Capitulo 79 - Dudas

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HOLA CHICAS!!! primero que todo les pido perdon, por esta laaaaarga y horrible espera, la verdad es que no habia podido actualizar por falta de tiempo. y aun no tengo mucho, pero he visto sus comentarios en el capitulo anterior y no pude seguir haciendolas esperar :( La verdad es que no se si hay mucha gente interesada aun, pero de todas maneras la terminare porque quiero cerrar el ciclo de esta fanfic, y que a las que aun les interese, puedan tener un final :).

Se que el capitulo es corto, pero no se preocupen porque hoy mas tarde o mañana subiere el siguiente :) Actualizare muy seguido para que esten atentas! LAS ADORO MUCHO ❤️

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Todo lo ocurrido con Zey y Harry hizo pensar a Selena ¿por qué se había involucrado en una relación cuando se había prometido nunca hacerlo? ¡Además estaba enamorada! ¿Es que era ¡imbécil!? ¿Nunca escarmentaría? La felicidad no existía y mucho menos para ella. Eso lo había aprendido hacía muchos años. No se podía confiar en nadie y mucho menos en aquellas personas que crees amar. Esta vez no era una excepción.

Recogió su bolso y su abrigo y se dispuso a ir a trabajar. En los últimos días pasaba más horas de las necesarias en la empresa, con la excusa de querer dar una buena imagen. La realidad era que no quería volver a casa y encontrarse con Zayn. Por alguna razón, el solo verlo la hacía hervir la sangre ¿No podría amarla tanto como ella a él y así poder dejar ese maldito miedo que la consumía? ¡Oh, no, claro que no! Él volvería a hacerle daño como todos hacían cuando ella bajaba la guardia. Pero esta vez no se lo permitiría. Habían pasado muchos años y ella era mucho más madura como para dejarse vencer tan fácilmente.

- ¿No es demasiado temprano para irte? Apenas has terminado de almorzar -protestó Zayn, manteniendo un tono suave, que había aprendido en esos días a fingir.

- ¡Tengo prisa! -dijo Selena sin más, saliendo del departamento.

- ¡Como no! -suspiró Zayn mirando la puerta cerrada por la cual había salido su novia.

Empezaba a acostumbrarse a hablarle a las paredes. Solían tener respuestas más amenas de las que ella le procesaba. Estaba evitando hablar sobre el tema porque sería como abrir la caja de Pandora. Sabía que una vez empezasen a hablar no se acabaría la discusión hasta que estuviese todo aclarado y estaba seguro de que no sería en su beneficio. No podía imaginarse que era lo que le ocurría. ¿Era posible que se hubiese hartado de él y que lo considerase solo algo molesto en su vida?. El fin de semana anterior le había dicho claramente que no deseaba que fuese al "Ritual" porque la distraía del trabajo. Pero sabía que lo que le pasaba era que no quería verlo. Posiblemente allí, rodeada de solteros guapos y ricos, se olvidase de que tenía un compromiso.

Compromiso... Pero ¿tenían tal cosa? A lo mejor habría sido mejor seguir siendo solo amigos. Al menos así no la perdería. Durante años la había tenido más cerca que a ninguna otra y él se había sentido el único en su vida. Pero ahora que debería ser así, se sentía más solo que nunca. Ella no lo amaba y él tendría que aprender a asimilarlo. Pero...aún no... Todavía no estaba preparado para alejarse de ella. Aún tenía la esperanza de que todo cambiase y que solo fuese un malentendido. Una mala semana. O cualquier otra estúpida razón que le diese la posibilidad de estar a su lado.

Tras recoger sus cosas decidió distraerse en el trabajo y como hacía en las últimas semanas, se marchó para la empresa de su padre para no volver hasta entrada la noche. Y como todas las noches ella aun no había llegado. Suspiró cansado y se acostó. Si ella no quería verlo, era una estupidez esperarla despierto. Aunque era imposible no hacerlo.

Dos horas después de haberse acostado la escuchó llegar. El traqueteo de sus tacones sobre el suelo, le decía que estaba en la cocina preparándose algo para comer antes de dormir. Su cuerpo se endureció al instante con la imagen de su esbelta figura contoneándose por la cocina. Le encantaba observarla mientras cocinaba. Sus caderas balanceándose de un lado a otro en busca de los miles de condimentos que utilizaba normalmente, o la manera en que le caía el pelo sobre la cara y ella intentaba retirarlo con una sensual sacudida, lo hacía gemir. No soportaba tenerla tan cerca y a la vez no tenerla en absoluto. No sabía como lo haría para no abalanzarse sobre ella cuando entrase en la habitación. Cuando se cambiase y se pusiese su diminuto camisón... ¿Cómo demonios había resistido en esas semanas? Tenía que recurrir a su autocontrol. No podía...

Un gemido de placer se filtro hasta llegar a él. Recordó haber comprado el postre favorito de Selena. Probablemente en ese momento estaría comiéndolo, saboreándolo... Su cuerpo vibró dolorosamente, se levantó de un salto de la cama y caminó hacía la cocina. Con paso pesado y mirada desenfocada de deseo, la encontró sentada en una butaca lamiendo sensualmente una cucharita como si fuese el mejor de los manjares. Su cabello caía sobre su espalda, en un revoltijo de ondas color chocolate y sus labios no dejaban de torturarlo, relamiéndose. Cualquier rastro de cordura desapareció en él. A una velocidad imperceptible llegó a ella, haciéndola levantarse y apretándola contra él. Era suya, ¡toda suya! Y no hablaba el hombre sino el animal posesivo en él. La deseaba, la amaba y no era capaz de apartarse de ella. Tenía que tenerla allí y en ese momento. 



Amigos Desconocidos |z.m • s.g|Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ