CAPITULO 7 "El encantador chico nuevo"

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Jackson, Colorado – 31 de Agosto

POV Hannah

Me levanté abruptamente de la cama, las sábanas que había colocado estaban cubiertas de sangre. Las heridas que son causadas durante el viaje onírico se traducen a la vida real. No es una habilidad perfecta. Aún me estaba recuperando de la herida que me dejó la trampa de osos de mi encuentro con Alan.

Crucé mirada con Garenisse, que seguía sentado en el mismo sofá desde que nos habíamos dormido, el sonrió. Grace limpiaba sus heridas mientras miraba los libros que tenía sobre la repisa, algunos que tenía por amor, como Los Juegos del Hambre o las obras de Stephen King, y otros no tan entretenidos que necesitaba para la universidad.

– Podrías haberme matado. Casi lo consigues. – dije mientras la observaba sostener un gran oso de peluche que me había regalado hace unos años por cumplir 10 años de amistad.

  – Esa no era mi intención. –su voz estaba quebrada.

– Tu intención era ocultarme algo entonces. Pensé que eramos amigas. Pensé que no nos guardábamos secretos... – estaba indignada, me sentí usada. Sólo quería que se fuera y no volver a verla.

Se dio la vuelta y se recostó sobre mi escritorio. Entonces le vi la cara, sus ojos estaban irritados, se secó las lagrimas con el puño y juntó fuerzas para hablar- Yo la observaba directamente esperando una gran explicación, una que fuera lo suficientemente buena para calmarme.

– Ese día... tomé el camino que cruza el parque... y... –tomó aire y dió una pausa para contener sus lágrimas  – Encontré a Jake y... ya sabes lo que siempre hacía con él... por eso estaba tan mareada al llegar al super... – ya habiendo dicho todo- Dejó de contenerse y soltó en llanto.

Mi enojo no desapareció, se transformó, pero también me sentí mal por ella. Me levanté de la cama y la abracé. Garenisse se levantó de su lugar y se escabulló rápido por la puerta.

¿Por qué Garenisse reaccionaría así?

– ¡Me dijiste que ibas a dejar eso!¿Que no aprendiste nada de tu viaje al hospital? –le reproché, se que no tengo mucho tacto para decir las cosas, pero ella lo sabía.

Yo era muchísimo peor que Grace en el tema de las adicciones, así que parecería hipócrita de mi parte juzgarla por eso. Grace por si sola nunca hubiera entrado a ese mundo. Fue mi culpa que ella cayera en eso. Hace unos años, le presenté a uno de mis amigos, Jake, que también era quien me abastecía. Jake la persuadió de que probara de su mercancía,  a lo que ella accedió. Al principio fue solamente por curiosidad, pero rápidamente se volvió un abuso. Yo por mi parte nunca intervine hasta que Grace fue a parar a emergencias por una intoxicación. Su recuperación no llevó mucho tiempo, cosa de semanas, pero le prometí que nunca mas la descuidaría de esa manera.

  – Sí,lo sé... y lo siento. Pero no volverá a pasar. De todas maneras el problema es lo que realmente me pasó aquel día. Ya recordé todo. –su desconsuelo desapareció y ahora se expresión era de intranquilidad. Por lo visto lo que pasó no fue sólo efecto secundario de lo que se metió.

  – ¿Pudiste verlo? Cuéntame. –solté intrigada.

  – Luego de mi encuentro con Jake, vi a Sam en el parque con dos sujetos muy sospechosos. Creo que... uno de ellos era un portador, como tú.

Mi mente se llenó de preguntas ¿Cómo llegó a esa conclusión?¿Ellos le hicieron esto?¿Sam es como yo?¿Vienen por mí? pero antes de soltar palabra ella me interrumpió para continuar su relato.

  – Y eso no es lo más extraño y preocupante... –su vos casi sonaba como un grito – ¡Yo te había contado esto en el mercado! 

Cada vez me desorientaba más lo que me estaba contado. Me quedé en silencio a esperar lo peor.

  – De todas maneras se que no fuiste tú la que me encontró en el supermercado, sino todo esto no hubiera pasado ¿Verdad?

– Es cierto –dije. Ella comenzó a caminar a mi alrededor.

– Pero antes de hablar contigo un chico extraño me abordó, llenándome de pregunta acerca de lo que había visto en aquel sitio. Insistió hasta que pareció que había terminado con él.

– ¿Entonces crees que el usó alguna habilidad para hacerse pasar por mi? 

– Así es. Y también creo que fue el mismo individuo que estaba hablando con Sam.

–  Podría ser, pero... ¿no recuerdas su rostro?

– No. Al chico del parque creo que si podría reconocerlo. Por lo poco que oí, su nombre era Lance. Pero al del supermercado, si fue el tal Lance u otra persona, no lo recuerdo. Es como si su cara haya sido borrada del recuerdo.

¿Lance? También existe la posibilidad de que sean dos.

– Entonces esos auriculares que me diste podrían ser de él, ¿no?  –solté concentrada, intentando atar todos los cabos sueltos. Mi cabeza estaba por sufrir un cortocircuito.

– Eso creo –asintió. 

– Bien... desde hoy debemos cuidarnos el doble. Puede ser que estemos en grave peligro.

– Puedes contar conmigo. Si aún quieres. –dijo ella desanimada.

– Claro que sí Grace, no confío en nadie más que en ti. Y discúlpame por meterte en esto.

Lo que le había pasado pudo haber concluido aún peor. Ahora me siento mal por haber dudado de ella.

... 

  3 de Septiembre

 –  ¿Hannah? ¡Hannah!

– Eh... – volví en mi  – si, ¿Qué pasa O?   

– Octavia te estaba preguntando si tienes notas de la clase del viernes... ¿No dormiste bien ayer o qué pasa por tu enorme cabeza?  

– Cierra la boca...   –dije a David mientras me reía – Sólo estaba pensando en algo. Si los tengo O, pero los dejé en casa. Mañana te los traigo.

– Si, está bien. –respondió.

– ¿En algo o en alguien? –continuó David –Connor no vino a clases hoy ¿Con quién crees que se haya quedado?  

– ¡Deja eso! ¡Sabes que no hay nada entre nosotros! Seguro está enfermo o algo parecido –repliqué con una sonrisa torcida.

Las bromas de David eran muy graciosas cuando eran hacia otras personas, pero no me gustaba que me molestara a mi, mucho menos con Connor. Sal con alguien una vez y él te lo recordará toda tu vida.

– No le hagas caso, es un idiota. – dijo Octavia mientras se burlaba de mi situación – ¿Qué vas a hacer luego de aquí? 

  – Quedé con Grace en juntarnos en su casa ¿Quieren venir? Aunque pensándolo bien tu no. – mire de reojo a mi agresor.

– Si iremos, amo visitar la mansión  de Grace –respondió él. 

– Bien, pasa por mi casa de camino Dave.

– La profesora Stewart ya debería estar aquí ¿Creen que se haya tomado el día? –pregunté.

– No sé, pero miren la criaturita que acaba de entrar por las puertas del salón.

Giré mi cabeza hacia atrás donde se encontraba la entrada del salón para poder ver de quién hablaba David. Habían muchas personas en el pasillo que bajaba hasta la pizarra central, pero el resaltaba entre los rostros conocidos de la clase. Tuve una sensación rara al verlo, todo en el era perfecto: sus cejas, su tes morena, su buena forma de vestir y su presencia. Nunca lo había visto caminando por la calle, sino lo recordaría.

– El es mío. – le dije a mis compañeros que lanzaron un alarido de sorpresa por mi comentario.  


Aliados de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora