Prólogo

102 9 0
                                    

Ashton estaba perdido.

Cansada de cuidar de un veinteañero, así como de sus dos hermanos menores, su mamá lo había echado recientemente de su casa, lo cual le hacía sentir completa, absoluta y verdaderamente perdido.

Sólo se llevó una bolsa con ropa, dinero, su teléfono y un cargador a su viaje a ninguna parte. Ashton había decidido comenzar de cero e intentar olvidar el hecho de que estaba absolutamente aterrado frente al vasto mundo que tenía por delante.

Pero Ashton se sentía libre, incluso ingrávido, y eso fue lo que lo llevó a comprar un boleto de avión hacia la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

La tierra de las oportunidades, decían. Ashton sólo esperaba poder sobrevivir, pero si de alguna manera se volvía rico, entonces su madre se lo perdería.

Mientras camina a través de las abarrotadas calles de Nueva York, inhalando el humo y actuando como fumador pasivo, se sintió más pequeño de lo que jamás se había sentido. Sus ojos se encontraban con los de los demás en el mar de personas con diferentes destinos.

Unos llamativos ojos azules se encontraron con los avellanas, y por un momento Ashton no se sintió tan perdido.

Sintió algo.

Algo más que ansiedad y confusión.

Algo más que tristeza.

Pero el chico ojiazulado desapareció entre la multitud tan rápido como apareció, y Ashton estaba perdido una vez más.

Ashton estaba en una misión, una estúpida, estúpida misión que probablemente resultaría en nada, pero no le importaba lo más mínimo.

Iba a encontrar a ese chico, incluso si muriera en el intento.

Carafernalia -LashtonWhere stories live. Discover now