La semana pasaba como siempre en la naviera Martínez. Micaela llegaba y cumplía con su trabajo y Bárbara era el ser insoportable que se había empeñado en ser con su secretaria. 

Micaela llamaba todos los días a Mateo, ya estaba mejor de la varicela y eso la tenía muy contenta. Pronto podría volver a salir con su pequeño amigo. 

Era miércoles, Florencia y Bárbara estaban en la oficina de ésta ultima discutiendo sobre la transacción que pretendían hacer con el Banktrans. Bárbara se quejaba de lo difícil que era negociar con la representante del banco, la señorita Villagra, y Florencia la reprendía y la acusaba de misógino ante cada comentario de ella. 

—¿Supongo que sabes que mañana es el cumpleaños de Micaela?— dijo Florencia levantando una ceja, esperando ver la reacción de su hermana. 

—No, no lo sabía y tampoco es de mi incumbencia que mañana sea el cumpleaños de la secretaria. 

—Cómo qué no. Es tu secretaria, la que tiene que aguantarte todos los días ese carácter de mierda que tienes. La que tiene que ver tu cara de amargada que traes pegada diario. Y por último, porque es la amiga de tu hijo ¿No crees que eso sea una buena razón para que le digas feliz cumpleaños por lo menos? 

Bárbara miró a su hermana y frunció su entrecejo en clara señal de enojo.

—A mí no me vengas a fruncir el ceño Martínez, sabes que no me intimida esa pose de ogro enojada

—Florencia, ¿terminaste? Porque si es así te pido que me dejes sola. Tengo cosas más importantes que hacer que discutir contigo sobre el cumpleaños de la secretaria. 

—Claro hermana, ya terminé. Pero antes de irme solo te diré algo... vete a la mismísima mierda, ¿oíste? 

Florencia se levantó, y salió de la oficina de Bárbara dando un gran portazo. 

Bárbara por su parte se debatía entre regalarle algo a Micaela por su cumpleaños o no. Y si le regalaba algo, ¿qué podría ser? Al final decidió que no le regalaría nada. Mientras menos se involucrara en la vida de su secretaria, más fácil se le pasaría la obsesión que tenía con la muchacha. 

El jueves Micaela se levantó para prepararse para ir a trabajar. Se duchó, se vistió y salió de su cuarto para ir a la cocina y beber un poco de café. 

Puso un pie dentro de la cocina y se encontró con su amiga y una mesa preparada impecablemente para tomar un buen desayuno. 

—¡¡¡Sorpresa!!!— gritó Karen— ¡¡¡Feliz cumpleaños Mica!!! 

—Ay Koko, me vas hacer llorar tonta. 

—No llores, que se te va a estropear el maquillaje. Ahora sopla la vela y pide un deseo.

Karen le acercaba a Micaela un pastelillo de chocolate cubierto de crema y que llevaba encima una velita encendida. Micaela pidió un deseo y sopló la vela, para luego fundirse en un fuerte abrazo con su amiga. Luego ella le extendió un paquete de tamaño mediano envuelto en brillante papel de regalo. 

—Bien Mica, este es tu primer regalo, anda ábrelo, espero te guste.  

Micaela rompió el papel a toda velocidad y dejó al descubierto el regalo de su amiga. Era un hermoso vestido de noche corto color magenta de un solo hombro. Micaela lo tomó entre sus manos y lo levantó para apreciarlo mejor. 

—Gracias Karen, este vestido es hermoso. No debiste molestarte. 

—Es que ese vestido es solo una parte de mi regalo, y sin ese vestido no podrías aprovechar mi segunda parte del regalo.  

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora