Capítulo 22: Si Te Vas

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—¡Hola, Sammy! —dije animadamente cuando estuve lo suficientemente cerca.

—Hey, Minnie —agitó la mano. Me senté junto a ella, así que ahora Sammy estaba en medio del chico misterioso y yo. —Ella es mi amiga Minnie —dijo señalándome. —Minnie, él es Jayden... está conmigo en química general.

—Hola —sonreí tontamente. Él levantó su barbilla en reconocimiento y luego volteó con Sammy.

—¿También está en ciencias nutricionales? —le preguntó a Sammy.

—Sí, estamos juntas en dos clases —Sammy dijo orgullosamente y luego Jayden volteó a verme.

—¿Por qué estudias eso? En serio, ¿Cuáles son tus clases? ¿Lechuga I, manzana II, papa avanzada? —se burló.

Mi enorme sonrisa se morfó a un ceño fruncido y mis ojos brillaron instantáneamente con furia. Bueno, de hecho, era toda una experta en hot potato, pero esa era otra historia.

Realmente odiaba cuando la gente decía cosas que insinuaban que mi carrera no era importante y que ellos estaban por encima. Cuando estén muriendo por una enfermedad crónico-degenerativa causada por la obesidad, ¿quién los va a salvar? ¡¿Quién?!

—Me permites recordarte que tú llevas clases con nosotras —sonreí dulcemente y el rodó sus ojos. —De todas maneras, ¿cuál es tu carrera? —le pregunté hostilmente.

—Bioquímica y biología molecular —declaró orgulloso.

—¡Aburrido! —canté. Este chico... ¿Quién se cree que es? Su actitud sólo hizo que me pusiera a la defensiva.

—No vengas conmigo cuando sea millonario por ser el mejor científico —dijo con aires de grandeza. Sammy giraba su cabeza de izquierda a derecha, atrapada en medio de nuestra discusión.

—¿Y quién va a poner en práctica tus descubrimientos? —le pregunté retóricamente y apunté mis dedos índices hacia mí. —Sin mí, eres nada.

—Sin mis asombrosos descubrimientos, matarías a tus pacientes —contestó con calma.

—¡Claro que no! Con la información descubierta hasta ahora es suficiente —crucé mis brazos.

—Tenía razón —declaró de repente, riéndose. Sammy y yo lo miramos fijamente como si estuviera loco.

—¿De qué hablas? —Sammy preguntó.

—Se enoja fácilmente y es graciosa cuando está enfadada —soltó una risita. ¿De qué está hablando? ¿Me estaba haciendo enojar a próposito? ¿Por qué? ¡Nos acabamos de conocer!

—¿Así que tu cerebro sacó esas conclusiones sobre mí en los cinco segundos que me viste antes de atacarme? —le pregunté confundida. Era raro, ¿quién es así de molesto y arrogante con una persona que acababa de conocer?

—No, lo pensé desde la semana pasada —respondió simplemente. ¡No lo conocía la semana pasada! Cuando vió mi aún más confundida expresión, elaboró su respuesta —eres una estudiante ruidosa, siempre estas atacando a los profesores con preguntas y explicaciones por cualquier detalle que no te cuadre. La semana pasada en laboratorio una chica tonta no entendía como el maestro iba a evaluar la asignatura y te vi dándote manotazos en la cara y rodando tus ojos repetidamente.

Me le quedé viendo con los ojos muy abiertos. Eso era vergonzoso, su primera impresión de mí había sido que era intolerante, lo cual era verdad, pero ese no era el punto. Aunque la chica realmente era muy tonta.

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