- ¿y qué?, ¿yo seré la mujer?

- Hmm, pues si. ¿Quién más si no?

- Tal vez tú puedas serlo.

- ¡Pero tú tienes mejores rasgos!

- ¿Rasgos femeninos?

- No, no, no, no.- Niega haciendo señas parpadeando un par de veces mientras el contrario le mira con una ceja alzada sin estar convencido.- Bueno, si. Pero que conste que es un cumplido. Para mí te verías perfecto. Toda una obra maestra.- Asiente.

- Ay, ya. Qué pesado. No me vestiré de mujer solo por qué tú quieras hacer de pareja.- Balbucea desviando la mirada visiblemente sonrojado. Frank suelta una risita tomando con una mano su taza de café y con la libre pasándola por encima de la mesa hasta su mano para así tomarla y acariciar su dorso.- Frank.- El castaño sigue mirándole fijamente haciéndole llegar a un color inhumano, tapándose el rostro lo más que puede.

- Eres muy hermoso, ¿sabias?

- Basta.

- Lo digo enserio, Gee. Siempre lo has sido, solo que soy un idiota y jamás me atreví a acercarme. Supongo que agradezco haber caído en esta maldición.- Su rostro está cubierto por una de sus manos, haciendo un espacio entre sus dedos para mirarle y soltar una risita tomando su mano entre la suya.

- Tonto.





Ya rondan las cinco de la tarde. Todo el día se la habían pasado juntos paseando por el centro comercial en busca de algún disfraz para aquella noche. Posiblemente Tyler les estaría buscando pero no querían ser encontrados. Por primera vez concordaban en que necesitaban un respiro de todo ese drama. Tomarse de las manos y dejar que el mundo les viera. Comer un helado y comprar cosas de pareja como un collar que traía una pequeña placa donde se escribían las dedicatorias más cursis que habían. Sabían que aquello desaparecería pronto, más era algo que quedaría en sus memorias por siempre.

Gerard quedó pensativo después de ello. Hasta ese momento habían asumido que después de resolver todo el misterio que los anclaba a ese hechizo o maldición, sus vidas volverían a la normalidad y ellos podrían entonces estar juntos como una pareja común.

Pero entonces...

- ¿Y si no recordamos nada?- Su corazón palpitó con fuerza casi enseguida mirándole con miedo, mucho miedo. Frank terminaba de pintarse la cara, decidiendo ser un zombie, habiéndose echado al menos medio litro de pintura roja en gran parte de su ropa. Le miró expectante soltando una risita.

- Qué dices... Claro que lo recordaremos. Es difícil olvidar algo así.- Dijo sin más acercándose a él y acomodándole el sombrero de brujo que traía. Su rostro pálido hacia buen contraste, y gracias a que su pelo negro profundo estaba algo largo, era un perfecto disfraz de "Snape".

- Nadie lo asegura, Frank. ¿y si despertamos y no recordamos nada?, jamás sabremos entonces que estuvimos juntos de esta forma. Jamás estaremos juntos.- Su desesperación era notoria tomándole de los brazos y sosteniéndose de él. Frank negó entonces tomando su rostro y levantando su mirada.

- Hey, Hey, Hey. Té prohibido que pienses de ese modo, Gee. Yo te prometí que lo estaríamos. Que después de esto arreglaría las cosas con Jamia y que al fin podríamos formalizar algo bien. Algo bueno. Solo espera un poco más, te prometo que valdrá la pena.- Le acercó sutilmente con un roce con sus dedos besando lentamente sus labios.

Su pecho le dolía de todas formas, más quiso pensar que las palabras de Frank eran ciertas. Que solo estaba siendo paranoico y que después de todo aquel drama, no tendrían que pasar por alguna situación así nunca más.




En una noche de Halloween. 'Frerard'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora