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-Shawn! -escuché un grito detrás de la puerta. Miré el reloj y eran las cuatro de la tarde de un sábado. Hace más de dos semanas que no veo a Liana, pero no fue por eso que me mantuve al margen, solo escuela, casa y tareas. Encerrado en mi habitación haciendo lo máximo posible. Yendo a trabajar cuando el idiota de mi jefe lo necesite y ahorrando. Más no podía contar- Mamá dice que ya es hora de que salgas, hay un olor feo en tu habitación -voy a negar eso. Bueno, quizás la habitación tenga algo de olor, pero me baño todo los días y el tener una pequeña ventana no favorece en la limpieza del aire.

Bufé y me levante del escritorio, en el cuál estaba trabajando en una historia, todavía no sé su título ni tampoco lo que va a contar, solo me senté a pensar. Abrí la puerta y mi pequeña hermana me sonrió.

-Cuando va a ser él día que dejes de encerrarte y llorar? -me pregunto divertida- Debes ser un hombre, ninguna chica te querrá -golpeo mi hombro mientras la esquivaba para bajar la escalera. Me senté en el sofá y recibí un mensaje. Me sorprendí porque los únicos mensajes que recibo desde principios del año escolar solo son los de mi mamá, y ella esta en la cocina haciendo maravillas.

Abrí la aplicación y me topé con un mensaje de un número desconocido.

Desconocido:

Creerás que son acosadora pero le pedí tu número a la chica de no sé donde pero que la había visto junto a ti, me lo dio pero me miro raro.

Soy Liana, lo siento.


Sonreí al leer el mensaje, al menos uno de los dos se había esforzado en contactarnos.

¿Qué chica? Hola, jeje.


Envié el mensaje, impaciente de que contestara.

Una rubia, pero te vi con tantas rubias que no sé identificarlas. No importa, te invito a tomar un helado, yo pago. Nah, tú lo haces pero yo te invito a sentarte a una banca, qué dices?


Frente al local de videojuegos, hay una plaza, en diez estoy allá.


Bueno, estoy saliendo.


Sonreí por última vez para ir a buscar un abrigo.

-Adonde crees que vas? -mi mamá me llamó antes de que habrá la puerta.

-Iba a salir -me justifiqué.

-Adonde y con quién? -colocó sus brazos en jarra.

-Eso no importa, estaré antes de la cena -besé la mejilla de mi mamá y salí corriendo antes de que diga nada.


(...)



Llegué al parque con los dedos entumecidos. No traje guantes, aunque no creí que haría tanto frío. Mire la hora, cinco minutos tarde. Me senté en la banca y me dedique a ver como el sol se empezaba a ocultar detrás de las sierras.

-Boo! -escuché a mi lado. La mire y le sonreí. Su cara cambió de expresión-. Deberías de haberte asustado, y gritado, sino no tiene gracias -mire como se sentaba a mí lado y cruzaba sus brazos por el pecho.

-Debería tener gracia? -me acerqué a ella apoyé mi cabeza en su hombro. Se sintió raro, tengo ganas de vomitar.

-Debería de ser gracioso para mí, claro -vi de reojo como hacía gestos con su cara.

-Y tu abuela? -quise saber.

-En casa, donde más, desde que mis padres... -su oración quedó en suspenso. Note que se tensó un poco pero luego se relajó.

-Quieres hablar de eso? -apoyé mi espalda en el respaldo y la mire.

-Nada de otro mundo, Shawn, mis padres están distanciados, mi mamá se vino a vivir con mi abuela y yo debo acompañarla, mi papá se quedó en casa pero todo bien, solo es una tensión en ellos como pareja, nada que me incumba -se encogió de hombros y me regaló una sonrisa.

-Vamos por el helado -me paré de la banca y extendí mi mano. Ella enredó su brazo con el mío y empezamos a caminar. Solo diré que al tenerla pegada a mí el frío paso a segundo plano.


(...)


-Eres un asco -Liana frunció la nariz-, no te puede gustar ese sabor helado, iugh -hizo otro gesto sacando la lengua.

-Es limón, nada de otro mundo -dije lamiendo mi helado.

-Para mi sí, y mira.. -se acerco a una señora que esperaba el bus- Señora, usted creé que el sabor a limón es normal? -la señora me miro y negó. Se que lo hizo por ella- Lo ves? -me miro divertida y seguimos caminando-  El sabor a limón es un asco.


Seguimos caminando un par de cuadras, sumidos en un silencio agradable, le echaba miradas de vez en cuando y ella sonreí sin mostrar sus dientes. Era una chica muy linda y hoy me dejó comprobarlo, aunque algo baja pero linda.

-Oh, no sabes!? -exclamó en la cuadra de su casa. La mire para que sepa que la escuchó-, aunque no sepas, hoy fui al médico, sé que no te interesa pero te lo contaré. Los últimos meses medía mi estatura sola, y hoy, por razones que ni yo sé, el médico lo hace, viví toda mi vida engañada -elevó sus brazos y los dejó caer a cada lado de su cuerpo. Reí-, juro que yo creí que medía 1,58, o no sé, sesenta. Sabes cuanto mido!? -me pregunto indignada y negué-. 1, 49, ni siquiera cincuenta, 1,49. Lo he dicho y lo vuelvo a repetir, me siento defraudada por la vida -me empecé a reír, hace mucho que no lo hacía y que llegué ella y lo haga me hace sentir bien. 

Llegamos a la entrada de su casa.

-Hasta aquí hemos llegado -le sonreí. Liana no dijo nada, yo tampoco. Permanecimos en un silencio. La mire y ella hizo lo mismo. Agaché mi cabeza y quise besarla pero solo bese su mejilla- Hasta otra -bajé los escalones de la entrada. Ella sonrió y entro en casa.

Hasta otra, eso significa que la veré de nuevo.


Otro cap, espero y les guste.

Publique un oneShoot en mi perfil. Si quieren pasense y lean.

Sino es así, hasta otra.

Acquaro



Real Friends|S.M|TERMINADA|Where stories live. Discover now