Capítulo XXI

Magsimula sa umpisa
                                    

—No tienes idea del dolor de estás horas sin sentirte, sin tocarte. Oh, mi hermosa rosa no sabes el amargo dolor que he pasado sintiéndote lejos. El anhelo tan profundo al saber que durante el día me ha sido privada tu compañía.

—Solo tienes que decirlo y yo iré contigo donde quieras que vaya—le respondí acariciando su rostro—. Te extrañé tanto, Michelle. No sabes cuanto te he anhelado. Tus manos, tus ojos, tus labios.

—No tienes que anhelar algo que es tuyo, amor—nos miramos fijamente y sus labios tocaron los míos y fue allí donde me perdí. Sus brazos me abrazaron tan fuerte que sentí que nos fundíamos en una sola pieza musical para formar así la perfecta melodía.

Lo supe en ese momento.

Lo he sabido por casi un año desde que nos conocimos, pero este momento lo confirmó.

Estoy enamorada de ella.

Estoy apasionadamente enamorada. Ese amor fluye por mi cuerpo, por mis venas, fluye como sangre y provoca en mí un sentimiento de anhelante necesidad. Por eso la abrazo más y el beso se vuelve salvaje, desenfrenado y necesitado y me doy cuenta que esa noche no podré dejarla ir.

—Camila—me dice al separarse un poco de mí, pero yo no quiero que lo haga. Las dos con el aliento entrecortado y las miradas llenas de necesidad. Las dos lo sabemos. Las dos nos necesitamos.

—No dejes de besarme—le digo con desespero sus labios rozando los míos—. No te vayas esta noche—nos vimos a los ojos—. Quédate conmigo.

—Camila...—yo negué poniendo mis dedos sobre sus labios pidiéndole que no hablara más. No quería escuchar dudas ni esas preguntas que posiblemente llenaban sus sentidos como los míos. No quería escuchar nada que me dijera que lo que mi cuerpo sentía era malo.

Aquello tan sublime no podría ser malo jamás.

—Sabes lo que va a pasar si te quedas, pero no me importa—ya nada importaba que no fuera ella. Nadie iba a tenerme más que ella, porque esa era mi promesa de amor—. Te amo, Michelle. No quiero a nadie más a ti y si sientes lo que yo tampoco quieres irte. Quieres estar conmigo. Quieres lo mismo que yo—ella tomó mi rostro y pegó su frente a la mía.

—He esperado toda mi vida para esto—me vio fijamente y yo sentí una conexión tan grande que me fue imposible moverme al ver sus ojos brillar como dos luminosas estrellas. Brillaban como esas estrellas del cielo que acompañan a la luna para no dejarla sola en la oscuridad.

—Tus ojos—le digo y ella suspira contra mis labios—. Brillan como dos estrellas.

—Es porque te amo—me dice y algo dentro de mi cambia con sus palabras—. No sabes como te amo; y sé que este amor no puede ser prohibido. Lo he sabido desde mucho antes que esto que ahora me atormenta llegara a mi cuerpo—ella bajó la mirada—. No lo pedí, Camila. No pedí esto sin embargo llegó a mí. Yo lo único que pedí alguna vez fue una vida eterna pero solo para estar contigo. Porque perdí mi corazón desde que te vi admirando la pintura en la fiesta de Lord Cliffin. Te amé desde la primera vez que te vi porque supe que eras lo que estuve buscando toda mi vida, mi complemento—tomó mi mano y la llevó a su pecho donde toqué un dije de su collar de plata que brillo ante mi toque y ella me observó apretando mi mano contra su corazón.

—¿Desde el principio? —ella asintió y me observó con dolor.

—Desde que te vi por primera vez me sentí completa—pegó su frente a la mía y nuestros alientos se mezclan desesperados por sentirnos a pesar de escondernos en el frondoso bosque que impide que otros ojos se deleiten con nuestro amor tan sagrado, tan profundo, tan sobrenatural—. Tú en nuestros innumerables paseos me comentabas que anhelabas el amor y yo solo te observaba como espectadora de lo que jamás podría pasar. Cuando en nuestros momentos de amistad me decías que buscabas un amor sincero, mágico y real—acarició su nariz con la mía—, y yo solo me sentaba a tu lado anhelando decirte que aquel amor que buscabas lo tenías frente a ti. Que nadie jamás te amaría como yo te amo. Pensaba en decirte que no tenías que buscar más porque yo era lo que necesitabas. Que me habías encontrado y que si el buen Dios lo permitía, sería tuya para siempre. Ahora eso es una realidad, porque pasaran los años y mi corazón será tuyo eternamente.

The Midnight Chronicles TrilogyTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon