VIII: Hashi

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El Crepúsculo es un lugar extraño.

La última vez que lo vi, solo estaba aquí de paso, el tiempo justo para devolver a Taiyo a su lugar. Se trataba solo de una misión, nada importante, nada en lo que detenerme y mucho menos algo sobre lo que pensar. Pero ahora que parece que se ha convertido en mi nuevo hogar... en fin, hay mucho que debo plantearme.

Para empezar, me pregunto por qué demonios mi piel brilla. Creo que todos los twili que me han visto se lo preguntan. Brillo como una luciérnaga, con un resplandor fosforescente que no me deja dormir. Da igual la hora del día, no paro de brillar, y dado que en el Crepúsculo viven en un atardecer continuo... ya iba a ser bastante complicado dormir sin una oscuridad completa. Si ahora mis propios párpados brillan, ya puedo ir despidiéndome de las horas de sueño.

Apenas he visto a Link desde que llegamos. Se pasa los días encerrado con Midna en sus habitaciones, y aunque solo tenga una semana de vida como hyliana no hace falta que nadie me explique qué hacen allí dentro. Mientras ellos dos están ahí, yo vagabundeo por el palacio buscando algo que hacer, hablando con los twili y durmiendo, porque desde que llegamos aquí estoy agotada, más cansada de lo que había estado nunca. Ni siquiera las veces que estuve a punto de extinguirme por entregar a Link casi toda mi energía había estado tan cansada.

No sé por qué esto es así, pero no por ello deja de ser, y yo apenas me siento con ánimos para nada.

-¡Señora Hashi!

Un twili corre hacia mí, un varón llamado Myrho que tiene más o menos la misma edad que mi cuerpo y que es paje o algo similar del Consejero Mayor de Midna. Insiste en llamarme "Señora Hashi" o "Dama Hashi", cuando no cosas aún más vergonzosas. Durante los primeros días, todos creían que yo era hija de Link (lo cual es absurdo, porque Link apenas supera en seis años la edad de mi cuerpo...) y me daban tratamiento de "Princesita". Link y Midna nunca estaban presentes para desmentirlo, y bueno...

Aunque no está dentro de la gama de emociones normales de un espíritu guardián, he de decir que jamás había pasado tantísima vergüenza.

A día de hoy, parecen haber entendido lo que soy, pero eso solo hace que estén aún más intrigados conmigo.

-Dama Hashi - jadea el chico, cuando al fin me alcanza -, mi Maestro la requiere.

Yo tuerzo el gesto, nerviosa.

-Oye, ya le he dado a tu Maestro un montón de mechones de pelo, incluso ha insistido en llevarse un pedazo de tela de mi vestido. De verdad, no tengo ninguna gana de seguir dejando que experimente conmigo como si fuera...

-No, no - me interrumpe Myrho -, no es eso, Dama. Su Alteza Midna requiere que se os entreguen ropas más dignas, puesto que desea demostraros su agradecimiento por haber traído a su lado al futuro monarca - recita de un tirón, y yo suspiro.

Desde que llegué aquí, todo el mundo insiste en que tengo que ponerme más ropa. Vestidos, corsés, mallas, zapatos y medias, guantes, sostenes que son todo un milagro de la ingeniería... y eso que los twili de por sí van poco vestidos. No me quiero imaginar qué me habrían hecho de haberme quedado en Hyrule, pues recuerdo que las ropas de la princesa Zelda eran de lo más elaboradas.

-Mira, estoy bien así - intento explicar, pero Myrho ya ha echado a andar con garbo, y no me queda otro remedio que seguirle.

Aún no sé cómo explicar la sensación que me embarga desde que recibí un cuerpo. Ya no soy un espíritu, pero sigo sin ser del todo hyliana, y necesito desesperadamente volver a sentir la libertad que tenía en el plano espiritual. Los confines de un cuerpo humano se me hacen demasiado pequeños para lo que estaba acostumbrada, esta materialidad es algo demasiado nuevo para mí. Y si al estar ya confinada en mi propia piel, le sumamos el llevar un montón de ropa por encima... buf. Lo único que consigo es una tremenda sensación de claustrofobia.

An Hylian Light (TLoZ: Twilight Princess. Link x Midna)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz