2. Sello perdurable

Start from the beginning
                                    

―¿Otros papeles para Deluxe?

―Las negocios nunca se acaban ―expresa tranquila.

―Depende el negocio ―me lo pienso.

―¿Qué tal... ―planea lo que va a decir ―¿"los negocios Ricoy nunca se acaban"? ―y así cambia la frase lo que provoca una risa en mí.

―Me gusta ―le guiño el ojo ―aunque la "presentadora" más ―refiriéndome a ella.

―Nuestra conversación es fluida aunque no nos vimos en un tiempo, interesante ―opina.

Me acerco a su rostro.

―Es que entre nosotros hay química que la distancia no puede romper.

―Para no querer algo conmigo, me coqueteas demasiado ―aclara aun estando alegre siguiendo el juego, así que aprovecho esa idea.

―Continuo esto ―nos señalo a ambos ―porque tú me lo sigues.

―¿Me estás culpando señor ruso?

―Jamás, yo soy todo un caballero ―finjo un drama exagerado y la hago reír nuevamente.

―No creo, pero todavía me debes la bebida ―sugiere.

―Nunca la olvide ―toco un mechón se sus cabellos oscuros ―. Creo que tú sí.

―¿Yo? ―levanta una ceja ―pero si entraste a mi casa y te tomaste lo que había en mi heladera ―se ríe.

―¡Tienes toda la razón! ―grito alegre ―¡Esta vez invito yo! ―le guiño el ojo y le agarro los papeles como aquella vez ―¡Ahora vuelvo! ―me retiro a dónde crista rápidamente.

―¡Espera! ―oigo su grito pero no me detengo.

Sarah

Esto es figurita repetida, me acaba de dejar con la palabra en la boca de nuevo ¿Qué pretende? De todas formas, ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué le sigo el juego otra vez? Esto va a terminar mal, pero bueno, seré optimista y continuare esto, ya lo empecé sin darme cuenta de todos modos.

Esta vez, al regresar, nos tomamos las bebidas como prometió y caminamos un rato por la plaza. Hoy no es su día libre como la otra vez, pero al parecer no le molesta pasarse del tiempo, yo sí debería irme, no vaya a ser que el gerente me mate. Ian no está en Luxury, porque tuvo que ir a un viaje de negocios, así que será imposible zafar con el gruñón de mi supervisor.

―Bueno, ya debo retirarme, el gerente va a matarme ―me río.

Sonríe amigable y aprovecha para tirar los vasos a un tacho cercano, luego se acerca hasta mi rostro sin previo aviso, lo que me sorprende e inquieta un poco, pero entonces me doy cuenta que me ha distraído, ya que tiene mi celular en sus manos.

―¿Cómo... ―exclamo impactada.

―Aquí va mi código secreto ―bromea y noto que ha intercambiado nuestros números, para luego devolvérmelo ―. Tenía la extraña sospecha que tenías contraseña, pero la adivine ―sonríe ampliamente.

―¡¿Eh?! ―me sobresalto y miro ―¡¡Me lo desbloqueaste, bórralo ahora!! ―exijo.

―También tenía la sospecha que no me darías tu numero si no hacía eso ―continua alegre ―. Me lo acabas de demostrar ―ríe otra vez ―aunque también lo hiciste cuando nos vimos ese otro día ¿no me perdonas? ―pide disculpas uniendo sus manos en un gesto cómico.

Frunzo el ceño, pero mi enojo se va rápido y cambio mi expresión a una sonrisa más tranquila.

―Lo dejare pasar, pero te estoy vigilando, ahora debo irme ―me giro pero me agarra del brazo y me acerca hasta él.

En un momento me estoy yendo y al otro mi boca se encuentra unida a la de él. Una bonita sensación por la cual le correspondo. Nuestras lenguas se juntan y mis brazos rodean su cuello mientras él me agarra de la cintura. Al separarse un poco de mis labios, puedo sentir su respiración tentadora que vuelve a llamarme a su tacto, entonces cuando me susurra quedo tiesa.

―Confía en mí.

Eso me fue directo al corazón, es como si leyera mi mente.

Los días siguientes nos estuvimos viendo más seguido. Como dijo él, hay química entre nosotros, nos complementamos. Es extraño esto, porque de una relación casual, paso a algo más serio. Aunque admito que en un principio no estaba tan convencida, fue tan natural la situación que ahora no hay dudas. 

Relatos Ricoy (Probando tus celos)Where stories live. Discover now