Ahí estaba forcejeando con un tipo peligroso, pero ella no pensaba dejar que él se llevara el bolso que contenía todas sus cosas de valor. 

—¡Suéltalo mujer! No quiero lastimarte, solo suelta el maldito bolso — dijo el delincuente al ver que ella no pensaba soltar su botín. 

—¡No! Suéltalo tú, no hay nada de valor para ti en este bolso. 

El ladrón comenzó a tirar con más fuerzas y en su intento la arrastraba a ella por el suelo. Micaela había perdido un zapato y al otro se le quebró eltacón. Ella trató de incorporarse sin mucho éxito, pero por ningún motivo soltaría el bolso. 

—Suéltalo maldito o te juro que te vas a arrepentir. 

El ladrón soltó una risa, momento que Micaela aprovechó para incorporarse, y quedar cara a cara con el delincuente. 

—Nunca he visto a alguien con tanta sangre en la venas — dijo el tipo volviendo a carcajearse ante la insólita situación que estaba viviendo.

  —Ahora te vas a arrepentir de haber querido robar mi bolso. 

—¿A sí? 

—Sí. 

Fue todo lo que dijo ella, y en un rápido movimiento, le pateó la entrepierna a su asaltante. Éste soltó el bolso y se agarró su hombría con las dos manos. Micaela aprovechó el dolor del tipo, y con su brazo derecho, le propinó un fuerte golpe en la cara usando su codo.  

El ladrón ahora se tocaba la cara con sus manos. Micaela se levantó un poco la falda y le propinó una fuerte patada en las costillas al hombre, lo que lo hizo caer al suelo. 

Ella tomó los zapatos, el bolso y salió corriendo descalza lo más rápido que pudo de ese lugar. 

Cuando estuvo cerca del parque, bajó un poco la velocidad. Llegó a un banco y se dejó caer desparramada sobre este.

Soltó unas cuantas lágrimas y agradeció el que su padre insistiera en inscribirla en clases de Kung fu cuando era niña. Hace tiempo que no practicaba. Solo deseaba conseguir un trabajo y así volver a entrenar en algún gimnasio donde impartieran el arte marcial. 

Miró los carísimos zapatos que su amiga le había prestado y que ahora estaban destruidos. 

Tendría que pagárselos a Karen, ya que eran sus zapatos de diseñador favoritos. Pero ahora no tenía oportunidad de ir a su entrevista para conseguir un trabajo. Gracias al asaltante, se había atrasado, además lucía heridas de batalla en sus rodillas. 

Sacó las sandalias, que había llevado para cambiarse por si le dolían los pies, y se las puso. 

Buscó el jabón gel antibacterial que cargaba siempre en su bolso, un paquete de pañuelos desechables y comenzó a limpiarse las rodillas ensangrentadas. 

Miró su reloj y vio que ya llevaba diez minutos de retraso para suentrevista. De pronto pensó que debía ir a dar una explicación del porqué no había llegado a la cita. Tal vez podría dejar el currículo nuevamente y postular a otro puesto. 

Se arregló un poco el pelo, tomó su bolso y comenzó su caminata lo más rápido que pudo por las calles que la separaban del edificio de la naviera Martínez.

Entró en el vestíbulo del lujoso edificio de la naviera, y quedó frente a la recepción, donde una mujer elegantemente vestida, puso una expresiónde horror al verla.

—¿Necesitas ayuda?—le preguntó la rubia mujer. 

—La verdad es que sí. Mi nombre es Micaela, Micaela Suarez. Hoy tenía una entrevista para un trabajo en esta naviera, pero me asaltaron mientras venía para acá, lo que hizo que me atrasara y no pudiera llegar a la hora. 

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora