4.¿Desayunas?

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Supongo que con las caricias de Juanje me quedé dormida ya que no se como he llegado a mi cama, pero aquí estoy, metida en mi cama, descansada. Hacía tiempo que no dormía tanto y tan bien. Miré a mi alrededor, la mochila de Juanje seguía aquí, o se le había olvidado o seguía por aquí. Me levanté y me dirigí al comedor donde Axel hablaba con mi madre.

-Hola Virginia ¿Como estas? Juanje me dijo que te quedaste dormida y te llevó a la habitación.

-¿Cuando se fue? Hola Axel.

-Cuando llegué anoche estaba en tu habitación sentado en la silla mirándote. Parecía estar muy preocupado.

-Ah, vale, pues se ha dejado la mochila, ahora se le llevaré o le llamaré.

-Me dijo que cuando te despertaras que le avisara. Voy a llamarlo, ahora vengo.

-Vale.

-¿Cómo estas?-Axel por fin habló.

-Supongo que bien...

-Juanje se encargó de ti ayer, y por lo que me ha dicho tu madre se paso toda la tarde contigo, ¿y no te hizo nada?

-¿Qué me iba a hacer idiota?

-Pues yo te habría metido mano mientras dormías y lo sabes.

-Ya, pero tu eres tu, y él es él.

-Es un tío, es razón suficiente para meterte mano.

-Pues él no es así, es más caballeroso que tu.

-Venga ya, no es el príncipe que tu crees que es.

-La idea de los príncipes esta muy utilizada, buscate otra.

-¿Cómo cual?

Mi madre apareció por el pasillo, y Axel dejó de mirarme.

-Dicen que en diez minutos están aquí, así que voy a preparar unos creepes para todos.

Miré a mi madre y había un brillo conocido en su mirada, igual que cuando me partí el brazo izquierdo llamó a todos mis amigos para que me hicieran compañía o cuando me puse mala para ir a la excursión del zoo con el colegio y ella me llevó al poco tiempo.

-¿Qué has hecho mamá?

-Nada.

-Mamá...

-Quiero que estés alegre así que mientras más gente mejor.

Mi madre se quedó con Axel en la cocina preparando el desayuno y yo fui a mi cuarto a cambiarme de ropa. Nada más terminar de vestirme escuché la puerta de mi casa de abrirse y a gente corriendo en dirección a mi habitación. Se abrió la puerta y entraron mis amigas, todas me saltaron encima teniendome espachurrada contra el suelo.

-¿Como estas?

-Bien, estoy bien... ¿Porqué vais todas de negro?

En ese momento me de cuenta de que todas iban maquilladas y vestidas de negro de la cabeza a los pies.

-Vamos al velatorio de Nico, y tu también vienes porque los padre de Nico quieren una explicación de porque lo ayudaste.-contestó Rea.

-Vale... pues dejad que me cambie...

-No, no primero desayunamos que después nos tendremos que retocar-aportó África.

En fila india salimos de la habitación al comedor, la mesa estaba llena de comida, zumos, leche, nata y creepes en su mayoría. Mientras admiraba la mesa Juanje me abrazó por detrás, me encantaba que me abrazara por la espalda era a a vez sorprendente y agradable.

Sin Vuelta AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora