujas, algo que si es cierto es que los vampiros tenemos honor, la familia Diamond está en deuda contigo y toda tu familia.

          No supe qué decir, estaba en blanco, tenía muchas cosas en la cabeza, por fin había logrado acercarme un poco más a Harry, aun así algo me decía que el camino seguía estando muy lleno de obstáculos engañosos. Miré al resto de la familia y pude ver una sonrisa en la cara de uno de los gemelos, Harry I y Keith se tumbaron de nuevo sobre el gran mueble y aunque Sir Vincent fuera muy imponente Kadin lucía bastante desafiante.

         — Abuelo, este pequeño escarabajo ha traído caos a nuestra familia, no podemos... — fue interrumpido.

          — Kadin, si no fuera siglos más viejo que tú creería que cuestionas mis palabras. — Su mirada era sombría, a pesar de su expresión pude ver el mismo color de ojos que tenía Harry. — Regresa a casa muchacho, saluda a tu madre de mi parte. — no encontré el sentido de lo que decía. — trata de no aparecerte por este bosque tan seguido. No verás a Harry Junior hoy, lo lamento. — El tema de Harry había desaparecido de mi mente en un segundo, ¿saludos a mi madre?, preferí no preguntar, era un enigma que resolvería después.

          — Pero Señor, los cazadores están allí afuera. — El tono desesperado de mi voz me sorprendió, había estado callado por un rato.

          — Nosotros podremos con ellos, ya ayudaste suficiente. Fue un placer, Marcus Bloodie.

          Asentí y me transporté, habían muchas cosas en las que tenía que pensar, no puedo negar que mi lado egoísta se sentía un poco triste por no haber visto a Harry, pero lo que me confortaba era haber podido estar en el lugar indicado en el momento indicado, el más viejo de los vampiros Diamond le había mandado saludos a mi madre, sin explicación alguna, eso me generaba mucha curiosidad, mis tías, abuela y específicamente mi madre, jamás habían hablado de conocer a alguna familia de brujos, incluso cuando Harry entró a mi cuarto aquella noche mi abuela no pareció reconocerlo. Algo que involuntariamente seguía apareciendo en mi cabeza eran las imágenes de la mansión Diamond prendida en fuego, los gemelos quietos en el suelo, Harry sin una pizca de vida o estimulo en su cuerpo. Estaba muy agradecido por haber podido comunicar el mensaje, aunque me tenía intrigado saber qué haría la familia de Harry con los tres cazadores.

Sangre y diamantes: El primer brujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora