XXII: Midna

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Las murallas de la Ciudadela no podrán resistir eternamente.

Yo lo veo, Salma lo ve, Perícleo lo ve y Telma lo ve, pero aún así luchamos por mantener los ánimos altos, porque en el momento que los defensores de la ciudad se sientan derrotados, la derrota será solo cuestión de tiempo.

Sobrevuelo la ciudad con mi ave todos los días, rodeada por mi esfera de energía. Señalo los puntos más vulnerables en las murallas, trato de prever la siguiente acción de los invasores, de vez en cuando hago un pequeño ataque relámpago para crear un poco de confusión entre nuestros atacantes. Lo cierto es que tengo miedo de que todo esto sea inútil, de que Zeinan supere nuestras defensas y todo Hyrule acabe sometido a las sombras otra vez.

¿Cómo pueden estar tan ciegos? ¿Soy la única que ve que, en realidad, no tiene sentido que los twili conquisten Hyrule? Este es un mundo de luz, y la luz no es para nosotros. Ni sumiéndolo en las sombras de nuevo llegaría a ser realmente nuestro... nosotros ya tenemos un hogar en el Crepúsculo. No tiene sentido perderlo por simple ambición.

Pero mi pueblo se agolpa ante las murallas de la Ciudadela pidiendo la sangre de los hylianos y sus defensores. Mi pueblo, el pueblo al que intenté gobernar con justicia, manipulado y utilizado para las ambiciones de otro tirano cruel. El dolor que siento es difícil de explicar; me siento traicionada y traicionera, luchando contra mi propio pueblo en lugar de permanecer a su lado en estos momentos.

-¡Midna! ¡Midna, ¿qué ves?!

Sacudo la cabeza para salir de mi ensueño y miro a mi alrededor, concentrada. Las tropas del Crepúsculo rodean la Ciudadela en un campamento perfectamente organizado. Los turnos de guardia son implacables, y no parece que haya nada que pueda quebrar el asedio del Castillo... hasta que veo humo procedente del Lago de Hylia.

-¡Hay escaramuzas en el Lago! - grito, tratando de que Salma me oiga por encima del batir de las alas de mi ave - ¡Hylia! ¡El lago de Hylia!

Veo a la mujer guerrera hacerme gestos de asentimiento con la mano y dirigir a un grupo de defensores hacia la muralla oriental del Castillo. Les sigo desde el aire, vigilando a los twili que me miran con odio desde los alrededores del Castillo. Trato de apartar mi mente de la desolación que me producen esas miradas, y apremio a mi ave hasta el límite de la muralla, donde se posa elegante como una rapaz, plegando sus enormes alas en torno a mis piernas.

Me inclino sobre el cuello del ave, palmeándoselo suavemente, tratando de ver qué ocurre en el Lago de Hylia... sin mucho éxito, todo sea dicho. Está demasiado lejos para que alcancemos a ver algo más que humo de muchas hogueras, enturbiando la vista. Perícleo saca un viejo catalejo y enfoca al Lago de Hylia.

Masculla un juramento entre dientes.

-¡Los zora! - repite Salma, gritando y haciendo gestos a la gente que espera en el patio del Castillo - ¡Han venido los zora! ¡Los zora!

El grito se convierte en un clamor repetido por todo el Castillo entre exclamaciones de júbilo y vítores. Salma y yo, sin embargo, no somos tan optimistas; aunque los zora hayan venido en nuestra ayuda, aún están muy lejos... necesitamos abrir una brecha en el sitio para que puedan llegar a nuestro lado, para que podemos luchar codo con codo.

Cruzo una mirada con Perícleo y Salma, y los dos asienten y vuelven a clavar la mirada en el lejano Lago, seguramente preguntándose cómo vamos a abrirles camino hasta nosotros. Yo me muerdo el labio y sacudo la cabeza; tengo algunas ideas, pero preferiría no llevarlas a cabo a no ser que la situación sea desesperada.

Pero la situación se hace desesperada por sí misma.

Los zora parecen haberse hecho con el Lago, pero no logran hacer retroceder a los invasores lo suficiente como para llegar hasta nosotros.

An Hylian Light (TLoZ: Twilight Princess. Link x Midna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora