Capítulo 4

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      Mandy se bajó del caballo y le dio las riendas a un empleado que por ahí pasaba. Sintió que algo le murmuraba, pero no escucho lo que le había dicho. Estaba distraída, como le pasaba últimamente. Desde que había estado con Peter no podía concentrarse en nada. Y era raro en ella, se encontraba vagando de aquí para allá, tratando de que las horas pasasen rápido para verlo. Era como una inútil. Y cuando le preguntaban sobre los arreglos en la sala no sabia que responder. Sonrió al pensar en Peter. Se ensamblaron en una cómoda monotonía. Ella se ocupaba de sus asuntos por la mañana y por la tarde se veían, cenaban juntos y por lo general, pasaban todas las noches juntos. La hacienda estaba siendo restaurada de una manera eficiente, el invernadero y el establo avanzaban paulatinamente y el teatro estaría terminado en un par de días. Mandy ya se deleitaba con los cotilleos, tanto de su sala, como de vida privada y del teatro, quienes todos esos aristócratas se llenaban la boca hablando pero nadie sabia que era de ella, ni siquiera Peter. Solo los condes de Liddington y ella.

— ¡Pero bueno! – Protesto una familiar voz con acento americano. – Creí que por ser un lugar lujoso te cambiaría tu manera de vestir, pero viéndote, sigues igual de hombrecillo como antes ¿verdad?

  Se volteo rápidamente, con una enorme sonrisa.

— ¡Matt!

Mandy se abalanzó sobre él y después de abrazos y besos por parte de ella, él se separo y la condujo dentro de la casa. Después de una charla sobre el viaje, entro el ama de llaves.

— Margot, trae una bandejas de las galletas que a mi me gustan tanto. Tú sabes. – Le dijo Matt.

— Señorita, el conde Birdwhistle esta en la salita esperándola.

— ¡Oh! – Exclamó con sorpresa y cierta incredulidad mientras miraba el reloj. Eran más de las seis de la tarde. Había estado hablando más de cinco horas con Matt y ni se había dado cuenta. – Pon un plato más en la mesa, para Matt.

— No es necesario. Creo que ya debería ir al hotel

— ¿Hotel? Ni loca, te quedaras aquí.

  Matt sonrió descaradamente.

— Ya lo sabia por eso ni me he registrado en el hotel.

— ¡Tramposo! – Le arrojó un almohadón y se desperezó. – Dile al conde que si es tan amable de esperar, en un momento bajaré . Y tú , vete a acomodar por ahí, hay muchas habitaciones que puedes escoger. Ponte cómodo en la que mas te guste.

— ¡Que mala anfitriona que eres! – Se burlo el.

— ¡Vete!

   Le dijo ella riéndose. Después de bañarse y ataviarse en un simple vestido de muselina, adornada con encajes sobre el corpiño. Bajo a recibirlo. Mientras iba caminado por el pasillo Margot le indico la habitación que había elegido Matt, una con las mejores vistas panorámicas que tenia la segunda planta.

— ¡Sal bicho! – Le grito aporreando la puerta.

— ¡Sal bicho! – Le grito aporreando la puerta

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La Reputación De Amanda ✔Where stories live. Discover now