Invitación

Depuis le début
                                    

A lo lejos observé como el pelinegro se ponía de pie mientras Sabrina hablaba con el, luego los vimos marcharse juntos quién sabe a donde.

---También se dice que ella quiere volver con el pero éste la ha rechazado por completo.

Sonreí complacida.

---Pero que amigos tan chismosos tengo.

Agregué divertida.

Íbamos a levantarnos de la mesa cuando de repente Rhett se acercó a nosotros, mis amigos me miraron aterrados.

¿De dónde había salido?

¿No se suponía que estaba con su ex?

---Esperen.

El pelinegro nos miró a todos para finalmente fijar su mirada sobre mi.

Aclaró su garganta.

---Ofreceré una fiesta en mi casa el sábado, me gustaría que asistieran.

Miré alrededor nuestro, todo el alumnado que se encontraba en la cafetería miraba incrédulo a un Kozac prácticamente sumiso ante nosotros.

---¿Acaso se te olvida lo que le hiciste a Mario?

Ahora quería hacerse el buenito.

---Estas equivocado si crees que iré....

---Claro ahí estaremos.

Me interrumpió Mario.

No podía creer lo que había acabado de escuchar.

¡Esto era traición!

---Si, gracias por invitarnos.

Agregó una sonriente Carmen.

Fulmine con mi mirada a mis amigos, ellos sólo miraron hacia otra parte.

---A mi también me gustaría ir.

Acotó Pablo.

¡Esto era el colmo!

---Creo que tus amigos no piensan los mismo que tu...de igual manera espero verte ahí.

Había quedado mal, y la sonrisa de Kozac solo demostraba lo mucho que le divertía aquello.

---Hasta pronto.

Fue lo último que dijo para luego alejarse de nosotros, nuevamente todo el mundo volvió a lo suyo.

---¿Qué ha sido todo eso? ¿Cómo pudieron aceptar su invitación?

Regañe a Mario a Carmen y a Pablo, estaba indignada, todos ellos fijaron la mirada al suelo.

---Es que Sof...nunca hemos ido a una de sus fiestas, me gano la curiosidad ¿Perdoname por querer encajar!
¡¡¡Ahhh!!

Mario salió corriendo lloriqueando descontrolado.

---Iré a verlo, últimamente está muy sentimental.

Asinti con la cabeza observando como Carmen iba detrás de Maria, Pablo se quedó conmigo.

(...)

El fin de semana había llegado y con eso el chófer de Deluxo me esperaba en las afueras del internado.

---Buenos días señorita Sanders, es un gusto verla.

---Qué tal Nando.

Sabía que nos dirigíamos al departamento del castaño.

Llegamos a nuestro lugar de destino y me encontré nuevamente con la señora que laboraba ahí, enseguida ella me preparó un delicioso desayuno el cuál literalmente devoré.

Dorian me había llamado explicandome que se encontraba ocupado y que llegaría por la noche.

Después de darme un baño procedí a tomar una pequeña siesta.

Narra Dorian

Hoy había tenido un día extremadamente pesado, ya que me había reunido con varios socios de la empresa que mantenía aquí en Madrid.

---Encarguensen del resto ustedes, de mi parte esta todo listo, hasta luego señores.

Les comenté a mis colaboradores antes de salir de mi oficina.

Estaba sumamente estresado y solo deseaba descansar.

Maneje muy rápido para llegar al departamento, solo pensaba en llegar a dormir, no tenía cabeza para nada más.

Llegué al edificio, saludé con el conserje y me dirigí al ascensor, una vez en el, marqué el piso al cual debía ir. Al llegar, saqué mi tarjeta, la inserte y me adentre en mi cómodo hogar.

Luego de servirme un vaso de wisky me senté cómodamente en unos de los muebles, afloje con mi mano libre mi corbata hasta quitarme por completo.

Escuché un ruido y me alarme, iba a levantarme cuando ella apareció frente a mi, había olvidado por completo que se encontraba aquí.

---Hola.

Me saludó somnolienta, se la veía muy tierna usando una pijama con el dibujo de Bob esponja.

---Hola pequeña ¿ Qué tal la siesta?

Un bostezo salió de ella antes de sentarse junto a mi.

---¿Qué tal el trabajo?

Nuestras miradas se conectaron.

---Estresante.

Resople cansado.

---Ven.

Tomó de una de mis manos.

La mire desconfiado cuando hizo que me pusiera de pie.

Me llevó hasta mi habitación y mil pensamientos se aglomeraron en mi cabeza.

---Quítate la ropa.

Ordenó con tranquilidad mientras volvía a bostezar.

---No creo que esto sea buena idea.

Empecé a quitarme la ropa bajo su mirada atenta, pero su rostro no reflejaba emoción alguna, parecía estar aun medio dormida.

Quedé en bóxers cuando me pidió que me acostara boca abajo, algo que no pude hacer del todo.

---Voy a darte un masaje ¿De acuerdo?

Esto era muy incómodo pero realmente ansiaba ese masaje.

---De acuerdo.

Volví a acomodarme de lado.

---Dorian pero colocate de espaldas recto, no hacía un lado.

Exclamó con tono fustrado.

---No puedo...

Me giré lentamente hacia ella.

---Pero por qué...

Su boca formó una O y yo muy apenado volví a girarme.

---No digas nada.

La escuché reír a mis espaldas haciendo que me sintiera aún mas avergonzado.

¡Mi cuerpo me había traicionado!

Saludos

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xoxoxo

La hija de mi sirvientaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant