CAPITULO 3 "Suena a problemas"

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Fort Collins, Colorado – 29 de Agosto  

POV Grace

¿Qué pasa? Se está tardando demasiado.

Me encontraba sentada bajo un gran roble en la parte trasera de la universidad. El lugar se encontraba vacío, no era muy recurrido por los estudiantes. El patio estaba maltratado y parecía que aún no habían rastrillado las hojas que dejó el otoño pasado. A mi me encantaba ese lugar, poder recostarme bajo el enorme árbol durante los recesos a fumar con Hannah, parecía que el tiempo se volvía infinito. A mis demás amigos les parecía un lugar húmedo y sin gracia, que además según ellos, olía a pescado echado a perder. "Amigos" es una forma de decir, la única persona a la que en verdad podía considerar amiga era a Hannah.

Al fin.

  – Llegaste.  –me levanté y me acerqué a quién estaba esperando. Lo abracé.

– Lamento la demora. –dijo él – Tengo poco tiempo, has que valga –continuó.

Giré la mirada al costado. Eso sonó como "te estoy pagando ramera, has bien tu trabajo".

Rápidamente se acercó a mí y me besó. En otro caso lo hubiera empujado y cacheteado, pero lo que me provocaba era algo que nunca me había pasado, no sabía como explicarlo. Solo me dejé llevar. Colocó sus manos en mi cintura y comenzó a descender por ella. Yo estaba perdida en la situación, sus manos no se detenían. Cuando empezó a meterse bajo mi falda, recapacité, coloqué la palma de mi mano sobre su pecho y lo alejé de mi espacio personal.

– ¿Estás loco? Podrían vernos. Estamos en un lugar público. –lancé intentando volver mi respiración a su ritmo normal .Mi corazón estaba a punto de salir expulsado de mi pecho.

Creo que si hubiera planeado el encuentro en un lugar más privado esto hubiera terminado muy mal, además de resultarme descabellado. Mi acompañante formo una pequeña sonrisa, mordiendo sus pequeños labios y mirándome de reojo. Mis latidos volvieron a descontrolarse después de eso, intenté concentrarme en algo más. 

No sabía realmente que me atraía de el, se que a muchas, y muchos, les parecería atractivo: ojos marrones, barbilla cuadrada, corte de cabello de moda, una barba perfecta, cejas anchas. Ninguna de esas son cosas en las que fijo en un chico. Quizás sea el peligro que viene detrás de la relación. Hannah me mataría si se enterara de esto.

  – Esto no puede ocurrir de nuevo. –solté con tono de autoritarismo.  – Te cité aquí solamente para decirte eso.

El sólo se mantuvo inmutable mirándome y sonriendo.

 Cree que tiene el control sobre mí, iluso.

– Se hace tarde, debo irme, ni una palabra a Hannah ¿me oíste? –dije manteniendo la actitud – esto se acabó. Fue un pequeño desliz. Pero ya recapacité de mi error... nuestro error. –me alejé rápido de él de forma dramática, con pasos largos y sin hacer contacto visual.

Espero que haya entendido el mensaje. 

Siento que alguien se apresura a alcanzarme desde atrás antes de que vuelva a ingresar al interior de la universidad. Me gira bruscamente y me aprisiona contra la pared.

  – Yo decidiré cuando termina. –comentó en voz baja en mi oído.

Me beso otra vez. No ofrecí resistencia.

...

Me levanté de mi asiento, la clase había finalizado. Me Dirigí al hall central al encuentro de Hannah para que pudiéramos volver a casa juntas. Su casa quedaba de paso a la mía. La gente iba y venía en todas direcciones, algunas se volteaban a saludarme, pero eran muy pocas. Carol me invitó a hacer algo el fin de semana en su casa, a lo que acepté a ir con Hannah. Entonces la vi, solitaria en un banquillo, arreglándose el flequillo y su larga cabellera.

Aliados de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora